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Abuso policial y falta de justicia

 

Por: Simón May

El pasado lunes 16 de agosto se llevó a cabo una rueda de prensa sobre el caso de José Eduardo, en la que participó David Dorantes Cabrera, abogado defensor de los policías implicados. En la misma, alegó, como anteriormente ya había mencionado, que “se deben y tienen que agotar todas las líneas de investigación”. Ahora se puede hacer notorio que la recuperación reiterada de cada vez más pruebas y la falta de una dirección clara en la investigación, realmente apunta a otro intento desesperado por evitar que se culpe a la Policía municipal; ahora dirigiendo la culpa a la propia víctima José Eduardo Ravelo, por supuestamente haber causado sus propias lesiones.

Resalta que el video en el que se muestra la llegada del joven a las instalaciones de la policía después de su detención fue una prueba clave para esta decisión, aun cuando anteriormente se mencionó que el jurado tomó para el fallo de no vinculación a proceso todas las pruebas conjuntamente.

Sobre la apertura de aquellas también cabe preguntar si también esta intención va dirigida a desviar la investigación de cualquier otro cuerpo policial, debido a que se señaló que las descripciones que dio la víctima en su declaración no consisten con la descripción del uniforme de la Policía municipal pero tampoco se da alguna información de a quién podría pertenecer. Esta es una buena excusa para simplemente cerrar esa línea de investigación con el pretexto de esperar más pruebas, como ha señalado el juez anteriormente.

En este mismo video se puede observar el trato que se le da al joven desde encima de la patrulla para bajarlo y meterlo en las instalaciones de forma agresiva, arrastrándolo en ambos casos. A pesar de que, debido al ángulo de grabación, no se puede ver completamente lo que ocurre, sí se observa un forcejeo hasta que el joven cae y es sometido en el piso. También se puede destacar que, en lugar de ser trasladado a un centro médico para que se le atienda, los policías deciden poner una rodilla sobre sus costillas, lo cual lo deja inconsciente; según, como una maniobra para evitar lesiones. También se dijo que pudo haberse hecho daño con su misma ropa y que es por esto que no la portaba.

El abogado señaló que en este video los moretones observados en el cuerpo del joven fueron causados por movimientos suyos, al rodar en la calle e intentar esconderse. También indicó que estas lesiones no eran causadas por los policías, como indican acusaciones “tendenciosas” según el abogado, quien busca desmentir la existencia de abuso policial en el caso. Pero no dijo que lo realmente tendencioso es proclamar y difundir la idea de que el agredido estaba causando desorden público.

Al parecer, ahora toca tragarnos el supuesto hecho de que podemos quedar heridos de gravedad con moretones que cubran nuestro cuerpo de los pies hasta los brazos por rodar tan duro en la calle, y las insistencias acerca de que no hay negligencia al no remitir a José Eduardo a un hospital público para ser atendido pese a las lesiones.

Es claro que la intención detrás de todo esto no es desvincular a los acusados a través de pruebas que demuestren que ellos no tuvieron que ver, sino que es otra, extremadamente diferente: es intentar justificar el abuso de poder, señalando que pudo haber, si acaso, “fuerza excesiva”. Además, la forma en que se pretende deslindar a cualquier elemento policíaco es asegurar que no tuvieron parte en los hechos señalados. También se da a entender que las lesiones de gravedad pudieron haber ocurrido entre el tiempo de que salió de la cárcel hasta su llegada al hospital.

La revictimización en este caso se hace palpable, aun cuando no sea el objetivo principal, al notarse una obstrucción de la justicia con la difusión de acusaciones, tales como las heridas supuestamente autoproducidas en el intento por esconderse bajo coches, y la presunción de que José Eduardo estaba bajo los efectos de las drogas y que por ello tuvo que ser “cuidado”. Por otro lado, se mira así el cómo dependiendo de la situación se invoca a conveniencia el consumo de estas sustancias.

El reconocer que la Policía municipal de Mérida comete sistemáticamente abuso de poder significaría tener que cambiar los protocolos y el sistema en el que ésta se maneja hasta ahora. Sólo refiriéndonos a que hay indicios de que la policía cuenta en Mérida con tratos con cárteles podemos vislumbrar a quien realmente sirven los cuerpos policíacos: a la clase capitalista.

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