El G-7 y el Nuevo Orden Internacional
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
El G-7 que agrupa a los Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, se ha reunido en la ciudad de Hiroshima y ha acordado seguir su línea de confrontación con China y Rusia y en este contexto continuar respaldando a Ucrania. Con el objeto de ampliar y fortalecer su importancia global ya que representa de una manera conjunta el 60 % del PIB mundial, estuvieron en calidad de invitados, India, Brasil, que en las últimas semanas han desempeñado un papel muy importante al plantear abiertamente la necesidad de desacoplarse del dólar, como moneda de reserva internacional para utilizar en las transacciones comerciales otras monedas, como el yuan, el rublo y la rupia.
La asamblea de las grandes potencias capitalistas e imperialistas se reúne en un momento particularmente peligroso: en Ucrania se hacen preparativos para reanudar las hostilidades militares en el marco de una nueva ofensiva militar en la cual se utilizarán nuevas armas, pero todavía no bombarderos F16, que ya fueron aprobados por los gobiernos de los Estados Unidos, y la Gran Bretaña, para ser entregados al gobierno de Zelenski; continúan los enfrentamientos en el Asia Meridional en donde China trata de impedir un bloqueo marítimo por parte de la Séptima Flota USA y aliados, mientras que en el escenario internacional se confirma que persisten alta tasas de inflación y también de interés por parte de los bancos centrales y por lo tanto, se publican cifras alarmantes sobe todo en Europa que indican que se avecina una severa recesión económica.
La reunión del G-7 confirma que la principal contradicción interimperialista se presenta entre las potencias capitalistas de Occidente y la República Popular China y Rusia y que se produce dicho antagonismo en torno de un nuevo reparto del mundo en distintas zonas de influencia, en la construcción de un nuevo sistema político internacional por lo menos tripolar y de que los que se oponen en este nuevo equilibrio de poderes, plantean la posibilidad del uso de armas atómicas tácticas. Rusia, que es un firme aliado de China, se enmarcaría en esta contradicción principal, pero ocupando una postura secundaria, en tanto que en el seno de las potencias europeas todavía existen diferencias políticas importantes en torno a la forma, métodos, tiempos y finalidades, para enfrentarse a los enemigos fundamentales.
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En el seno del grupo granburgués, existe una unidad política muy grande entre los Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Japón y Alemania, pero no así con respecto a Francia ya que, el Presidente Macron, en su reciente viaje a Pekín, formuló una serie de planteamientos que tratan de reducir la importancia decisiva que siguen teniendo los Estados Unidos, sobre todo en sus relaciones con la Unión Europea ; propuso una restructuración del sistema de pagos internacionales, acabando con el dólar como la moneda más fuerte y demandando la aplicación de política más racional, realista, flexible, hacia China, admitiendo que esa nación está acrecentando su poderío económico, social, político y militar en el mundo entero, mientras se registra una declinación del poderío yanqui a escala planetaria.
Prevaleció la línea aventurera y de confrontación ya que, al iniciarse el cónclave se anunció que tanto la Gran Bretaña como Estados Unidos enviarían a Ucrania los conocidos bombarderos F.16, que disponen de una alta tecnología y un gran poder de fuego y que pueden causar grandes daños a la aviación rusa, abriendo la posibilidad de que sus cohetes puedan alcanzar ciudades de esa nación, con lo que se plantea el riesgo de que se produzca una gran escalada militar, fuera de las fronteras geográficas de Ucrania, en la cual se involucraría abiertamente la OTAN y por lo tanto, el conflicto con Rusia abarcaría a Europa Occidental y este gran despliegue obligaría a los Estados Unidos a entrar abiertamente a la contienda contra Rusia. Además, el grupo no hizo ningún llamado a Ucrania y Rusia para que suspendieran las hostilidades y se sentaran en la mesa de las negociaciones, con lo que se mostraron partidarios de la continuación de la guerra.
Al respecto existen, por lo menos, dos posturas: una, que pide al gobierno de Zelenski que orden un cese al fuego, respete las zonas y las regiones que ocupa actualmente Rusia y la otra, la más beligerante, plantea que sigan los combates, con su enorme caudal de pérdidas humanas, destrucción de la infraestructura productiva, también de muchas ciudades y poblaciones ya que, confían que con nuevos bombarderos, los F 16, podría ser derrotada Rusia, que quedaría como una nación humillada, la cual tendría que pagar una inmensa cantidad de dinero a Ucrania para pagar los grandes daños materiales y humanos que han ocurrido.
En lo que concierne a la situación en el Mar Meridional, se condenaron las actividades que realiza China que ha establecido bases militares, botado nuevos barcos y submarinos, portaviones de última generación, afirmando que se trata de una zona que está en sus fronteras y por lo tanto, tiene un alto valor estratégico, de seguridad nacional, pero nada dijeron con respecto a las tareas que están realizando los gobiernos de Japón, Corea del Sur, Australia, Filipinas ya que, sus gobiernos están alineados con las fuerzas de los Estados Unidos. Por lo tanto, la gran inestabilidad política subsiste ya que, también se encuentra Taiwán, por lo que persiste el grave riesgo de que se produzca, en cualquier momento, un choque armado regional que también concitaría la intervención de los Estados Unidos que tiene en la zona una flota de guerra de grandes dimensiones.
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En la historia del imperialismo, cuando se han producido disputas muy agudas entre las grandes potencias, se ha optado por una solución armada y por ello se generaron las dos grandes guerras mundiales del siglo XX, pero en la actualidad la salida a los diferendos puede ser distinta ya que, existen las bombas atómicas, que tienen un gran poder destructivo, que afectaría no solamente a las partes en conflicto sino a la humanidad entera. Por ello, la guerra de Ucrania no debe escalar ya que, involucraría directamente a las grandes potencias nucleares.