A 75 años de la derrota del fascismo por el Ejército Rojo, para no olvidar nunca
A 75 años de la derrota del fascismo por el Ejército Rojo, para no olvidar nunca
Por Juan Recabarren,
miembro del CC del PCM
Este 9 de mayo se cumplen ya 75 años de la derrota del fascismo por parte del Ejército Rojo tras la toma de Berlín y rendición de las hordas hitlerianas. Así concluía la campaña de liberación y de lucha tras la agresión nazi-fascista iniciada en 1941 con la invasión de la Alemania nazi contra la Unión soviética.
Si bien la Segunda Guerra Mundial había iniciado en 1939 con la invasión de la Alemania nazi a Polonia, el objetivo principal del cual surgió la barbarie fascista siempre fue contra el País de los Soviets; más allá de una confrontación con las potencias imperialistas: Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, desde finales de los años 20 y conforme el fascismo ascendía en el mundo –En Europa con la Italia fascista y en Alemania con el partido Nazi, así como en Asia con el Japón para los militaristas– los imperialistas en todo momento buscaban una confrontación y agresión contra el primer Estado obrero del mundo.
A lo largo de estos 75 años, y sobre todo a partir del triunfo de la contrarrevolución en la Unión Soviética como en los países socialistas de Europa, los burgueses han querido imponer la idea de que los verdaderos vencedores del fascismo fueron los Estados Unidos y Gran Bretaña, sin embargo, cabe señalar que el mayor peso y sufrimiento de la guerra fue soportado por el pueblo Soviético. Además del ímpetu y de los mitos de los historiadores burgueses de humanizar a las hordas fascistas e incluso poner una serie de falsedades sobre el Ejército Rojo y la guerra, queriendo incluso comparar los ideales del socialismo y el internacionalismo proletario con los de la barbarie, rapiña y muerte de la agresión fascista.
Las hazañas del pueblo soviético en defender su Patria a pesar de las adversidades deben quedar claro a las nuevas generaciones de la clase obrera, en las victorias que dieron el Ejercito Rojo cuando el avance y victoria de las hordas nazi fascistas sobre territorio de la URSS parecía inminente, hoy a 75 años de la victoria no deben olvidarse las batallas decisivas que frenaron los planes de aquella camarilla dirigida por Hitler, embriagada de las victorias en Europa y África. Batallas como la defensa y victoria del Ejercito Rojo a las puertas de Moscú; la lucha contra el bloqueo en Leningrado, Odessa, Sebastopol; la defensa heroica de Stalingrado, donde la suerte de la Wehrmacht cambió y fue clara su derrota; las batallas que siguieron e hicieron retroceder a los fascistas, como fue la batalla de Kursk, cambiaron el balance del conflicto. El curso de la guerra desmoronaría las intenciones del fascismo de Hitler en derrotar y destruir a la Unión Soviética. A partir de 1943 el Ejercito Rojo no se detendría hasta Berlín.
El Partido Comunista bolchevique de la Unión Soviética no solo dirigió la defensa de la Patria Socialista contra las hordas nazis fascistas; muchos de sus mejores cuadros partieron al combate; muchos ofrendarían sus vidas en los diferentes frentes, ya que donde se diese la lucha contra el invasor en las ciudades, en los pueblos ocupados, en los bosques y pantanos tras las líneas enemigas, la resistencia clandestina y armada del pueblo soviético fue dirigida por cuadros del Partido Comunista y el Komsomol (la juventud comunista).
La liberación de la Unión Soviética a partir de 1944 dio inicio a la liberación de los países europeos que se encontraban bajo la bota y opresión del fascismo alemán. El gran avance del Ejército Rojo, a partir de la ofensiva de la Operación Bragation, llevó a la liberación posterior de territorios de Polonia, Rumania, Bulgaria, Eslovaquia, los países bálticos; países donde hoy la contrarrevolución triunfante a partir de 1989 trata de borrar de su historia que fueron liberados por el Ejercito Rojo, e incluso llegar a negar el papel de las fuerzas antifascistas dirigidas por los Partidos Comunistas de los países ocupados, los cuales apoyaron al Ejército Rojo en expulsar a los nazi fascistas. La labor de los comunistas en los países ocupados en la lucha clandestina contra el fascismo no se debe olvidar, desde las redes de inteligencia en la Alemania nazi por grupos como la Orquesta Roja; los maquis y la resistencia en Francia; los Partigiani en Italia; los guerrilleros en Yugoslavia, Albania, Grecia; hasta los partisanos que se lanzaron a la insurrección nacional en Bulgaria, Eslovaquia, Rumania. Las redes internacionales clandestinas en los campos de concentración, dirigidas por comunistas; los prisioneros soviéticos que pudieron fugarse e integrarse a los grupos partisanos en diferentes partes de Europa; así como los trabajadores extranjeros en Alemania, que organizaban sabotajes a la industria militar. Aquellos camaradas fusilados, deportados, que si bien no lograron ver la victoria contribuyeron a ella.
Porque mientras las tropas anglo americanas avanzaban por la Alemania occidental sin gran resistencia, los diferentes frentes del Ejército Rojo que avanzaban hacia Berlín se encontraban con una resistencia encarnizada de los fascistas. Los dirigentes nazis buscaban una paz por separado con los angloamericanos para dejar de lado a la Unión Soviética, sin embargo el alto mando soviético hizo que se cercara la capital del Reich nazi-fascista, batalla definitiva en la cual demostró que el Ejército Rojo no se detendría hasta tener la rendición incondicional de la Alemania Nazi. La victoria sobe el fascismo del pueblo soviético libraba a mas de la mitad de Europa; donde posteriormente la clase obrera y las capas populares tomarían el poder para impedir que el sistema de opresión y explotación se mantuviera: Polonia, Bulgaria, Rumania, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, Albania. Hoy a 75 años debemos incluso romper las falsedades de querer poner tanto a la URSS como al Ejército Rojo en el papel de fuerzas de ocupación para imponer el socialismo, cuando el verdadero propósito de los gobiernos reaccionarios apoyados por los gobiernos angloamericanos era mantener el orden burgués y perdonar a los criminales fascistas.