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La lucha por el agua en el Ejido El Porvenir, Baja California

 

 


Por: Célula Martha Galindo

 

Ejido El Porvenir, y el poblado del mismo nombre, reúne más de 2 mil habitantes, que en su mayoría laboran en el campo, turismo, comercio y la industria maquiladora. Geográficamente es parte de Ensenada, Baja California, y conforma el área del Valle de Guadalupe. Ahí no hay agua la mayor parte del tiempo. Apenas 3 horas de día y 3 de noche. Gobiernos van y vienen, y todos se enfocan a la protección y el desarrollo de la vitivinicultura.

En El Porvenir ejidatarios y trabajadores están unidos; existe además el Comité de Agua Potable del Porvenir (CAPP), que se encarga de surtir de agua a la comunidad, cubrir los costos de averías, realizar reparaciones, etc. Los pobladores afirman que las grandes vitivinicultoras les roban el agua. En la zona existen alrededor de 1,600 pozos, 1000 de éstos son ilegales y surten de agua a los campos de la vid, los grandes resorts y restaurantes.

El problema de agua es inherente al capitalismo de los monopolios. La supuesta escasez afecta fundamentalmente a la clase trabajadora y los sectores populares, mientras el agua se concentra en grandes monopolios. En el Valle de Guadalupe los grandes acaparadores de agua y tierra son El Cielo Winery & Resort —parte de Grupo Presidente—, Las Nubes, El Limbo, L.A. Cetto, La Lomita, Finca La Carrodilla, entre otros.

Baja California ha sido gobernada por el PAN-PRD, PRI y Morena. El CAPP sostiene que han ignorado a la población, que favorecen a monopolios del vino y la tierra. El Presidente del Comisariado Ejidal, Rafael Romo, denuncia que Marina del Pilar —quien encabeza con Morena un gobierno de ex panistas y ex priistas—, pretende dotar de agua a una extensión de 7 mil nuevas hectáreas dedicadas a la vid en el Valle; lo que agravará el problema del agua tanto en El Porvenir como en varios municipios del estado.

La disputa y control de recursos naturales por monopolios del agua, vino, cerveza, lácteos, etc., agrede al pueblo en todo el país. Al servicio de aquellos están todos los partidos y gobiernos burgueses. Luchar por el agua es sinónimo de organización popular, pero sobre todo de lucha anticapitalista. Sólo con una transformación revolucionaria puede haber rápidas soluciones de raíz, las que únicamente el pueblo trabajador puede llevar a cabo.

 

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