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Sheinbaum o Gálvez, aún más precarización de la salud pública 

 

Alfredo Valles, miembro suplente del BP del CC del PCM

 

En la última semana de marzo las candidatas a la presidencia por las coaliciones Sigamos Haciendo Historia (Morena, PT, PVEM) y Fuerza y Corazón por México (PAN, PRI, PRD), Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, hicieron públicos sus objetivos en el tema de la salud pública. Vale escribir que tales objetivos son dos caras de una misma moneda.

 Tanto una como otra candidata establecen que en el próximo sexenio, al ser electa por la burguesía en este país, priorizarán tanto la atención primaria como la prevención de la salud. Los comunistas afirmamos que ambas candidaturas son gemelas y que tales objetivos implican que continuará y se agravará la precarización de la salud pública en México.

Es común saber que trabajadores enfermos penen de hospital en hospital sin remedio a sus padecimientos. En IMSS o ISSSTE es gran dificultad acceder a un médico especialista, o concretar una cirugía. La atención especializada es una de las principales problemáticas de la salud pública, y no es casual que las dos candidatas den la espalda a esta certeza.

Esto no es algo exclusivo del presente sexenio, sino del desarrollo del capitalismo en el país durante las últimas décadas. La política de gobierno de PAN y PRI a través del llamado Seguro Popular, entre 2000 y 2018, en los hechos limitaba cada vez más la salud pública a la atención primaria, evadiendo la atención especializada. AMLO ha continuado esta política.

Además recordemos que ya en 2018, aún con el seguro popular, había oficialmente contabilizados 20 millones de personas sin atención médica, ni primaria ni especializada. Hasta 2023, con un Seguro Popular inexistente y un INSABI inoperante y cancelado, la cifra oficial de personas sin este derecho se elevó hasta llegar a los 50 millones.

Las propuestas electorales de Sheinbaum y Gálvez, al desestimar como en sexenios previos la atención especializada y reducir la atención médica a lo primario y preventivo, constituyen un crimen en materia de salud. Indican, sin hacerlo explícitamente, que ofrecerán a los trabajadores y sectores populares mayores dosis de una misma sopa amarga.

Otra coincidencia entre ambas es que la advertencia de que empobrecerán o precarizarán más la salud pública radica también en abanderar dos modelos insuficientes: IMSS Bienestar, por un lado, o el retorno del Seguro Popular, por el otro. Estos modelos significan el mínimo de atención y un mayor desmantelamiento del sistema de salud pública.

No es extraño afirmar o percibir que al menos durante los últimos dos sexenios la construcción de infraestructura hospitalaria fue, por un lado, caracterizada por obras inconclusas que fueron pretexto para la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Y, por otro lado, que el diseño de unidades complejas ha sido sustituido por el de clínicas elementales.

En la coincidencia de las propuestas electorales de Sheinbaum y Gálvez se confirma que los capitalistas coinciden en una cosa: para enfrentar el futuro hay que envilecer aún más la vida de la clase obrera, los trabajadores, los sectores populares. Es decir, aumentar sus penas y privaciones. Y cubrir esas acciones con programas clientelares, con demagogia.

En el actual sexenio importantes monopolios han cobrado grandes proporciones en la oferta de servicios de salud, Walmart entre ellos. Abundan las farmacias y sus clínicas, que en el caso de Similares ya ofrecen, al menos en algunas ciudades industrializadas, lo que escasea en las instituciones públicas: atención especializada en ciertos rubros.

El sector privado de la salud cuenta, hasta 2023, con 2 mil 874 establecimientos, que representan el 34% del total de la capacidad hospitalaria en el país. De estos, 2 mil 598 son pequeños (24 camas o menos); 169 medianos (entre 25 y 49 camas); y solo 107, el 3.7% de este total, son considerados grandes (50 camas o más).

En este sector destacan Médica Sur, Christus Muguerza Hospital (Christus Health), Hospital Ángeles, Hospital Star Médica, Hospital Español, Centro Médico Puerta de Hierro, entre otros. Así como instituciones privadas del tipo de Abott, Salud Digna, Red Salud, etc. El capital concentrado en el rubro de aseguranzas, hospitales, farmacias y servicios especializados demanda, con sus matices, plena representación en los partidos burgueses.

Por ende, es evidente la manifestación de tales intereses, aún de distinta manera, tanto en los objetivos de Sheinbaum como en los de Gálvez. En la primera, en particular con la política de proveer medicinas a través de cadenas farmacéuticas; en la segunda, medicinas y servicios médicos a través de farmacias y hospitales privados. Y ello con cargo al Estado.

La política de profundizar la privatización de la salud por parte de las dos candidatas gemelas de la burguesía es compartida por los partidos minoritarios de esa clase. ¿Por qué entonces éstos no participan en una de las dos coaliciones? Porque Movimiento Ciudadano, por ejemplo, quiere hacer prosperar el negocio de su propia franquicia partidaria y sacar el mayor provecho de alquilar su futura colaboración a una de las dos grandes coaliciones.

Los alardes de estas candidatas ante mujeres trabajadoras, infancias o adultos mayores, en materia de salud, no es más que demagogia y comercio electoral. En ambas está ausente la práctica y la convicción de establecer y/o ampliar hospitales especializados, casas cuna, guarderías, casas del adulto mayor, etc.; infraestructura cuestionada y desestimada en la actualidad bajo el pretexto de que expresan la corrupción de los sexenios previos.

Mismo enfoque puede aplicarse a otras promesas, como las de atender la salud mental o prevenir enfermedades con ejercicio y mejor alimentación. Para ello, lo primero que habría que admitir es que estas determinaciones son incompatibles con el mantenimiento del capitalismo. ¿Cómo sanar a las personas en medio del hambre, la explotación, la barbarie, y la libertad a los monopolios para dominar los hábitos de vida de los trabajadores?

Las candidatas de las coaliciones burguesas, tanto la oficialista como la “opositora”, definen su proyecto de salud con base en los grandes intereses de los monopolios. Estos proyectos particulares son, presentados a dos voces y en general por todas las fuerzas políticas de la burguesía, manifestación del poder enemigo de todos los trabajadores.

Los comunistas llamamos a la clase obrera, los trabajadores y sectores populares a elegir luchar, a retomar el camino de su propia auto organización e identificar que los partidos y candidatos de la burguesía expresan la política antiobrera y antipopular de los capitalistas, de los grandes monopolios. ¡El precipicio no es un sitio al que se deba seguir avanzando!

Por ello, con la campaña roja, el Partido Comunista de México sostiene el llamado a expresar rechazo, inconformidad y disposición a luchar a través de un voto escrito en la boleta por los candidatos comunistas no registrados: a la presidencia de la República, Marco Vinicio Dávila; para Jefe de Gobierno en la Ciudad de México, Ángel Chávez Mancilla; para Gobernador de Morelos, Diego Torres; así como para otros cargos de elección popular.

La campaña comunista es un llamado a luchar, de todas las formas posibles, por realizar un programa de cambios radicales para transformar a la sociedad desde la raíz y bajo el mando de las y los trabajadores. Parte de esta plataforma (http://www.comunistas-mexicanos.org/index.php/pcm/plataforma-electoral-comunista-eligeluchar), que motiva a ponerse en guardia y en acción, es el apartado relativo a la salud pública.

En lugar de fortalecer a capitalistas y monopolios, de hacer retroceder la vida del pueblo trabajador, como proponen Sheinbaum, Gálvez y los partidos de la burguesía; el Partido Comunista de México invita a luchar por un Nuevo Poder y una Nueva Economía, es decir el socialismo comunismo. Esta lucha mundial, durante el siglo XX, fue la que obligó a la burguesía en México a realizar concesiones sociales, las mismas que ahora declina.

En el tema de la salud, y de una nueva vida, el Partido Comunista sostiene la necesidad de la expropiación, sin indemnización, de farmacias, consultorios, clínicas, hospitales privados e industria farmacéutica para realizar un plan multifacético que especialice la atención y prevención médica. Reconociendo todos los derechos a los trabajadores, negados por PRI-PAN-PRD así como por Morena-PT-PVEM, etc.

Pero además, con sus consecuencias en la salud, establece en su plataforma que las y los trabajadores necesitan jubilarse a menor edad, con condiciones dignas y con goce del ocio, del descanso. Para ello, toda la infraestructura: complejos vacacionales, casas cuna, guarderías, casas de adulto mayor, medios de transporte suficientes, etc. La esclavitud asalariada, representada por Claudia y Xóchitl, es opuesta a la salud de los trabajadores.

La plena salud pública, solo con el Nuevo Poder, con la Nueva Economía.

 

 

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