RESOLUCIÓN DEL COMITÉ CENTRAL DEL KKE SOBRE LA GUERRA IMPERIALISTA EN UCRANIA
1. El KKE, desde el primer momento, condenó la invasión rusa en Ucrania y expresó su solidaridad con el pueblo de Ucrania.
El pueblo ucraniano lleva al menos una década pagando los antagonismos y las intervenciones por el reparto de mercados y esferas de influencia entre EE.UU, la OTAN y la UE, y la estrategia de “ampliación euroatlántica”, por un lado, y por otro, la estrategia de la Federación Rusa capitalista para sus propios planes de explotación contra los pueblos, para fortalecer sus propias coaliciones imperialistas (Unión Económica Euroasiática, Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) en la región de la antigua URSS.
La intervención militar de Rusia, de hecho, marca el inicio formal de una guerra preparada por el material combustible acumulado a lo largo del tiempo. En su centro está el reparto de la riqueza mineral, la energía, la tierra y la mano de obra, los oleoductos y las redes de transporte de mercancías, los pilares geopolíticos, las cuotas de mercado.
Durante años, EE.UU, la OTAN y la UE han estado tramando y promoviendo el cerco económico, político y militar de Rusia, interviniendo, transfiriendo poderosas fuerzas militares y estableciendo bases de muerte, echando más leña al fuego.
Desde la disolución del Pacto de Varsovia, la OTAN no sólo no se ha desmantelado ni reducido, sino que se ha ido ampliando, incorporando en sus filas otros países de Europa del Este y antiguas repúblicas soviéticas. Está instalando fuerzas militares, bases y armas modernas en varios puntos alrededor de Rusia. Desde hace años existen planes de guerra y ejercicios militares en el Mar del Norte, Europa del Este, el Mar Negro y el Mar Báltico apuntando a Rusia.
Estos últimos acontecimientos son el último episodio de un largo enfrentamiento sobre Ucrania. También implica fuertes rivalidades dentro de la burguesía ucraniana, formada tras el derrocamiento del socialismo, sobre si el país debe unirse a una u otra alianza imperialista. En el contexto de esta confrontación, por un lado, EE.UU, la OTAN y la UE apoyaron y organizaron junto con parte de la burguesía ucraniana la “Revolución Naranja” de 2004 y el sangriento golpe de Estado de 2014, utilizando y apoyando a las fuerzas fascistas de extrema derecha con el objetivo de establecer un régimen que les fuera favorable. Por otro lado, Rusia procedió a quitarle a Ucrania partes de su territorio, anexionando Crimea y fortaleciendo a los separatistas rusο-hablantes en las regiones del Donbás para sus propios intereses, cuya entidad gubernamental reconoció poco antes de la intervención rusa.
2. Estos acontecimientos, 30 años después del derrocamiento del socialismo y de la disolución de la URSS, son una prueba trágica y viva del retroceso histórico que se produjo a principios de los años 90. Este retroceso histórico mundial para los pueblos de allí, pero también para la clase obrera y las fuerzas populares de todo el mundo, ha abierto la caja de Pandora.
El KKE había evaluado y se ha confirmado trágicamente que el dominio del capitalismo, entre otras cosas, traería consigo el desmembramiento de los pueblos y los estados, como ocurrió en Yugoslavia, en Checoslovaquia, debido a la competencia de las clases burguesas por el control de los mercados, las materias primas, las posiciones geoestratégicas, las rutas de transporte.
A través de este proceso de contrarrevolución, se formaron las clases burguesas, los capitalistas que surgieron en el curso de la restauración capitalista, robando los resultados de décadas de trabajo del pueblo soviético unido. Estos capitalistas se expresan en los gobiernos de Putin en Rusia y de Zelenski en Ucrania. Por eso, además, a pesar de sus diferencias y rivalidades, se reúnen en el anticomunismo, en la falsificación de la historia y en la difamación de la Unión Soviética, en el refuerzo del nacionalismo (ruso y ucraniano) y ocultan los intereses comunes de los trabajadores y los pueblos. La invocación del antifascismo por parte de la Rusia capitalista actual, para promover sus planes geopolíticos en la región, es un pretexto, explotando el fuerte sentimiento antifascista de los rusos y de todos los pueblos, que pagaron con millones de muertos la lucha contra la ocupación y la atrocidad fascista-nazi alemana. No olvidemos que la propia Rusia capitalista, que hoy lidera el anticomunismo, mantiene relaciones amistosas con formaciones de extrema derecha en muchos países, y el liderazgo ruso ensalza públicamente a los ideólogos del fascismo ruso. Pero al mismo tiempo, no olvidamos que en 2014, en Ucrania, con el apoyo de la OTAN y la UE, actuaron fuerzas fascistas – de extrema derecha, organizando pogromos de violencia y terrorismo, asesinatos, masacres como la de Odessa donde atacaron el edificio de los sindicatos con más de 100 sindicalistas muertos. Se trata de fuerzas que ahora están integradas en el aparato estatal ucraniano y que participan en crímenes en las regiones de habla rusa y contra expatriados griegos.
Los pueblos de Ucrania y Rusia, al igual que los demás pueblos de la región, llevaron 70 años viviendo y luchando juntos, ganaron, establecieron su propio poder, lucharon contra las intervenciones imperialistas, avanzaron bajo las relaciones de propiedad social para cultivar la tierra, desarrollar las fábricas, la riqueza de su subsuelo y sus aguas. Confrontaron el odio y la guerra de los antiguos explotadores que sabotearon los pasos del poder soviético, progresaron juntos en el marco del socialismo, lucharon juntos contra el nazismo-fascismo, el imperialismo alemán. La histeria nacionalista de los gritos de guerra no debe oscurecer la memoria colectiva de los dos pueblos, que vivieron durante décadas como hermanos.
30 años después del derrocamiento del socialismo y de la disolución de la Unión Soviética, todos los que lo celebraban prometiendo un mundo de paz, seguridad, libertad y justicia han sido desmentidos de forma clamorosa. Su mundo, el famoso “mundo de los valores occidentales” es el mundo de la barbarie, de la explotación, de la guerra y de los refugiados, de las crisis económicas, de los cientos de miles de víctimas de las pandemias o de las intervenciones militares, es el mundo de los monstruos, del capitalismo. A este mundo pertenecen Biden, Solts, Putin y Zelenski y tantos otros, “autoritarios” y “demócratas”, todos ellos defensores de la libertad de unos pocos para determinar el destino de los muchos, y representantes de aspectos diferentes de la dictadura del capital.
3. La guerra imperialista que se libra hoy en Ucrania no es más que un eslabón más de esta sangrienta cadena de guerras y rivalidades, que se han intensificado especialmente a partir de 1991, perdiendo su anterior manto ideológico como supuesta defensa del “mundo libre occidental” frente al “totalitarismo comunista”. La novedad es que ahora se expanden de nuevo en suelo europeo, ya que no hay escudo socialista.
No olvidamos las guerras en Yugoslavia desde principios de los años 90, que comenzaron con el sellode aprobación de la Unión Europea y llevaron a la intervención de la OTAN en 1999 con la disolución y fragmentación definitiva del país. Los pretextos entonces, utilizados por la OTAN y la UE, son los mismos que utiliza Rusia para su propia intervención militar, la “protección contra la limpieza étnica” y el “derecho a la autodeterminación”. Las heridas en los Balcanes siguen abiertas y el riesgo de que se produzcan nuevos brotes y enfrentamientos sigue siendo alto.
No olvidamos las intervenciones y guerras imperialistas en nuestra vecindad, en Oriente Medio y en el Norte de África, en Irak, Siria, Libia y Afganistán, la ocupación israelí continua de Palestina. Estados Unidos, la OTAN y sus aliados han arrastrado a los pueblos a guerras civiles, han desencadenado conflictos étnicos y religiosos, han intervenido militarmente, han establecido ejércitos de ocupación siempre en nombre de la “democracia” y la “libertad”, han llevado a países enteros al caos, han alimentado y fortalecido a las fuerzas reaccionarias, a los yihadistas y otros.
No podemos olvidar la invasión y ocupación turca de Chipre desde 1974, que se llevó a cabo con el respaldo de EE.UU. y la OTAN, el crimen continuo contra el pueblo chipriota y los diversos planes de inspiración de la OTAN, que todos estos años han estado “empujando” hacia la partición.
El “revisionismo”, el cuestionamiento de los derechos de soberanía, el rediseño de las fronteras, la disolución de los Estados no es una prerrogativa de un centro imperialista u otro. Todos ellos revisan los tratados internacionales, desafían las fronteras e intervienen militarmente con diversos pretextos cuando sus propios intereses lo exigen. La competencia entre los centros imperialistas es la base del “revisionismo”. Incluso violan ciertas disposiciones formales del derecho internacional, fruto de la influencia de los Estados socialistas tras la Segunda Guerra Mundial. Está ampliamente demostrado que el verdadero Derecho Internacional es el “Derecho del poderoso”, el Derecho de quien tiene el poder económico, político, militar para imponer sus intereses. Incluso sus representantes lo admiten, obligados a apoyar a uno u otro bando, señalando ambigüedades y vaguedades. Las percepciones que sostienen que en el mundo capitalista contemporáneo puede haber un mundo pacífico con otra “arquitectura internacional”, una “OTAN sin armamentos agresivos”, una “UE pacífica” o un “mundo multipolar creativo” son irreales y son venda en los ojos de los pueblos.
4. La UE no es “silenciosa”y”ajena” a los acontecimientos, sino que lleva años participando activamente en las intervenciones imperialistas y, en este caso, en el plan para cercar a Rusia. Es cómplice del actual drama de los pueblos en Ucrania. Las contradicciones en el interior del país durante los últimos años con respecto a su actitud hacia Rusia reflejan los diferentes objetivos y prioridades de la burguesía de cada país, conciernen los fuertes vínculos económicos con Rusia, especialmente en sectores como la energía. La formación de una postura unida frente a Rusia después del inicio de la guerra, por la que celebran en nuestro país ND, SYRIZA, KINAL y otros partidos burgueses, por un lado, no significa que estas contradicciones se hayan resuelto, y por otro lado, es una “unidad” que se dirige contra los pueblos, porque es una unidad en la preparación de la guerra que pone en riesgo a los pueblos de la UE.
Nadie puede dormir tranquilo después de las declaraciones de guerra que lanzan diariamente los dirigentes y funcionarios de la UE. Treinta años después del Tratado de Maastricht, han caído las máscaras aún más claramente, se borran los pretextos, “se superan” los tabúes, como admiten cínicamente, y se demuestra claramente lo que es la UE en realidad. Una alianza imperialista reaccionaria entre “lobos” que luchan entre sí y todos juntos contra los pueblos.
En este proceso, una vez más en la historia, los gobiernos socialdemócratas están a la cabeza, abatiendo el “mito” de los “gobiernos progresistas” que pueden ser una alternativa para el pueblo.
Los socialdemócratas alemanes, que anunciaron un programa de armamento masivo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, los socialistas de España y Portugal, el gobierno de centro-izquierda de Italia, los socialdemócratas de Dinamarca, Finlandia, todos promueven la confrontación militar con Rusia. Sus decisiones de aumentar el gasto militar en todos los Estados miembros de la UE y de la OTAN, de relajar, incluso, las estrictas condiciones financieras de los presupuestos europeos para este propósito, evidentemente no se produjeron solamente como resultado de los acontecimientos en Ucrania. Revelan una preparación más general, señalando que estamos entrando en un período de conflicto más violento en cuanto a los enfrentamientos y las rivalidades.
El conflicto bélico en Ucrania está desencadenando desarrollos peligrosos para los pueblos de Europa, para todo el mundo, tras la invasión rusa, ya que la competencia imperialista entra en una nueva fase. El peligro de una confrontación militar más generalizada es ahora más evidente que nunca. Las declaraciones de guerra de los líderes políticos de los países de la UE, la OTAN y de Rusia, las amenazas de ataques nucleares, no deben considerarse meros excesos verbales.
La OTAN está desplegando por primera vez una Fuerza de Reacción Rápida en Europa del Este y está concentrando aún más fuerzas militares y está planeando asociarse con países como Moldavia, Georgia, Bosnia-Herzegovina, Finlandia y Suecia. En Moldavia y Georgia hay territorios, que se han separado con el apoyo de Rusia, donde hay fuertes fuerzas militares rusas. Finlandia y Suecia están incluidas en las “líneas rojas” de Rusia con respecto a la ampliación de la OTAN. En Rusia, las “fuerzas de prevención nuclear” del país han sido puestas en un estado de preparación para la guerra. Bielorrusia aprobó en referéndum la posibilidad de instalar armas nucleares en su territorio, en caso de que la OTAN instalara otras similares en Polonia o Lituania.
5. Bajo la responsabilidad del gobierno de la Nueva Democracia (ND), junto con el consenso esencial de SYRIZA, KINAL y otros partidos burgueses, la implicación de Grecia en estos antagonismos imperialistas peligrosos se ve intensificada. Todos los gobiernos anteriores ya habían apoyado todas las decisiones y planes de la OTAN relativos a la expansión de esta organización asesina y al cerco de Rusia. Aparte de la base de Suda, ya habían promovido el establecimiento de nuevas bases de Estados Unidos y la OTAN en el país, como la de Alexandrúpolis, Larisa y Stefanovikio, ya utilizadas como centro de transporte y envío de fuerzas militares hacia Europa del Este. Ya habían contribuido para convertir Grecia en “agresor” de pueblos de otros países, y, al mismo tiempo, el pueblo griego en “víctima”, ya que el país se convierte automáticamente en un blanco de posibles represalias. El pueblo ya está pagando fuertes impuestos económicos para los armamentos, relativos a las necesidades de la OTAN, y está enfrentando la carestía, el aumento de los precios de los combustibles y la pobreza energética.
El gobierno griego, con el delirio bélico del primer ministro, no solo ha anunciado la decisión de transportar material militar a Ucrania, sino también ha declarado explícitamente su intención de arrastrar al país y el pueblo a la tormenta de confrontaciones militares al lado de la OTAN y la UE, proporcionando todo tipo de asistencia solicitada. La implicación de Grecia en el conflicto militar es directa y, en caso de que se generalice, el riesgo para el pueblo griego es más que real.
Los argumentos y los pretextos del gobierno, en relación con esta opción, son peligrosos, engañosos, y deben ser rechazados.
Es una mentira que “vamos a luchar por la libertad”. En realidad, vamos a luchar al lado del uno de los dos campos de ladrones, contra el otro campo, sobre quién va a tomar mayor parte del saqueo del pueblo de Ucrania y de los demás pueblos de la región.
Es una mentira que la implicación significa que “apoyamos al pueblo ucraniano”. Con la implicación apoyamos a aquellos que, por sus propios intereses, desde hace años, le llevan al caos y la destrucción, a aquellos que han convertido al pueblo ucraniano en “saco de boxeo” en en enfrentamiento con Rusia.
Es una mentira que “luchamos contra el revisionismo”, porque nuestros aliados de la OTAN y la UE son los mayores “revisionistas”, que no dudan en intervenir militarmente para destruir países, para cambiar las fronteras, tal como lo está haciendo Rusia en Ucrania.
Es una mentira que “estamos protegidos ante la amenaza turca”, porque la OTAN alientalas disputas y el revisionismo de Turquía, ya que no reconocen derechos soberanos y fronteras, sino solo “territorio de la OTAN”y promuevenacuerdos peligrosos en el mar Egeo y otros lugares; su prioridad es mantener Turquía en el campo de la OTAN a toda costa, sobre todo ahora, en condiciones de gran agudización.
Es una mentira que la implicación constituye “una nueva oportunidad” para el pueblo, en la misma manera que habían sido falsas también las promesas de oportunidades para el pueblo con la salida de la crisis o con la salida de la pandemia. Los planes para”fortalecer el papel” de Grecia y convertirla en un centro de los planes energéticos de los EE.UU, implican al país aún más profundamente en los antagonismos, pero al mismo tiempo, los beneficiarios serán los grandes grupos empresariales y no el pueblo. De todos modos, hoy día el pueblo de Ucrania está pagando con su sangre tales “objetivos” de su burguesía.
Una vez más, nuestro pueblo será llamado a pagar un alto precio. Se enfrentará de manera multiforme a riesgos y amenazas contra su vida y sus derechos soberanos por la participación en la guerra, hará grandes”sacrificios”en aras de la preparación para la guerra, se enfrentará el fuerte aumento de los ya altos precios en productos de consumo público, la pobreza energética aún más profunda, sufrirá nuevos golpes contra sus derechos y necesidades, para el aumento de los gastos para la OTAN, que acompañan la doctrina de que”la prioridad absoluta es la defensa del país”.
Las excepciones y las preocupaciones parciales puestas por SYRIZA son solo pretextos, para mantener la fachada de una postura alternativa más pacífica. Su práctica anterior excepcionalmente antipopular confirma que si estuviera en el gobierno, permanecería en el camino de los modelos de seguimiento”progresistas”, “socialdemócratas”de ideas afines -desde los demócratas de los EE.UU, hasta los socialistas españoles- que están en la primera línea de la preparación militar en todo el mundo.
Tiene grandes responsabilidades ante el pueblo. No solo porque en el puesto de gobierno ha sido pionero en la implicación del país en la planificación de la OTAN (estableció nuevas bases, mejoró unas viejas, promovió la Cooperación Estratégica con EE.UU, jugó un papel principal en el Acuerdo de Prespa a favor de la OTAN etc.). No solo porque utiliza los pretextos y encubre las responsabilidades de la OTAN-UE con respecto a la guerra en Ucrania. Sino además porque hoy día está esencialmente de acuerdo con todos los objetivos de la implicación, puestos por el gobierno de la ND, planteando solamente algunas condiciones particulares. Aprueba la implicación militar a condición de que tenga más clara la impronta de la OTAN o de UE. Aprueba los planes energéticos a condición de que su ritmo de aplicación sea más lento. Aprueba los armamentos de la OTAN “a condición de que se realicen de forma transparente”. Aprueba los nuevos sacrificios populares a condición de que se hagan en base al consentimiento.
100 años después de la Catástrofe de Asia Menor, nuestro pueblo no debe olvidar las conclusiones históricas. El pueblo ha pagado el precio por todas las “Grandes Ideas” a favor del capital, los grandes grupos empresariales, por el hecho de que los aliados imperialistas no lo apoyaron en el momento crítico. El pueblo ha pagado un alto precio por las catástrofes. Entonces, su participación en la primera guerra imperialista y la campaña en Ucrania trajo la catástrofe, el desarraigo y los miles de griegos refugiados del Asia Menor.
Por eso, el pueblo griego debe rechazar: los llamamientos de la propaganda bélica que prepara la guerra y una mayor implicación; los portavoces de la OTAN y la UE; las falsas noticias fabricadas que inundan los medios de comunicación y la red. Además, debe rechazar: la “histeria antirrusa” que llega al punto de demonizar creaciones culturales; el intento de silenciar cada voz que no reproduzca las narrativas de los mecanismos euroatlánticos.
6. La solidaridad genuina con los pueblos de Ucrania y Rusia, tanto como con los pueblos vecinos, es la lucha en cada país contra la guerra imperialista; la lucha contra la implicación de cada país en la guerra. Es la condena de la intervención militar de Rusia, pero también la condena de EE. UU, la OTAN y la UE que desencadenan la guerra. Es la lucha contra las alianzas imperialistas, con las cuales la burguesía de nuestro país y sus gobiernos están comprometidos. Es la solidaridad genuina, popular, humana, que debe ser expresada con todos los medios. Es la oposición y el aislamiento de la actividad de los grupos fascistas y nacionalistas que fomentan el odio.
Es la lucha por la coordinación de la lucha de los pueblos para que den la salida de la guerra, apuntando su verdadero enemigo. Organizando su lucha contra la guerra imperialista y las causas que la generan; contra las burguesías que la dirigen y sus gobiernos, las alianzas imperialistas que nos arrastran a la guerra o imponen una llamada “paz” con la pistola en la cabeza de los pueblos.
Es la solidaridad y el apoyo a los miles refugiados que, en este momento, están huyendo Ucrania como víctimas de guerra, y viajan a otros Estados de la UE y a nuestro país, porque se sabe que les espera un destino cruel, como en el caso de otros pueblos-víctimas de guerras imperialistas, a pesar de las “declaraciones humanitarias”.
Los pueblos no vivirán mejor si eligen un explotador nacional o de otro tipo, sino solo al vencer y abolir el régimen de la explotación.
Este es el camino para que los pueblos salgan victoriosos.
Hoy día, el KKE se dirige a los trabajadores, los jóvenes, los autónomos, los campesinos, las mujeres, a todo el pueblo griego.
Les llama a ser vigilantes y alertas contra la guerra imperialista y la implicación griega.
La respuesta a favor de los intereses de nuestro pueblo no es alinearse como pueblo y país, con uno u otro polo imperialista.
¡No vamos a elegir campo de ladrones!
Hoy, la verdadera disyuntiva no es elegir entre EE.UU o Rusia, la UE o Rusia, la OTAN o Rusia. La verdadera disyuntiva es estar de lado de los pueblos o de los imperialistas.
La lucha obrera-popular debe y puede trazar su propia línea independiente, más allá de todos los planes burgueses e imperialistas.
Esta lucha no tiene nada que ver con las ilusiones y los tópicos de los demás partidos, sobre una “solución pacífica” y “diplomacia” y otras cosas que suenan bien y no apuntan a las causas de la guerra.
Hoy, el pueblo no debe aceptar pagar el precio de la guerra. ¡No es una obligación suya a cumplir! El pueblo no debe comprometerse con las nuevas restricciones antipopulares y las medidas que están preparando en nombre de la emergencia. La única solución es la organización obrera-popular por el contraataque.
La lucha popular debe obligar inmediatamente al gobierno,cualquiera que sea, a aplicar medidas de protección de los salarios de la clase obrera y el pueblo ante la carestía y la pobreza energética.
-
Abolición de los impuestos sobre los combustibles y otros tipos de productos de consumo público.
-
Aumento de los salarios, firma de Convenios Colectivos de Trabajo, protección de los derechos laborales. Medidas de protección para los jubilados y los desempleados.
-
Medidas contra las consecuencias de las sanciones a Rusia, ya que los primeros afectados serán los campesinos y los trabajadores autónomos.
Debemos señalar la posibilidad y la necesidad de utilizar todas las fuentes de energía nacionales (lignito, hidrocarburos, geotermia, FER) con el fin de garantizar, de manera combinada, la satisfacción de todas las necesidades populares (reducción del nivel de dependencia energética, abolición de la pobreza energética, protección del medio ambiente) en el marco de la propiedad social y la planificación central. Para fortalecer la lucha total, para que la Energía, los alimentos y la propia fuerza de trabajo dejen de ser “mercancías”.
En cada región y centro de trabajo debemos organizar la lucha, para desvincularnos ahora mismo de esta guerra, que es una guerra imperialista por todos los bandos.
-
Que se cese inmediatamente la participación y la implicación de Grecia en la guerra imperialista en Ucrania o en cualquier otro lugar de cualquier manera o bajo cualquier pretexto.
-
Que se desmantelen ya todas las bases militares de la OTAN y de EE.UU en nuestro país que se utilizan como cabezas de puente para la guerra.
-
Que no se envíe ninguna tropa militar griega a Ucrania, a países que se avecinan a esta o a otras misiones imperialistas. Ningún soldado, oficial y suboficial fuera del país. Que se cese el envío de material y medios militares de Grecia.
Nuestro deber patriótico e internacionalista es no dejar que el territorio, la infraestructura y los medios de Grecia se convierten en cabeza de puente militar-bélica de ninguna parte.
Las Fuerzas Armadas del país no tienen nada que hacer fuera del país en nombre de las llamadas “obligaciones a nuestros aliados”. Su tarea es defender las fronteras, la integridad territorial de la patria, nuestros derechos soberanos.
Este es un tema político, se requiere un cambio en la conciencia de las fuerzas obreras-populares, para reforzar la lucha por la retirada de las diversas organizaciones imperialistas, la OTAN y la UE, con el pueblo realmente al mando del poder.
La guerra, llevada a cabo por el imperialismo y provocada por los antagonismos entre centros y alianzas imperialistas por el reparto de mercados, territorios y recursos naturales, por la supremacía en el sistema imperialista, es injusta y bárbara, convirtiendo a los pueblos en víctimas, tanto si pertenecen al bando”vencedor” como al bando”vencido”.
La lucha multifacética de los pueblos contra el cerco y la invasión imperialistas, contra la participación de los hijos del pueblo en la guerra imperialista, es justa
La lucha de los pueblos por la defensa de la integridad territorial, contra la ocupación extranjera, es justa
La lucha multifacética por las necesidades y los derechos de los pueblos, en el camino por el derrocamiento del poder burgués, por la nueva sociedad socialista, es justa.
Este es el camino, para terminar con las guerras imperialistas, la explotación y la barbarie capitalistas, para la fraternidad de los pueblos.
Este es el camino que ilumina la verdadera perspectiva, para que los pueblos vivan en paz, seguridad, hermandad y relaciones mutuamente beneficiosas. En la misma manera que vivían durante décadas los pueblos de Rusia y Ucrania, cuando ellos mismos estaban al mando del poder, tenían en sus propias manos la riqueza que producían, y construían una nueva sociedad socialista.
¡Este es el lado correcto de la historia para el pueblo griego, y los pueblos de todo el mundo!
En esta lucha, el KKE dispone todas sus fuerzas para que el pueblo griego y los demás pueblos luchen contra el nacionalismo y las alianzas imperialistas de las burguesías, por el refuerzo de la lucha común de los trabajadores, y para que se deshagan del sistema que genera pobreza, explotación y guerras.
El Comité Central del KKE
9/3/2022
Texto tomado de: https://inter.kke.gr/es/articles/RESOLUTION/