Por: Alejandro del Toral

 

El día 6 de septiembre del 2023, tras un periodo en el que los conflictos que las campañas políticas ilegales hechas por las “corcholatas” provocaron resaltaron de sobremanera, se dio a conocer el resultado de las encuestas que nombrarían al candidato por la coalición socialdemócrata de MORENA, siendo electa Claudia Sheinbaum como la “Coordinadora para la Defensa de la Cuarta Transformación”. Esto, para quien tenga un mínimo seguimiento sobre la política de México, no es ninguna sorpresa, ya que este proceso no se definió realmente de forma democrática como se quiere vender, sino que esta decisión ya había sido tomada considerando que era lo mejor para la defensa de los intereses del partido de López Obrador.

Para comprender el interés por el que este fuera el resultado, es importante considerar que esta decisión fue tomada por diversos motivos, pero que todos se someten al interés de que el orden político y económico actual siga sirviendo a los que poseen los medios de producción y el capital financiero. En este caso, era del deseo de estos sectores que Claudia Sheinbaum continuase con el “proyecto” de la Cuarta Transformación porque es un elemento completamente servil a los intereses del actual presidente y de sus colegas empresarios, como ella lo ha expresado en diversas ocasiones.

Además, gracias a la influencia del feminismo burgués en la sociedad, su rol como una “mujer feminista” es del interés de Obrador para poder asegurar un mayor control en los movimientos sociales inconformes con sus acciones. Esto se ha visto anteriormente con la defensa que ha hecho del “feminismo social” – según sus propias palabras – tras el Primer Encuentro de la Internacional Feminista, que no es más que el intento de afianzar la falsa idea de que todas las mujeres sufren de los mismos problemas sin importar su clase.

A pesar de la aparente fortaleza que presumen, para el temor de los “morenistas”, con el triunfo de Sheinbaum en las encuestas, un nuevo conflicto surge dentro de MORENA, ya que, además de la disputa electoral que tendrá que enfrentar el próximo año, se ha presentado la posibilidad de una ruptura interna en el partido debido a la inconformidad de Marcelo Ebrard ante el proceso y el resultado de las encuestas, dejando como posibilidades reales una escisión en MORENA o de que Ebrard opte por afiliarse a algún otro partido burgués, algo que ya ha sido insinuado por otros políticos como Xóchitl Gálvez.

Solo el tiempo dirá cuáles serán las consecuencias de estos últimos acontecimientos, pero de lo que podemos estar seguros es que los próximos meses serán unos muy complicados para todo el país, pero sobre todo para la clase trabajadora, que será víctima una vez más de las pugnas interburguesas que se están agudizando en los partidos burgueses y en las instituciones educativas en las que tratan de incidir. Es indispensable que, durante este periodo de crisis, los trabajadores de México no busquen un falso cobijo en cualquier agrupación burguesa o pequeñoburguesa, sino que busquen aquel resguardo en sí mismos, junto con sus compañeros de clase y en aquellas organizaciones que sirven a su clase, principalmente en su vanguardia: el Partido Comunista de México.