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Precampañas del obradorismo, democracia para los explotadores

 

 

Por: Alfredo Valles

 

Espectaculares, bardas, publicidad en línea y rrss, proyectos editoriales, actos masivos, productos, etc. Se calcula que los precandidatos de Morena-PT-PVEM, en conjunto, habrán gastado decenas de millones de pesos tras tres semanas de contienda disfrazada. El millonario gasto sugiere que los grandes financiadores de éste son los capitalistas y monopolios, los que de manera exorbitante mueven sus dados, compran voluntades y promueven sus intereses.

No puede ser de otra manera. Las 6 “corcholatas” preelectorales de la socialdemocracia gobernante son fichas del gran capital; mismo que ve en la coalición gobernante una fuerza política por demás atractiva, que le ha redituado sobremanera para sus intereses económicos, para una explotación y expolio tanto impune como sin mayores sobresaltos sociales. Esta lluvia de dinero para Sheinbaum-López-Ebrard-Noroña-Monreal-Velasco ratifica que el gobierno de López Obrador ha sido un continuismo del Poder de los monopolios; y que sus sucesores también representan, al mismo tiempo que a poderosos grupos económicos con matices que oponen y distinguen a unos de otros (Adán Augusto a Ricardo S. Pliego y Grupo Salinas, por ej.), la continuidad del dominio de la oligarquía financiera y de los monopolios, mismos que pugnan entre sí mientras comparten la dominación sobre la clase obrera y capas populares. En las afirmaciones y propuestas de estos precandidatos se trasluce la generosa aportación de los capitalistas que se encuentran detrás de cada campaña proselitista en los últimos 21 días.

Todos se han manifestado como paladines de la gran banca, de los administradores de fondos para el retiro que pronto captarán volúmenes superiores de capital, al subrayar que resguardarán las afores a través de conservar el subsidio a estos mismos fines con la “Pensión para el bienestar de las personas adultas mayores”; y con ello impedir una jubilación plena y ahondar la precarización laboral de las y los trabajadores adultos mayores.

De la misma manera, varios de estos precandidatos sugieren que el descenso del presupuesto para educación y salud pública proseguirá, en este último caso bajo el esquema precario del “imss-bienestar”. La socialdemocracia, a través de sus 6 “próceres”, exhibe altas dosis de falsedad y demagogia; y así Noroña discursea sobre un “Congreso Constituyente” o López Hernández, con el gran derroche de recursos, dice renunciar a sus fondos partidarios de precampaña para construir clínicas en los estados del sur. ¿Por qué? Porque continuarán, sin límite alguno, las transferencias billonarias para los intereses comunes del capital.

Todos siguen la senda del obradorismo, la de los ataques al pueblo trabajador. Una recibe en su equipo de campaña a tránsfugas del PAN (Sheinbaum); otro anuncia el saqueo del agua de Tamaulipas para los grandes negocios del noreste y noroeste del país (López Hernández); varios avisan que la militarización se profundizará aún más, en algunos casos con estigmatización legalizada de la pobreza y bajo tecnología de punta (Ebrard), en otros con la desaparición de las policías municipales y la conducción de dicha labor por la Guardia Nacional, es decir del ejército, decisión que a la fecha ya se lleva a la práctica y ha enlutado a las familias trabajadoras de Laredo, Tamaulipas, con la brutalidad y las ejecuciones extrajudiciales del ejército federal en labores de policía municipal de aquella ciudad.

Las precampañas de Morena-PT-PVEM no son sino un exclusivo, exuberante e ilegal ejercicio electoral en provecho de los capitalistas que apuestan por el barco socialdemócrata para llevar hacia adelante la acumulación de capital, la monopolización de la economía y el fortalecimiento de la burguesía mexicana en el mundo. En esta contienda para multimillonarios, éstos posicionan a sus gallos y su agenda para el mediano y largo plazo; marcan y uniforman el rumbo político de su coalición, a la cual dan forma en su composición interburguesa; vigorizan como herramientas de su dominación al arribismo y el oportunismo; refuerzan el sometimiento de sectores del campo popular; integran capitales y capitalistas de todos los sectores de la economía; y se dan cita para definir, con la decisiva participación del gran embaucador y actual presidente López Obrador, al protagonista de esta coalición en las próximas elecciones, a su futuro gabinete y las cuotas de poder de los participantes.

La dominación del capital ha terminado por barrer el más mínimo motivo de interés popular dentro de sus debates, proselitismos y procedimientos partidarios; y excluir de toda participación política, con independencia de clase y autonomía reivindicativa-organizativa, al proletariado, los sectores populares y una parte asediada de la pequeña burguesía en el marco del decrépito sistema político-electoral. Hoy en día la participación política en este ámbito está predispuesta para la burguesía y sus apéndices, resultado de la lucha de clases y de la conducción política de parte del proletariado y los trabajadores a través una fuerte y reconfigurada fórmula contrarrevolucionaria de corte socialdemócrata en el plazo de los últimos 40 años; la hegemonía política de los monopolios no deja lugar a otra cosa que no sea la componenda, el arrebato y la pugna interburguesa. La supuesta defensa de la democracia por parte del obradorismo es una cada vez mayor reacción política y fortalecimiento de la dictadura del capital. En su interés y en combate contra el capitalismo, la clase obrera y los trabajadores requieren irrumpir con sus organizaciones, el Partido Comunista de México y la bandera de la revolución socialista.

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