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Agua negra oro verde 

José Francisco Velázquez Olivera

 

En los últimos años, las protestas por la falta de agua han aumentado en todo el país, desde Baja California hasta Yucatán. En ciudades como la CDMX y Monterrey, miles de personas en barrios populares ya sufren las consecuencias de este problema. Durante la última década, las noticias sobre sequías cada vez más severas se han vuelto recurrentes. En marzo de 2024, el Servicio Meteorológico de la Comisión Nacional del Agua reportó que solo un 25% del país se encontraba libre de sequía, mientras que un 25% padece sequía extrema o excepcional. Sin embargo, la crisis del agua no solo se debe a factores naturales. Uno de los elementos principales es la concesión y uso desmedido del agua por parte de grandes empresas, priorizando sus ganancias sobre el bienestar de la población. Casos como las concesiones otorgadas a Ternium, Femsa y Heineken en Monterrey son solo algunos ejemplos.

La problemática del agua adquiere características particulares en cada región, y Axel Javier Sulzbacher expone la singularidad del problema en la ribera del lago de Pátzcuaro con su obra Agua negra, oro verde. Para su realización Axel habitó en la región durante cerca de 2 años conociendo a los pueblos de la ribera. Es a través de los testimonios de hijos de pescadores, jornaleros, rondas comunitarias, y habitantes de las comunidades de los pueblos ribereños y de la isla que intenta tomar posición. Su cámara guarda silencio y da la palabra a los habitantes de los pueblos, los sigue en su vida y muestra los efectos de la pérdida del lago, pero también la lucha del pueblo por recuperarlo. Axel muestra el lago no sólo como un lugar en peligro, sino como el lugar donde habita un pueblo, el pueblo Purépecha.

El problema del lago de Pátzcuaro va más allá de la simple utilización de un recurso. Se encuentra entramado con los hilos de la vida económica, social y cultural de un pueblo entero. Los pobladores son testigos y víctimas del cambio que provoca la lenta agonía del lago. Ven desaparecer las formas de vida ligadas a él, enfrentan el desempleo y la migración, el turismo, la deforestación para el cultivo de aguacate y el narcotráfico. Pero también es una historia de lucha por la autonomía, de jornadas de resistencia y marchas a la Ciudad de México para exigir soluciones. Es la lucha por la defensa de la tierra, desde los proyectos de reforestación hasta la experiencia de las rondas comunitarias.

Vale la pena detenerse en este último punto para comprender la compleja conexión de temas que se sugiere en la obra de Axel. Las rondas comunitarias son grupos formados por los pueblos para su defensa, la del territorio y contra el narcotráfico. En ocasiones, incluso, enfrentados abiertamente con la policía de diversos niveles de gobierno. En Agua negra, oro verde, encontramos el testimonio de una ronda. Observamos como los encargados de la seguridad del pueblo, instalan retenes en las entradas. Una noche, a la luz de sus fogatas, narran sus inicios, cuentan que al principio eran solo 5, dos de ellos han muerto, pero ahora la ronda cuenta con más de 60 integrantes. Relatan sus encuentros con grupos armados del narcotráfico, escuchamos las instrucciones para los más jóvenes en caso de un enfrentamiento, sus comunicaciones por radio, seguimos como en la noche la tensión aumenta ante la posibilidad de un encuentro con hombres armados, y vemos su determinación por defender a su pueblo.

La amenaza al lago de Pátzcuaro no se limita al narcotráfico, esa terrible sombra de violencia que acecha. La tala ilegal del bosque, la quema de grandes extensiones y la proliferación de huertas de aguacate y otros cultivos intensivos sobre las áreas deforestadas también forman parte del panorama desolador. La falta de oportunidades laborales empuja a algunos habitantes a integrarse a la precaria mano de obra en estas huertas. Esta compleja red de negocios ilícitos, que incluye el narcotráfico, la tala ilegal, el cultivo de aguacate y la explotación desmedida del lago, tiene como objetivo lograr la mayor cantidad de ganancia a cualquier costo.

Axel deja escuchar la voz de los habitantes, la voz de un pueblo que habla, que dice:

Las personas estas que pusieron  aguacate que mucha gente llama El Oro Verde. La sembrada de aguacate lo hacen con el afán de obtener ahí su minita de oro, de la venta de aguacate. Yo siento que es una tristeza porque quitan pinos para meter el aguacate, quita una parte de los de los pulmones de aquí del área, para meter algo que es mucho lo que perjudica al lago.

Así en este documental está el arte de Axel y su equipo, en la elección del testimonio, en la precisión de la cámara, en el trabajo de quien conoce al pueblo y no solo del que lo filma de manera sensacionalista. Es el intento de dar voz a los pueblos de Janitzio, Jarácuaro y las comunidades Purépechas. Esta es su virtud, su intención y también su límite.

Axel dirige su cámara y toman testimonio, su toma de posición deriva de este testimonio y es consecuente con él, su cámara implícitamente suscribe la denuncia, intenta provocar en el espectador la indignación a través de este recurso y llega a donde sus testimonios llegan, los acompaña en sus avances, en sus decepciones, y en sus vacilaciones. Es un óleo de la situación, consciente de que no le es posible agotar cada aspecto,opta por el testimonio que le permite retratar cierto ambiente, pero no participa de él, su cámara registra pero no habla.

Este es un buen aporte que retrata el ambiente y el ambiente permite una denuncia. Pero este no es un documental de pedagogía revolucionaria, no dudo que el cineasta esté comprometido con la lucha. Pero su cine aún no es un arma que busque a su portador, es más bien una señal que apunta, que registra el nacimiento y desarrollo de la lucha. De este tipo de obras de corte social el cine revolucionario en México tendrá que tomar nota, observar sus líneas y formas de trabajo, pero también sus límites. Y en particular esa intención de estar junto a los campesinos, los jornaleros y los trabajadores en sus luchas. En esta intención puede estar el germen del cine revolucionario,  y esto no es extraño porque en esas luchas está también el germen de la revolución.

 

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