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Entre la hoz y el martillo

 

La lucha política en 2023

Hoy el país está marcado por la sucesión presidencial; la administración pública está cuasi paralizada por la disputa interna para la elección del candidato presidencial del nuevo partido de Estado.

No están planteando ejes programáticos, propuestas para afrontar los grandes problemas internacionales y nacionales, la guerra imperialista que a pasos veloces se dirige a una guerra mundial, la crisis económica, el desastre social y ambiental. Ni siquiera se inscriben en la lógica de hacer un balance de la gestión gubernamental de la que han sido parte. Es algo surrealista su campaña, pues gira en torno a recibir el beneplácito del Presidente saliente, López Obrador, quien se convirtió en el sol de ese minúsculo sistema planetario. Todo gira en torno a él, y al igual que Plutarco Elías se esfuerza por el control social, casi casi siguiendo el esquema del Macbeth de Topolobampo: un nuevo partido de Estado que de cabida a la coexistencia de todos los intereses de la clase dominante, que reúna a todas las facciones burguesas; y por otra parte un Maximato que le permita como jefe indiscutible del nuevo Partido burgués, el ejercicio gubernamental transexenal. El clásico mecanismo que prohijó la dictadura perfecta, la dominación incuestionable que por más de 70 años salvaguardó el desarrollo capitalista con el PNR-PRM-PRI.

Los monopolios, la clase de los burgueses, están más que satisfechos por la gestión de López obrador en Palacio Nacional. El lugar de México dentro del sistema imperialista se mantuvo y mejoró, en tanto que por ejemplo Brasil y Turquía sufrieron caídas. Hasta el 2018, tras un cuarto de siglo de políticas de ajuste, de privatizaciones, de destrucción de las conquistas sociales de la Revolución Mexicana, de aumento masivo del desempleo y la pobreza, las distintas luchas clasistas, populares y resistencias sociales fueron acumulando una gran fuerza que colocaba el horizonte de la rebelión anticapitalista como algo tangible. La insumisión tenía tal fuerza que la ingobernabilidad era una constante en regiones enteras del país como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, etc. El desprestigio del PRI y el PAN los inviabilizaban como gestores de la dominación y se optó temporalmente por la socialdemocracia y Obrador que han cumplido su tarea muy bien, porque las tareas inconclusas de las políticas de choque antiobreras y antipopulares se han completado, y prácticamente sin cuestionamientos. Las privatizaciones se mantuvieron, la militarización avanzó, los ataques a los derechos sindicales y laborales continuaron, igualmente la ofensiva contra los campesinos pobres y pueblos originarios. Los llamados megaproyectos se impusieron sin mayores dificultades. Una política neoliberal con un discurso antineoliberal y un exacerbado discurso anticorrupción que es falso en todos los términos.

Así ahora el capital, satisfecho, no encuentra por ahora interés en la alternancia. La llamada oposición al Gobierno, que es una no-oposición, simplemente se fue desfondando. Cada día en masa cuadros, funcionarios, legisladores del PRI, PAN, brincan a MORENA.

Hay una degradación de la política, una ausencia de ideas y propuestas, todo concentrado en la riña mediática con grandes empresas que les llevan las redes sociales, que dan la espalda al drama nacional de los explotados y oprimidos.

Se requiere una oposición verdadera a esto; no a una persona o a un político, sino a la clase dominante y al sistema capitalista. Esa oposición debe agrupar los intereses y demandas en primer lugar de la clase obrera, de la mujer trabajadora, de los jóvenes y estudiantes, de los pueblos originarios y de los campesinos pobres, de los migrantes. Y ello también solamente puede nacer del trabajo a fondo por la reconstrucción del movimiento sindical, estudiantil, campesinos, social, el trabajo entre los sectores populares.

Y esa tarea solo puede ser asumida por el Partido Comunista.

Hoy tenemos claro que los dos bloques políticos de la burguesía son antagónicos a nuestros intereses de clase, incluso los que se presentan como “los amigos del pueblo”.

Por tanto debemos bregar por la irrupción de la opción política clasista, radical, la oposición real al sistema.

 

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