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Editorial. La necesidad de que se oiga la alternativa comunista

 

 

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A cinco años del gobierno de López Obrador los grandes empresarios en México han decidido que el partido socialdemócrata Morena es la mejor opción para seguir acrecentando sus ganancias, pues durante este tiempo han logrado intensificar la explotación sin generar tantas protestas como pasó bajo los gobiernos anteriores, esto gracias a la vestidura de izquierda que usa el actual gobierno.

Es decir, con López Obrador se ha logrado una relativa estabilidad social favorable para los monopolios pero no para los trabajadores. Esto se demuestra, por ejemplo, con el crecimiento de la fortuna de los monopolios mexicanos, la aprobación del tratado de libre comercio T-MEC y la militarización del país. Por esto los grandes empresarios mexicanos apuestan a la continuidad de Morena, como forma de dominación sobre los trabajadores, y el candidato que elija Morena (sea Marcelo Ebrad, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal, Adán Augusto u otro) ha de ser el próximo guardián de los capitalistas mexicanos que como Slim se encuentran satisfechos con el trabajo de Morena a su favor con el gobierno de López Obrador no hizo ningún cambio real y como prueba basta ver que en las colonias obreras donde vive la clase obrera, y parte de los 55 millones de pobres de México, siguen existiendo los grandes males de siempre: los salarios no alcanzan y se tiene que doblar turno o conseguir un segundo trabajo con lo que apenas se puede vivir al día y por tanto cualquier imprevisto o accidente se tiene que recurrir al endeudamiento, no existe acceso a salud gratuita y de calidad, la inseguridad es lo cotidiano, pocos son los que pueden acceder a educación universitaria.

Ni antes, ni ahora, ni en el futuro, alguno de los partido y candidatos que se presentarán a las elecciones en 2024 (PRI, PAN, Morena, PRD, MC, etc.) se propone resolver estos problemas, porque resolverlos supondría arrancar a los monopolios la riqueza que estos le roban a los trabajadores. Por eso decimos que todos esos partidos son iguales, que no existe diferencia real entre ellos y que nada ha cambiado realmente hasta ahora.

Es verdad que algunos ofrecen dar una porción más de migajas a los trabajadores, por ejemplo, Morena distribuye apoyos económicos que son siempre insuficientes y temporales, pues pese a haberlos implementado sigue creciendo el número de pobres en México. De hecho algunos de estos apoyos son benéficos para los empresarios pero aparentan ayudar a los trabajadores, tal es el caso de “Jóvenes construyendo el futuro”, programa del Estado que es pagado con los impuestos que cobra a los trabajadores y consiste en regalar a los empresarios el salario de los “becarios”, de esta forma los empresarios tienen trabajadores gratuitamente, mientras que los trabajadores reciben, bajo el nombre de “beca” un trabajo precario sin derechos laborales (antigüedad, vacaciones, etc.) y con un salario mínimo. Habrá quien piense “es mejor algo que nada”, pero cada vez es más la nada que el “algo” lo que reciben los trabajadores.

¿Es posible cambiar esta situación? Sí, pues la riqueza producida por los trabajadores en México alcanzaría para que todas las problemáticas que padecemos se resolvieran y se garantizara una vida digna, un empleo seguro, bien pagado, acceso a vivienda, salud, educación, tiempo de recreación. Basta ver las grandes fortunas de los empresarios mexicanos para saber que esto es posible. La cuestión es que la riqueza producida de forma colectiva por los trabajadores se la apropian los grandes empresarios. Y cuando los trabajadores piden aumento en los salarios y mejores condiciones laborales, salud gratuita, derecho a una casa, educación, etc., la respuesta del Estado y los patrones es que no hay dinero. Esta es la vida bajo el capitalismo que perpetuarán todos los partidos burgueses.

¿Cuál es la propuesta del Partido Comunista de México? Terminar con la pobreza en que vive la mayor parte de los trabajadores, garantizar un empleo bien remunerado para todos los trabajadores, la creación de un sistema de salud gratuito que cubra todos los niveles de atención, generar un programa de construcción de vivienda que vincule centros trabajo, escuelas, y zonas de esparcimiento de acuerdo a una planificación.

¿Cómo es posible lograrlo? Por medio de una nueva economía, que funcione acorde a una planificación que tenga en cuenta las necesidades de los trabajadores y no las ganancias de los amos de los monopolios que han de desaparecer por medio de la nacionalización de las grandes empresas, de bancos, puertos, aeropuerto, etc. Para que esta nueva escomía esté al servicio de los trabajadores se requerirá una nueva forma de organización política que garantice la participación de los trabajadores y por tanto que estos sean los que gobiernen. Es decir, se requiere un nuevo poder. El socialismo que proponemos los comunistas es: que la riqueza que existe en la sociedad se distribuya para garantizar una mejor vida a todos los trabajadores. Este proceso de transformación es revolucionario, porque implicará grandes y rápidos cambios, y es radical porque atiende la raíz de los problemas de la sociedad.

Ahora bien, depende de los comunistas y su labor cotidiana, hablando con la clase obrera y formando parte de sus luchas, que los votantes desilusionados de este gobierno que se etiquetó como de “izquierda”, pero también los que legítimamente desean un cambio para mejor –invariablemente del partido en el que hoy estén o si se dicen de izquierda o no-, y todos los trabajadores en general, conozcan y puedan optar por la alternativa que proponemos los comunistas.
Rumbo al proceso electoral del 2024 es necesario que se escuche la propuesta de los comunistas, que es la única verdadera alternativa a la precariedad y explotación en que vivimos los trabajadores, es la alternativa al capitalismo. Todos los que quieran sumarse a trabajar en esta dirección son bienvenidos, basta con estar de acuerdo con transformar la sociedad haciendo suyas las fortunas, hoy en manos de los monopolios, para resolver con esto los males de los trabajadores. Esto es de lo que hablamos cuando decimos que hay que derrocar al capitalismo.

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