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La USICAMM y Carrera Magisterial: promotoras de la desigualdad salarial en el magisterio

 

Por: Lautaro Hernández

 

La unidad del sistema para la carrera de las maestras y maestros USICAMM, al igual que la anteriormente denominada Carrera Magisterial, surgieron como organismos del gobierno para mejorar el salario de los maestros de México, regular las plazas y ascensos en cargos de dirección para el caso de la USICAMMM.

Sin embargo ambos sistemas han sido un pretexto y una estrategia del gobierno para no pagarles un sueldo digno a todos los trabajadores de la educación; actualmente el sueldo base de un maestro a la quincena es de 4600 pesos, que comparado con los de otros profesionistas en distintos rubros, un licenciado en derecho o en administración,  estos últimos siempre son superiores. México es uno de los países en donde los trabajadores de la educación perciben los salarios más bajos, en donde más desigualdad y mayor categorización salarial existe, pues hay trabajadores frente a grupo escolar que perciben entre 30,000 y 50,000 pesos mensuales o que en el caso de directivos y otros cargos de jefatura los sueldos llegan hasta los 70,000 pesos al mes al participar de estos programas. Así se conserva y fomenta grandes brechas entre los ingresos salariales de los trabajadores de la educación en el país.

Para que un maestro pueda acceder a un mejor salario se ve obligado a someterse a estos programas, y en la actualidad en particular a la USICAMM. Este consiste en una serie de exámenes de conocimientos y experiencia laboral, al tiempo que se toman en cuenta otros factores como la antigüedad y la preparación profesional gestionada a través de un sistema de puntaje anual. Este tipo de programas están diseñados en plataformas electrónicas con muchas deficiencias técnicas, de tal manera que es muy difícil lograr el puntaje requerido para obtener un mejor salario. Parte de los problemas son un exceso de material de estudio para los trabajadores o el incumplimiento de fechas programadas para actividades, etc. Obstáculo tras obstáculo, los maestros y trabajadores de la educación son sometidos a un alto grado de estrés, por lo que algunos desisten de participar en este tipo de programas o bien, en otros casos, se descuida la labor docente en el aula al supeditarse a estos procesos.

La USICAMM, como anteriormente la denominada Carrera Magisterial, por el hecho de aumentar el salario de los maestros que participan en este programa no garantiza que aquellos sean mejores trabajadores, que se desempeñen mejor en aulas o cargos de dirección. Por otro lado, no existe transparencia en este proceso, ya que maestros participantes no pueden acceder a, por ejemplo, una revisión de exámenes para verificar los puntos logrados, ya que sólo se publica una lista con los nombres de los trabajadores que alcanzaron ya sea un mayor nivel salarial, un cargo de dirección o una plaza base. El tema de las nuevas plazas exhibe que continúa la corrupción en el sistema educativo, ahora también por medio de la USICAMM, no obstante el programa fue justificado bajo el propósito de precisamente eliminar la corrupción en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Lejos de ser un programa para la mejora salarial y de las condiciones de trabajo tanto de maestros como de maestras en México, programas del tipo de USICAMM promueven la desigualdad y una mayor categorización de los trabajadores de la educación. Con USICAMM, como con Carrera Magisterial, predominan en el sistema educativo, trabajadores de la educación de primera, segunda o tercera categoría. Apoyado en el diferente nivel adquisitivo entre los maestros, así como en la existencia de estos programas, el gobierno actual se escuda a sí mismo para no realizar un adecuado incremento general de salario para todos los trabajadores de la educación, para rechazar el mejoramiento general de sus condiciones de vida. Puede decirse que sólo el 30% de los trabajadores de la educación logran participar en programas como USICAMM, mientras que el 70% restante continúa en las mismas condiciones laborales. Este tipo de programas divide al sindicato, coloca a los trabajadores en una carrera solitaria por su éxito personal, enfrenta a unos con otros, evita su movilización de conjunto por sus derechos laborales. Y, al contrario de lo que dice pensar el Presidente de la República, promueve desde el gobierno un aspiracionismo capitalista, individualista, egoísta y ambicioso, desinteresado de las circunstancias del resto de sus compañeros de labor y sindicato.

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