Se reaviva la lucha obrera en San Quintín
Corresponsal de El Machete en Baja California
El municipio de San Quintín, en Baja California, vivió en 2015 una gran huelga de hecho por jornaleros agrícolas; afectó simultáneamente a varios campos de cosecha y paralizó durante días la carretera peninsular que une a Baja California Sur con Baja California, de Cabo San Lucas a Tijuana. Las recientes inconformidades y paros obreros por el pago de utilidades, ocurridos del 28 de mayo a la fecha, es la mayor insubordinación desde hace siete años.
En ranchos o campos agrícolas como El Milagro de Baja, S.A. de C.V. —uno de los principales exportadores de tomate, fresa, frambuesa y mora— los obreros del campo rechazaron que la empresa no haya tenido ganancias, que por ese motivo el pago de utilidades fuera mínimo. En Berry Veg, donde laboran cerca de 5 mil obreros, parte de los trabajadores denunciaron que el pago por desoje es menor, se impone la flexibilidad laboral, se pagan menos horas de las laboradas y se incumplió con el pago de utilidades. La gran patronal de San Quintín coincide en sostener que no logró ganancias sino pérdidas entre 2021 y 2022.
Lorenzo Rodríguez, Secretario de Organización del SINDJA, afirma que es burdo sostener que los grandes campos agrícolas de San Quintín se mantengan abiertos sólo para generar empleos. Al contrario, los hechos indican que los grandes propietarios privados están construyendo no únicamente lujosas mansiones familiares, sino ampliando sus centros de trabajo (de sembrar 10 hectáreas, han pasado en algunos casos a 20 o 30 hectáreas).
Del 28 al 31 de mayo han estallado diversos paros, en campos como Rancho Nuevo Produce, Fragaria-Rancho Seco, entre otros. Al reclamo de utilidades se suman denuncias contra la falta de vacaciones, pago de prima dominical, horas extras, días festivos, y el expolio de cuotas al IMSS mientras solo se registra a los obreros agrícolas durante tres de los siete días laborables. Rancho Seco es el segundo campo de al menos nueve que son propiedad de Felipe Ruiz Esparza-Arellano.
Rodríguez sostiene que el problema de las utilidades está ligado a la explotación capitalista cotidiana. Por un lado, la reforma obradorista sobre subcontratación poco ha servido. La modalidad patronal de saliendo y pagando, que abarca al 40-50% de todos los obreros del campo en San Quintín, anula todos los derechos laborales, omite responsabilidades laborales y anula las bases para reclamar pago de utilidades. Saliendo y pagando y el outsourcing vulneran por completo a los jornaleros. Monopolios como Berry Veg o Los Pinos en particular imponen aquella modalidad en temporadas de cosecha alta.
Los paros jornaleros en San Quintín incentivan la sindicalización con tintes clasistas; confrontan a la patronal, promueven la lucha obrera; y remarcan que los derechos laborales no serán ganados por decisión gubernamental, pues la suerte de la clase obrera, del campo o la ciudad, solo mejora con acciones resueltas por parte de los trabajadores. En lugar de tener confianza ciega en el gobierno socialdemócrata, que los obreros agrícolas duden cada vez más, y tomen mayor conciencia de que solo ellos pueden darse victorias verdaderas.
La gran patronal, los monopolios fuera y dentro del Valle de San Quintín, quieren impedir a toda costa lo anterior. Saben que la explotación asalariada ha sido protegida por los gobiernos del PAN y PRI, como con los actuales de Morena. Como bien se dice, la falta de derechos laborales, el outsourcing y el saliendo y pagando están impunes, tan firmes y campantes con el gobierno de Obrador como con Peña Nieto entre 2012 y 2018.
La patronal en San Quintín confía en que los obreros agrícolas no saquen las lecciones más importantes de la gran huelga de 2015, que no logren superar, por ejemplo, el consejo del burgués Felipe Ruiz: confiar en las instituciones, en el gobierno del estado, en Andrés Manuel López Obrador, y dejar en sus manos la solución de la actual escaramuza del conflicto socioclasista. Los compromisos gubernamentales valen nada. Los obreros agrícolas deben organizarse y derrotar en los hechos a la gran patronal, con sus paros y acciones concentradas, directamente en el terreno de la explotación: los campos de cosecha.