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Entre la hoz y el martillo

 

Por: Pavel Blanco Cabrera,
Primer Secretario del CC del PCM

 

Hace tres años –en Agosto del 2018- se realizó el VI Congreso del PCM; fue la comprobación de que el Nuevo Paso adoptado en 2010-2011 era correcto, pues llegamos fortalecidos en todos los aspectos. En primer lugar la identidad comunista basada en criterios clasistas, revolucionarios e internacionalistas, en segundo un Programa contemporáneo basado en el desenvolvimiento actual del capitalismo y la lucha de clases, así como las tareas del proletariado para la Revolución Socialista; y en tercer lugar una táctica sustentada en una alianza social, es decir no una alianza de fuerzas políticas, sino la unidad de la clase obrera y los sectores populares con una orientación por el derrocamiento del capitalismo.

El próximo año 2022, o inicios del 2023 de acuerdo al plazo que fijan sus estatutos, el Partido Comunista llevará adelante su VII Congreso, que no es una simple formalidad, sino un eslabón más del proceso revolucionario para la toma del poder por parte de la clase obrera. Sin dejar de lado su actividad en estas condiciones complejas del Covid-19, a pesar de bajas sensibles por esta trágica pandemia, se constatará que nuestras fuerzas desde un punto de vista orgánico están intactas y que se han acrecentado.

El PCM ha expresado sin titubeos su solidaridad con Cuba frente al asalto contrarrevolucionario del 11 de Julio. De ello no deben existir dudas, como parte de la solidaridad de los comunistas con los pueblos que luchan y resisten. Ahora bien, no cerramos los ojos a que además de los empeños del imperialismo, del bloqueo y de sus agentes directos actuando en territorio cubano, una parte de la base de las movilizaciones, que buscan destruir las conquistas de la Revolución, tiene su origen en la promoción de relaciones mercantiles que socaba las conquistas socialistas. Esa es una lección de la contrarrevolución que derrocó temporalmente la construcción socialista en la URSS hace 30 años. Este mercantilismo es parte de las reformas para la “actualización del modelo socialista cubano” puestas en marcha en la última década, ajenas a la planificación de la economía. Estamos por supuesto atentos, pero es una lección que no soslayamos: relaciones socialistas y relaciones mercantiles son incompatibles.

Hay una lección inmediata de los retrocesos de Obrador en las elecciones y en la consulta “popular”: el desgaste de la labor gubernamental de la socialdemocracia es base para su pérdida de apoyo, y el que éste no se posicione a favor de fuerzas reaccionarias depende en gran medida de la propia actividad del PC. Por tanto, tenemos que agudizar la confrontación ideológica y política en general contra el capitalismo y las diversas variantes para su gestión gubernamental, y contra la socialdemocracia que es la que en concreto hasta el 2024 administra el poder estatal en México.

Sin la candidatura de Obrador, y con el peso de un mal sexenio, la socialdemocracia tendrá dificultades para las siguientes elecciones, y abrirá una gran presión contra los comunistas y otras fuerzas que no se han subordinado, adjudicándonos responsabilidad ante un eventual regreso del PRI o PAN a la Presidencia. Lo que es absolutamente falso, pues lo que es evidente es que MORENA, PRI o PAN son fachadas de un mismo cuerpo. En toda esta lucha, perfeccionar nuestras posiciones ideológicas es una necesidad vital.

 

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