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Los Obreros, Entre El Ludismo Moderno Y La Conciencia De Clase

Foto tomada de internet

 

 

Por: Arturo Lizares

Como preludio a este artículo es necesario entender el término ‘Ludismo’ del cual trataré de realizar una descripción breve y concisa, siempre con el riesgo de exponer una definición somera que justifico debido a que solamente se tomará como un referente histórico. El Ludismo fue un movimiento social que se remonta a la primera mitad del siglo XIX, se desarrolló principalmente en Inglaterra al mismo tiempo que la industrialización y se caracterizó por la oposición (inicialmente) de la introducción de maquinaria moderna en los procesos productivos esencialmente en la industria textil; posteriormente esta oposición desembocaría en la destrucción de la maquinaria por los obreros que se sentían reemplazados por estos artefactos; a pesar de que los procesos se mecanizaron y que varios obreros fueron despedidos o les fueron reducidos los salarios, no solamente fue la sustitución “hombre por máquina” el motivo de esa rabia, sino que las condiciones laborales y sociales de los obreros eran profundamente denigrantes lo cual sirvió como catalizador para darle fuerza a este movimiento; se considera al Ludismo como la fase embrionaria de los movimientos obreros posteriores, aunque éste carecía de una ideología política y correcta organización, dejaba entrever un “sentimiento de odio” en contra del patrono y una lucha por parte del proletariado para obtener mejores condiciones de vida.

Dicho lo anterior, acuñaré el concepto “Ludismo moderno” (no confundir con neoludismo) y me atreveré a contextualizarlo dentro de las condiciones que hoy se viven en las fábricas. En la actualidad es obvio que la situación en la cual los obreros desarrollan sus actividades dentro de los centros de trabajo es por demás precaria, sin embargo, no me detendré a enumerar los atropellos que las patronales lanzan en contra de nuestra clase, sino más bien, en cuáles son las reacciones de los trabajadores ante dichas tropelías; ¿Cuál es la respuesta inmediata de un obrero ante, por ejemplo, la negativa de la patronal al pago de horas extras cuando las mismas ya se trabajaron? ¿Cómo reacciona un trabajador después de que se le ha bajado el salario o suprimido prestaciones con el pretexto de la actual pandemia?, naturalmente será un sentimiento de ira, inicialmente dirigido al jefe inmediato, sin embargo, el reclamo vendrá precisamente a la persona física y no a la institución, además que esto generalmente ocurre sólo cuando el trabajador se ve afectado en el salario (con esto no pretendo minimizar la cuestión económica puesto que es el recurso para solventar las necesidades básicas, pero lo menciono para tomar el pulso de la situación economicista y poco politizada en la cual se encuentran los obreros, a pesar de que existen infinidad de agresiones por parte del patrón que no necesariamente se reflejan en la afectación al salario). Después de que el obrero se haya enfrentado a un laberinto burocrático, quizá, si el patrón así lo decide y en el mejor de los casos, se accederá a realizar el pago o parte de éste como si fuese una dádiva de la empresa y no como un derecho del trabajador. Todo este tortuoso camino desemboca en un “sentimiento de odio” o frustración que al obrero apremia al estar atrapado entre aceptar las condiciones perniciosas que le ha impuesto el patrón o verse arrojado a la calle y formar parte del ejercito industrial de reserva.

En muchas ocasiones para reparar estos agravios los obreros optan por lo que denomino “Ludismo moderno” lo cual no son más que acciones directas como: vandalizar las instalaciones donde desarrollan sus actividades (daños deliberados a la infraestructura o a la producción), prolongar tiempos muertos (si el ritmo de trabajo así lo permite), o incluso la sustracción de herramienta o producto; lo anterior si lo valoramos con un “ojo justiciero” podría aceptarse ya sea como catarsis o como una apropiación de lo que por derecho el trabajador ha ganado, no obstante, las patronales siempre condenarán dichos actos y respaldados por la ley (ley burguesa) tendrán más argumentos para de nuevo, golpear a la clase trabajadora. El cometer este tipo de acciones más allá de un posible y minúsculo beneficio en lo individual, se vuelve un lastre para la batalla en pos de los derechos laborales. Por lo anterior exhorto a los compañeros a que ese furor no se quede contenido, mucho menos que se instale en una fase primitiva de “Ludismo moderno” sino que evolucione en la búsqueda de información para lograr una lucha organizada y consciente que en un futuro no sólo otorgue beneficios inmediatos, sino que perdure en una participación enérgica y protagónica del proletariado dentro de las fábricas.

 

 

 

 

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