El teletrabajo y las mujeres trabajadoras: “Receta” que conduce a mayores problemas y nuevos callejones sin salida
Fotografía: Internet*
El teletrabajo y las mujeres trabajadoras: “Receta” que conduce a mayores problemas y nuevos callejones sin salida**
De la redacción de Rizospastis, diario del Comité Central del Partido Comunista de Grecia-KKE
“En general, el teletrabajo ofrece una mayor flexibilidad en la organización del tiempo de trabajo y el equilibrio de la vida profesional y personal“… Lo anterior es declarado por la SΕΒ (Asociación de Empresas e industria), en su publicación reciente sobre el teletrabajo (denominado en inglés Home Office).
En un momento en que las condiciones de la pandemia han llevado a miles de trabajadores a trabajar desde casa, la argumentación de la representación patronal a favor de la implantación del trabajo desde el hogar no se limita a “proteger la salud pública ante el coronavirus“.
La situación actual se está utilizando como catalizador para la difusión de “una forma de organización del trabajo moderna y prometedora“, que “reduce los costos operativos” para las empresas, “mejora la capacidad de atraer personal cualificado y aumenta las oportunidades de empleo para grupos de población con acceso limitado” al mercado laboral (por ejemplo, personas con discapacidad, madres recientes, etc.).
El teletrabajo ha alcanzado una posición estable entre las formas de trabajo “flexibles” promovidas por los grupos empresariales, la UE y los gobiernos. “A pesar de las nuevas tendencias de trabajo y los desarrollos tecnológicos, la mayoría de los trabajadores en Europa todavía trabajan con jornada laboral fija y no hacen uso completo de las regulaciones laborales flexibles, como el teletrabajo, el horario de trabajo flexible y las horas de trabajo reducidas (a tiempo parcial)”, dijo la Comisión Europea en un comunicado sobre “El equilibrio entre la vida profesional y privada para los padres que trabajan” [COM (2017), 252].
A pesar de los esfuerzos por presentar el trabajo desde casa como una forma de organizar el trabajo que “se ajusta” a las mujeres y sus necesidades, la realidad es diferente. Como explican los trabajadores, miembros de sindicatos, que fueron entrevistados por el Rizospastis, el teletrabajo no sólo no resuelve los problemas a causa de los cuales se presenta como un remedio, sino que conduce a nuevos callejones sin salida.
“Instrucciones” para “delimitar” a los niños
Para los trabajadores en las empresas de auditoría, el trabajo en casa no es un fenómeno actual, sino una práctica relativamente común. “La mayoría de los compañeros, cuando regresan del trabajo se llevan a sus casas, además de su portátil, cualquier problema pendiente, reciben llamadas y mensajes, continúan trabajando durante horas después de haber terminado la jornada ordinaria de trabajo“, explica Anastasia Tsakiri, miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Auditores Contables de la Región de Ática y de la Federación Panhelénica de Contables.
Al mismo tiempo, las compañías del sector presentan el teletrabajo como una “facilitación” para los trabajadores, proporcionando, por ejemplo, a través de regulaciones internas, la capacidad de trabajar un día a la semana a distancia, mientras que para las trabajadoras, el teletrabajo se presenta como una solución “cómoda” especialmente durante el embarazo y el parto.
En el mundo actual donde el teletrabajo es una práctica generalizada, la cereza del pastel son los “consejos” e “instrucciones” que los trabajadores reciben de las empresas sobre cómo seguir siendo “productivos” y “eficientes” trabajando desde casa.
“Las instrucciones que dan y las sugerencias que hacen están totalmente fuera de la realidad, no tienen nada que ver con las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias“, comenta Anastasia. Entre otras cosas, los trabajadores deben “delimitar a sus familiares“, es decir, mantenerse aislado del resto de los miembros de su familia, incluidos los niños de todas las edades.
“No se puede simplemente cerrar la puerta de una habitación y trabajar en una casa donde hay niños“, enfatiza, “especialmente en las condiciones en que vivimos hoy, es decir, cuando los niños están continuamente encerrados en casa“. Por lo tanto, a las madres y a los padres en general se les pide dedicar tiempo a la actividad creativa con los niños más pequeños, ayudar a los chicos de edad escolar en sus estudios y a los estudiantes que se preparan para los exámenes.
Los estudiantes para poder asistir a las clases telemáticas o a distancia, utilizan el mismo ordenador con el cual trabajan sus padres, y las cosas se ponen aún más difíciles cuando ambos padres tienen que trabajar desde casa.
Al mismo tiempo, por supuesto, el teletrabajo se convierte en un ariete para el horario: “Cada día y cada hora acaba siendo potencialmente laboral y la disponibilidad de cada trabajador en cualquier momento se da por sentado“, señala y recuerda que la Asociación ya ha denunciado que las empresas han organizado “llamadas de conferencia” los domingos al mediodía.
Han llevado a casa la presión ejercida por la patronal
En cuanto a los trabajadores del centro de atención telefónica, el trabajo desde el hogar ha proporcionado una salida a la exposición a los peligros que plantea la aglomeración de cientos de personas que ocurre en estos centros de trabajo, pero ha creado una serie de callejones sin salida.
Como describe Electra Frantzis, miembro del Sindicato de los Trabajadores de Tecnologías de la Información y Telecomunicación de Attica (ΣΕΤΗΠ), el servicio al cliente, las llamadas y los registros se transfirieron a las casas de los trabajadores sin que se hiciera lo mismo con el equipo necesario.
“Muchos trabajadores, la mayoría de los que están en condición de ‘alquilados’, trabajan con su ordenador personal, con su propia conexión“, y como resultado a menudo se les exige que manejen resolver problemas técnicos. Además, trabajan sin equipo ergonómico en un sector donde los problemas musculoesqueléticos afectan a una gran cantidad de trabajadores, especialmente a las mujeres.
Junto con el trabajo, los trabajadores también llevan a su hogar la presión ejercida por el patrón en función de los “objetivos” que éste establece. “Estamos en casa pero tenemos que trabajar“, son las “recomendaciones” que reciben mientras que no faltan las recriminaciones cuando “los ritmos de trabajo no son productivos”; incluso hay medios de supervisión que las empresas han establecido, con cámaras en los ordenadores y modificaciones de los contratos, para prever la posibilidad de “controles” en los hogares de los trabajadores.
Las horas de trabajo se extienden, los descansos se omiten, las llamadas y los mensajes de los jefes continúan fuera de horas. El objetivo es borrar los límites entre las horas de trabajo y no trabajo, entre el horario de trabajo, las tareas domésticas y el ocio.
Además de lo anterior, las madres que trabajan afrontan las reprimendas del patrón, molesto por la presencia de niños en el hogar. Los trabajadores reciben mensajes para indicarles que “el lugar de trabajo debe estar aislado “; a una trabajadora “le llamaron la atención por el hecho de que durante una llamada se oían las voces de los niños “, y en general las exigencias de no oir “a los niños y los perros” (!) son frecuentes, explica E. Frantzi.
Frente a la pantalla, con los niños pegados a la madre trabajadora
“El teletrabajo no es una opción temporal para los trabajadores. Durante años, ha habido un intento de legitimarlo como una forma flexible de trabajo, en la mente de los trabajadores“, dice Argyro Gorogia, programadora y miembro de la Unión de Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones de Attica (ΣΕΤΗΠ).
Las empresas del sector lo anuncian como conveniencia y beneficio para los trabajadores, que pueden trabajar “desde donde quieran“, siempre y cuando “se cumpla con el trabajo“. Hoy, están llamados a trabajar desde casa para proteger la salud de ellos mismos y de sus familias. Sin embargo, se enfrentan a una serie de “efectos secundarios”.
“¿En casas de cuántos metros cuadrados vive la familia promedio? ¿Cuántas casas tienen espacio para un despacho?“, pregunta A. Gorogia, y concluye que las opciones de los trabajadores son limitar a los niños mayores en una habitación y trabajar en otra.
Sin embargo, esta opción no existe cuando los niños son pequeños. “Es imposible estar en un lugar separado de los niños cuando son bebés, niños o en los primeros grados de la escuela primaria. No es suficiente con “echarles un ojo”, sino que al mismo tiempo hay que cuidar su nutrición, atención y su entretenimiento creativo“, y las cosas se vuelven aún más difíciles cuando un niño se enferma.
De este modo, tanto en términos de cuarentena como de normalidad, “la imagen de la madre trabajadora en el hogar es la imagen de una mujer con la pantalla frente a ella y los niños pegados a sus pies para llamar su atención“.
“Incluso cuando la patronal cultiva una atmósfera supuestamente relajante, ‘hogareña’, y se burla de la situación cuando, por ejemplo, en reuniones a distancia se escuchan las voces de los niños, la carga de trabajo y los plazos para entregar los proyectos cambian poco o nada“, apunta. La ‘comprensión’ se esfuma ante los horarios y fechas límite, y como resultado, el trabajo desde casa es un trabajo sin horario.
Las empresas del sector emprenden una serie de iniciativas, organizan reuniones y campañas centradas en el “empoderamiento” de las mujeres. Al mismo tiempo, sin embargo, están regateando incluso con el permiso de maternidad y el horario reducido.
“Las trabajadoras en estas circunstancias difíciles no deben aceptar rebajas en sus derechos, ni deben compartir las angustias de la patronal. Por el contrario, deben fortalecer sus exigencias por los derechos contemporáneos e igual participación en el trabajo“, concluye.
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** Traducción: Mercedes Roldán Luceno.