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La OTAN Se Lanza Contra La Rusia De Putin

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

 

Los gobiernos socialdemócratas de Finlandia  y de Suecia han solicitado a la dirección de la  Organización del Atlántico Norte, OTAN, que sean incluidos en sus filas como miembros con plenos derechos y al hacerlo están alejando la posibilidad de un acuerdo pacífico entre los gobiernos de Rusia y de Ucrania, prologándose y   haciendo más complejo y peligroso el conflicto que está en curso desde el  pasado 23 de febrero, ya que ha proporcionado argumentos y justificaciones a Putin para legitimar aún más sus incursiones armadas hacia el interior  del  continente Europeo.

En el seno de esos países nórdicos, que hasta hoy se habían caracterizado por mantener, oficialmente, una actitud neutral frente a las hostilidades desatadas   entre las partes contendientes, se están acelerando los trámites para que la opinión pública respalde esa solicitud en un plazo breve y también para que sea aprobada, con gran rapidez, por los órganos legislativos nacionales correspondientes. Hasta hoy, la OTAN   ha visto con simpatía esa demanda, por lo que no sería difícil que se aceptara de una manera oficial, lo que implicaría que Rusia colocara cohetes nucleares en la región del Báltico, como una medida disuasoria o defensiva, para enfrentar esta seria amenaza a su seguridad nacional.

Ubicar este tipo de armas en esta región europea, altamente sensible y muy importante para trasladarse al Mar Negro, al Mar de Azov y de ahí al Mediterráneo,  significaría la creación de un foco de tensión muy peligroso en el viejo continente, en donde, por el contrario, deben disminuir los conflictos regionales y además,  implicaría un retroceso pues hacía  muchos años dejaron de instalarse este tipo de cohetes, como resultado de las negociaciones que se entablaron para limitar la proliferación de armas atómicas, sostenidas por los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Soviética.

Esta maniobra política se anuncia en el momento en que la ofensiva militar de Rusia a Ucrania no solo no está avanzando sino que está retrocediendo y el gobierno de Zelenski ha declarado en varias ocasiones que para solucionar el conflicto, Ucrania se desistiría de su ingreso a la OTAN y se declararía  un gobierno neutral, con lo que, en la práctica, está respondiendo  en forma positiva a las peticiones que hizo el gobierno de Putin desde que se iniciaran las operaciones militares,  incluso antes, desde el año de 2014 en que los rusos tomaron la Península de Crimea.

Se confirma que la OTAN sigue siendo un bloque militar y político esencialmente agresivo y expansionista y que a pesar de que hace ya más de treinta años se desintegró la Unión Soviética y los demás países socialistas, pretende continuar adelante en sus planes de crecimiento y de dominio político y económico hacia todos los países de Europa, y ahora más aún, pero ahora ha contado con un gran apoyo político por parte de la administración de Joe Biden. Se trata de una OTAN revitalizada que busca alcanzar los objetivos estratégicos que no logró obtener en los años noventa, es decir, no estuvieron satisfechos con el desmembramiento de la URSS y ahora tratan de arrinconar a Rusia hacia la región euroasiática.

Esto significa, también, que la desaparición del Pacto de  Varsovia, creado con un sistema de defensa militar defensivo  de los países socialistas, con la finalidad de enfrentar a la OTAN que se había creado en el año de 1949,  y que se cancelara unilateralmente por el gobierno de Gorbachov,  fue un gravísimo error político de ese gobierno, pues no hubo ninguna respuesta recíproca, por parte del imperialismo yanqui y de los gobiernos capitalistas europeos, es decir, siguió funcionado la alianza militar atlántica. Es efecto, si ya había desaparecido el Pacto de Varsovia y también la URSS, debió desparecer su contraparte, la OTAN, pero ocurrió el fenómeno contrario, se amplió y   fortaleció y ha seguido operando hasta nuestros días e incluso tiene afiliados en América Latina.

Treinta años después, la mayoría de los países socialistas que estaban  el CAME y el Pacto de Varsovia, ya tienen una estructura económica basada en  la libre empresa y en   el  poder de los grandes monopolios privados y de las mafias políticas de los oligarcas y se han afiliado a la OTAN en calidad de “socios menores” pues no pueden cumplir con todas las obligaciones económicas y políticas que les impone el estatuto vigente,   pretextando de  esta manera se están defendiendo de la amenaza potencial que significa el gobierno de Putin. Este régimen, desde luego, no pretende liberarlos del yugo capitalista, pues esa administración también está basada en este sistema de la propiedad privada sino solo trata de neutralizarlos para que les permita progresar en sus planes comerciales y militares en el viejo Continente.

De esta manera, los gobiernos de Finlandia y de Suecia han afirmado que solicitaron su ingreso a la OTAN porque consideran que la política de Putin está vulnerando sus fronteras y que pueden ser invadidos como está ocurriendo con Ucrania, sin tomar en cuenta que se trata de situaciones nacionales distintas. Si se produjera esta incorporación en las próximas semanas, Rusia desplegaría cohetes nucleares en la región de Báltico, en donde desde la década de los noventa la mayoría de sus poblaciones rechazaron seguir formando parte de la URSS y persiste en ellas un fuerte sentimiento antisoviético, antisocialista, teniendo como contrapartida una gran influencia de la ideología capitalista y una gran presencia de inversionistas norteamericanos  y europeos.

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