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En el regreso a las escuelas; La tarea de la clase obrera y los trabajadores es romper con la tendencia desmovilizadora, patrocinada por el gobierno y sus colaboradores

 

Por: Alfredo Valles

 

El actual gobierno federal busca imponer el regreso a clases presenciales de la misma forma que su antecesor, encabezado por Enrique Peña Nieto, impuso la Reforma Educativa a pesar de las huelgas y protestas de 2015-2016. En parte, apoyado en el consenso favorable a ello entre distintas fuerzas de la burguesía y que resuena en sectores de trabajadores y capas populares; en tal consenso destacan Morena y sus aliados, Movimiento Ciudadano, Mexicanos Primero, co-fundado por Claudio X González; la Unión Nacional de Padres de Familia, el Consejo Coordinador Empresarial, la Coparmex, así como el PRI, PAN y PRD, aunque estos al modo de Morena cuando aún no era gobierno: con críticas verbales, para poder captar votos a su favor.

Es cierto, ahora la Policía Federal no está reprimiendo físicamente, pero eso se debe sobre todo porque, aunque exista inconformidad e inquietud, prácticamente no hay insumisión organizada contra la decisión de regresar a las escuelas a toda costa y sin parar en los percances contra los trabajadores y sus familias. A pesar de esto, el análisis cambia cuando tomamos en cuenta en que ahora hay miles de soldados, marinos y miembros de la Guardia Nacional repartidos por todo el país, sumados a las policías locales y estatales, listos para reprimir si el consenso se quiebra, la demagogia resulta insuficiente y emerge una lucha firme. Si vemos bien, la lucha entre las clases sociales no ha cesado, sólo ha cambiado su apariencia temporalmente.

¿En qué condiciones la burguesía ha decidido el retorno a las aulas? Oficialmente el país ha llegado a más de 3 millones de personas fallecidas, arriba de 250 mil contagios y entre estos 150 mil activos. Siendo, en el mundo, el cuarto país con mayor número de defunciones. En las últimas semanas, el impacto de la pandemia por covid-19 se ha recrudecido. Si bien desde la 4T se insiste en una reducción de la cifra de muertes, en realidad ésta se elevó en un 23% en comparación con su pico anterior; y cuando, en las últimas semanas, el número de contagios han sobrepasado los límites ocurridos en la segunda ola y superado la cantidad de 20 mil diarios, 28 mil el 18 de agosto. De 35 estados, 7 se encuentran en color rojo, 15 y 7 en dudoso naranja y amarillo. El covid-19, en su variante delta, azota los estados industriales y del suroeste del país.

Andrés Manuel López Obrador y sus funcionarios, a tono con el consenso a que la burguesía llegó en su interior y promueve fuera de su propia clase, insisten en que los perjuicios en la niñez y la adolescencia son nulos o mínimos. Los datos de la realidad son otros: fuentes indican que a la fecha 63 mil 182 menores de edad se han contagiado, 4,055 de ellos en apenas la primera quincena de agosto, falleciendo alrededor de 623; sólo en Ciudad de México, entre junio y agosto, los casos en menores subieron en un 401%, en parte por la potencia de la variante Delta y la falta de vacunación. ¡Y todo esto sin la circulación masiva que representan las clases presenciales! Al profundizar en el tema se puede ver que las declaraciones del gobierno federal, portavoz de los grandes capitalistas, sólo manifiestan las ambiciones de éstos sin prestar atención a las consecuencias actuales y futuras en la población. Datos del propio INEGI subrayan que el covid-19 es la séptima causa de muerte en menores de 5 años; la octava en niños de 5 a 9; la novena entre las edades de 10 a 14 y; la sexta causa de muerte en jóvenes de 15 a 24 años.

Un factor que contribuye a paralizar a los trabajadores es su grado de confianza en el actual gobierno. Cuando AMLO ataca constantemente a la prensa burguesa (El Universal, Reforma, etc.), lo hace para defender sus propios puntos de vista burgueses, pero también para machacar en el pueblo la idea de que sólo él es portador de la verdad y de que no habrá consecuencias negativas debido a sus decisiones. Los trabajadores pueden pensar es preferible el mal menor que significa AMLO y Morena, en comparación con los gobiernos del PRI, PAN, etc., pero lo que pierden de vista es que la burguesía usa la confianza en este gobierno, hábil en el arte de engañar, para imponer sus propósitos sin la menor oposición efectiva en su contra.

La oposición obrera y popular al rumbo que en el país marca la burguesía, a través de sus partidos y su gobierno federal, es desactivada porque sus organizaciones sociales o sindicales han vinculado a sus miembros en un pacto, en un compromiso, no sólo con la 4T sino con los designios de los monopolios. Al comprar la mentira de que es posible que el actual gobierno sirva por igual a “ricos y pobres”, se omite que el regreso a las escuelas obedece el mandato de los grandes industriales y monopolios; sean estos del sector del calzado, del vestido o de las papelerías. Que al gobierno no le preocupa la salud y la vida obrera, sino las afectaciones futuras a los monopolios, que necesitan fuerza de trabajo joven con cierta preparación escolar subsidiada con becas y a lo cual en ningún sentido contribuye la enorme deserción escolar. Que abriendo las escuelas, se reactiva toda la economía, todo el comercio, y se favorece la ganancia.

El segundo gran motivo que permite a la burguesía imponerse a obreros y sectores populares en el tema del regreso a las escuelas es la desmovilización absoluta de aquellos en su propio beneficio. Cuando el gran sindicato nacional, SNTE, llama a labores sin chistar, abre senda, pero no es el único en el afán relativo a ciertos resultados. Las antiguas corrientes sindicales y liderazgos que encabezaban huelgas o protestas, hoy se contentan con criticar apasionadamente la decisión del regreso a las aulas, la falta de vacunación o la cancelación de las escuelas de tiempo completo, pero de ahí no pasan. Si vemos con atención, aun con intenciones distintas, tampoco van más allá de las críticas del PRI, PAN y PRD. Y dado que no se deciden a ser una alternativa para luchar por un regreso a las escuelas en condiciones favorables para los trabajadores y sus familias, aprietan también la pinza de la desmovilización, afianzan la parálisis obrera y popular. El camino para la ganancia queda despejado, y la inconformidad vulnerable.

El Partido Comunista de México afirmó durante las elecciones de 2018 que la burguesía podía elegir, por un lado, a la coalición de Morena, o por otro lado, a las coaliciones del PAN o PRI, pero que la primera permitía apagar la insumisión por completo, aparentar una transformación que hablando de los pobres actuará 100% como un gobierno de los monopolios. El PCM no se equivocó. El regreso a las escuelas es el sinónimo en 2021 de la vergonzosa, y vigente, reforma educativa. Para que la clase obrera y los trabajadores logren victorias requieren derrotar la tendencia hegemónica de la desmovilización que se le ha impuesto, recobrar la determinación de luchar, reconocer y romper con la ideología y la costumbre de colaborar con la burguesía a través de converger con su gobierno en turno, así como recuperar sus organizaciones procurando que en última instancia sus acciones sean siempre en su propio interés de clase.

 

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