Por: Enrique G. Orozco

 

Genuinamente he preguntado “Usted, ¿por qué celebra el primero de mayo?” No con intenciones pedantes de querer que la persona sea una wikipedia y me cuente el acontecimiento de Chicago en 1886, sino pensando en si ella, o alguna otra persona, siente algo más allá de lo reconfortante que es descansar con paga, ¿existe en usted un sentimiento de pertenencia a la clase trabajadora? El día de hoy por la mañana las calles estaban desiertas en la zona centro de Tijuana, Baja California. Miles de personas, por lo menos en esta ciudad, se habían quedado en casa a descansar; también había quienes sí se dirigían a sus centros de trabajo, los más paupérrimos, pues imagine cuánto debe robar el patrón para permitirse otorgar un salario del 300% este día, o de plano los más precarizados, caso donde ni siquiera se respeta el descanso o la paga.

Los maestros marcharon, aunque separados y bajo siglas que, en algunos casos, definen a diversas corrientes existentes al interior del SNTE. Hubo un contingente encabezado por los abiertamente pro-patronales (SNTE) y otro más de antorchistas; así como de algún otro pequeño sindicato en el mismo gremio. También realizaron marcha algunos transportistas ¿Acaso solo existen trabajadores de la educación y choferes en Tijuana?

Sé que más de uno hubiera querido asistir a marchar, pero aquí surgen dos cuestiones: la primera ¿con quién hacerlo? Se podría pensar que no existe actualmente una organización en la cual los trabajadores pueden apoyarse; en segundo lugar, soy consciente que el salario del día de hoy es de ayuda para el sustento de nuestras familias, y nuestras condiciones materiales exigen de ese dinero “extra” para completar el mandado, pagar la luz, el gas o para reducir alguna
deuda.

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Respondiendo a la primera cuestión: hoy el Partido Comunista de México (PCM) y el Frente de Jóvenes Comunistas (FJC) marchó junto al magisterio organizado en el Movimiento de Resissstencia Estatal-CNTE. El Partido y la juventud comunista aceptan y agrupan a obreros, sectores populares, campesinos pobres, estudiantes, a mujeres con perspectiva de clase. Si nuestro contingente es pequeño, ello no fue obstáculo para distribuir Periódico “El Machete” y repartir volantes con el saludo del PCM a la clase trabajadora de México.

Por otro lado, nosotros como trabajadores tenemos el derecho, y en estos momentos la obligación, de organizarnos como clase para luchar por nuestros derechos como trabajadores.

Más de un lector se encuentra en un trabajo precario: sin seguro social, sin prestaciones de ley, sin vacaciones pagadas. En Tijuana existen muchísimos gremios que no cuentan con sindicatos, y en los casos en que sí se trata de un sindicato blanco (patronal, de la misma empresa), es decir que no vela por los intereses de los trabajadores sino por los de la empresa. El movimiento sindical es tierra fértil hoy en Tijuana. La creación de sindicatos, como primer paso; la realización de huelgas económicas como segundo, con miras de que se torne o en una huelga general para lograr mayores derechos como clase obrera en conjunto o bien en una huelga política de masas; sin embargo para estos últimos escenarios es necesario que el descontento se agrupe alrededor de un partido que logre darle cohesión al movimiento, que no se deje llevar por la inercia o por la espontaneidad, y que persiga y defienda los intereses de la clase trabajadora hasta el final. Una tarea que únicamente puede ser cumplida por la vanguardia proletaria: el Partido Comunista.

Hoy en día muchísimas personas desconfían de los sindicatos gracias a las experiencias del sindicalismo charro dominante durante el siglo XX, prácticas que no han desaparecido. Sin embargo, actualmente pesan más nuestras paupérrimas condiciones materiales de vida, por lo que hemos visto cómo algunos jóvenes comienzan a buscar alternativas que beneficien, más allá de lo tolerado por los capitalistas, sus propias condiciones de existencia.

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Los beneficios que todos queremos y buscamos no serán creados espontáneamente ni otorgados por las empresas y el gobierno que vela por ellas, sino únicamente a través de organización y luchas resueltas; sin éstas jamás conseguiremos nada, y de ello hay pruebas: las ocho horas de trabajo, el pago de aguinaldo y utilidades, los días de descanso obligatorio, las vacaciones, fueron el resultado de luchas a lo largo de dos siglos. Hoy pregunto ¿qué conquistaremos nosotros?