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¿La victoria de Morena en el Estado de México significa un cambio real?

 

Por: Miguel Uribe

Un elemento que integra la lucha de clases en México son las pugnas interburguesas. Muchas de ellas se manifiestan a través de las elecciones electorales. En algunos momentos estas pueden ser encarnizadas, sin embargo, cuando los monopolios tienen que garantizar la estabilidad del sistema capitalista frente al aumento de la lucha de la clases, en su conjunto deciden por la carta más efectiva, así sucedió con las elecciones presidenciales de 2018 al permitir que AMLO llegara al poder. De la misma manera sucedió en las elecciones del Estado de México (Edomex) con la victoria de Delfina Gómez. 

Por lo tanto, es claro que para los monopolios Morena y la figura de AMLO son una buena herramienta para garantizar la estabilidad del capital y para fortalecer su dictadura de clase; es decir, al mismo tiempo que Morena generaba desmovilización en varias organizaciones llamadas de izquierda, la dictadura de los monopolios se afianzaba con la firma del T-MEC y con la militarización del país, medida que destinó el control de varios sectores económicos a la SEDENA, y la creación de la Guardia Nacional para cumplir labores de seguridad pública.

Si bien Morena ha demostrado que sus gobiernos no significan un cambio verdadero, la figura de AMLO todavía tiene cierta preferencia en algunos sectores obreros y populares, pero ya se empieza a mostrar un desencanto.

Hoy vemos que la crisis de sobreproducción avanza. Al mismo tiempo que la riqueza de los monopolios aumenta y la miseria de la clase obrera y sectores populares crece, esto debido a la alta inflación y al encarecimiento de la casta básica y los servicios públicos. Los efectos de esta crisis económica, como ya lo había establecido el Partido Comunista de México, es el aumento de la tendencia a la insumisión. Esta ya tuvo sus picos altos en 2014, con la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, posteriormente, en 2018, el gobierno de AMLO generó desmovilización, pero ahora esto se revierte, en los últimos meses se han reactivado varias luchas entre ellas la de la CNTE y en los últimos años se han llevado a cabo una diversidad de huelgas de trabajadores. 

Es este contexto, donde empiezan aumentar las luchas sociales, se vuelve significativo el dato de que en las elecciones del Estado de México hubo un abstencionismo de un poco más del 50 %, es decir, de las 12 millones 395 mil 763 personas que pueden votar, solo participaron 6 millones 20 mil. En lugar de que se mejorara la participación de 2017, que fue del 53. 7 %, esta empeoró. 

Parte de que no haya participado la mitad de la población en las elecciones se debió a que los debates de los candidatos no se centraron en temas relevantes y esenciales para resolver los principales problemas que aquejan a la clase obrera y sectores populares: los discursos fueron más de lo mismo. 

La democracia burguesa se encuentra en sus límites. En ninguna de sus agendas o debates de los partidos burguese se exponen soluciones a los problemas esenciales de la clase obrera y sectores populares. Es así que frente a la barbarie capitalista, es momento que en el escenario de la lucha de clases se expresen y tomen relevancia las demandas de los oprimidos. 

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