La Derecha, Intervencionista
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
Solo el Partido Acción Nacional y el empresario de la COPARMEX, aspirante a una candidatura, Gustavo de Hoyos, así como ciertos grupos de la extrema derecha, han manifestado que verían con simpatía una posible intervención militar del gobierno de los Estados Unidos en el marco de la agudización de las contradicciones que se han producido con México, en los últimos meses. El resto de las fuerzas políticas, con mayor o menor énfasis, han condenado abiertamente la posibilidad de que, esta intervención pudiera realizarse de seguir adelante la iniciativa que han presentado los representantes ultraderechistas del Partido Republicano para que, el gobierno de Biden ordene la entrada de las tropas norteamericanas en nuestro territorio, en un intento por desmantelar los 25 carteles que operan en nuestro país.
Algunos analistas opinaban que dicha propuesta aberrante, estaba destinada al fracaso total, que jamás se podría aprobar por el Congreso de los Estados Unidos, que nunca la aceptaría el Presidente Biden, por la grave daño que ocasionaría a las relaciones con México, que cesarían las hostilidades contra nuestro país por parte de sectores del gobierno “yanqui” y de grupos de poder, pero lo cierto es que las presiones siguen adelante e incluso se han incrementado en los últimos días lo que permite concluir que el peligro de una intervención militar norteamericana en México, no ha desaparecido totalmente sino que, se encuentra en estado latente es decir, es una alternativa que no ha desechado el Pentágono que sigue realizando estudios y evaluaciones sobre la capacidad de organización, cobertura territorial, que tiene los grandes grupos del crimen organizado.
Por lo pronto ha quedado claro que la zona fronteriza entre el estado de Tamaulipas y el estado de Texas está totalmente controlada por esos grupos y los poderes estatales. Las instituciones públicas de México están sustraídos de esa jurisdicción, como lo ha declarado el embajador Ken Salazar, quien ha afirmado que ni siquiera los empleados de los consulados de la Unión Americana están seguros, recomendando, además, a los ciudadanos estadunidenses que no visiten esta región. También, actualmente, se examina el grado de penetración y de influencia que tiene el narcotráfico en los gobiernos de Baja California, Sonora, Sinaloa, Colima y Michoacán, en donde esos grupos estuvieron demasiado activos en las pasadas elecciones estatales y en donde triunfaron los candidatos de Morena. Preocupa al gobierno de los Estados Unidos el grado de organización armada, social y política que tienen los carteles de Sinaloa y de Jalisco, ya que, también son grandes distribuidores de fentanilo en el vecino país y que tienen negocios con muchos de los carteles de Europa.
Las relaciones bilaterales entre los gobiernos de los Estados Unidos y de México son muy tensas y en las últimas semanas se han agregado varios asuntos o temas que entrañan serios conflictos los cuales exceden las atribuciones del Congreso de la Unión Americana y se ubican en el ámbito de otras dependencias y agencias del gobierno y son los siguientes: el tratamiento preferente que el régimen actual ha dado a PEMEX y a la CFE discriminando a los empresarios norteamericanos y canadienses, la decisión del gobierno de nuestro país de no comprar maíz transgénico que daña la salud humana, exigiendo que estos efectos sean demostrados científicamente, el tratamiento violento que dice ha recibido la empresa Vulcan, por parte del gobierno de López Obrador, la gran cantidad de migrantes extranjeros que llega a las fronteras de la Unión Americana y que transitan por nuestro territorio, el contrabando de armas que se introduce a nuestro mercado y que es tolerado por el gobierno estadunidense, el informe del Departamento de Estado que refiere una gran violación de los derechos humanos en México, los ataques políticos que ha lanzado el Presidente López Obrador contra dependencias y funcionarios de la administración de Biden, entre otros.
Al margen de las diferencias políticas que se tengan en torno al gobierno actual, desde la perspectiva de la izquierda, resultaría totalmente inadmisible y condenable que sigan escalando las diferencias con el gobierno de los Estados Unidos, hasta el extremo que implicaría una agresión de carácter armado, con el pretexto de combatir a los carteles y mantener la estabilidad política de nuestro país, pretextando que la situación actual afecta la seguridad de la Unión Americana.
La derecha mexicana ve con simpatía una posible intervención armada en México porque considera que, de esta manera, a la manera de una ayuda extranjera, podría triunfar en las elecciones presidenciales del año 2024, pero no toma en cuenta la grave violación a la soberanía nacional, que una acción de esa naturaleza supondría, las consecuencias internacionales que este hecho ocasionaría, así como el dislocamiento de las actividades nacionales. Por el lado del gobierno, se maneja el antagonismo con discursos nacionalistas y aparentemente antimperialistas, para ocultar graves errores del régimen en varias materias, fundamentalmente con propósitos de carácter electoral, situación que también se presenta en los Estados Unidos por parte de los dos partidos burgueses dominantes.