Los Grupos de Choque en las Universidades como Medida de Represión
Por: Alejandro del Toral
El pasado 8 de mayo del presente año se suscitó un inesperado ataque porril en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan aproximadamente a las 6 de la tarde. Este suceso trajo consigo desgracias: personas heridas, daños materiales y, lo peor de todo, varias personas fallecidas; entre ellas un joven de la FES Acatlán cuyo único crimen había sido ir al plantel a recoger a su hermano menor para asegurarse de que él estuviera a salvo.
Después del incidente, rápidamente las autoridades universitarias en colaboración con las autoridades municipales acordaron crear una sola versión de los hechos, diciendo que el compañero de facultad que fue asesinado pereció a causa de una caída, que solo hubo unos pocos heridos y que no hubo más muertos producto de este incidente; además de que rápidamente las autoridades se deslindaron del confrontamiento entre los grupos porriles, cuando todos saben que uno de los grupos que participaron en la riña era del CCH Naucalpan.
Esto nos demuestra que las denuncias históricas en contra de los porros no han sido infundadas, sino todo lo contrario: han sido necesarias para exponer la existencia de actos de violencia y de corrupción que están ligados directamente con las máximas autoridades universitarias. El movimiento “Fuera Porros de la UNAM” que cobró fuerza hace un par de años en reuniones interuniversitarias y que culminó en censura fue un presagio contemporáneo de la crisis que hoy en día vivimos gracias a estos grupos porriles, sin embargo, no debemos de olvidar que estos grupos han tenido un papel histórico en la universidad para desestabilizar a los estudiantes organizados y sus luchas, ya que, después de todo, ¿quiénes fueron los que trataron de manchar el nombre de los universitarios durante el movimiento estudiantil de 1968 y la huelga de 1999? ¿quiénes fueron los que, después de la toma de protesta del actual rector, Leonardo Lomelí Vanegas, atacaron a unos
estudiantes en Ciudad Universitaria?
Ahora, teniendo como precedente político inmediato la tragedia que sucedió el 8 de mayo, ¿qué debemos de exigir y hacer la comunidad universitaria? Como estudiante del CCH Naucalpan y joven comunista, considero que debemos organizarnos, denunciar y demandar un cambio.
¿Qué se debería de organizar? Un movimiento estudiantil que deje a un lado las practicas espontaneistas y caudillistas que han retrasado y obstaculizado parte del progreso político de la lucha estudiantil; una unidad entre toda la comunidad sustentada en la solidaridad y en la fraternidad; un apoyo genuino a las víctimas; una unión entre el alumnado que tenga la fuerza suficiente para luchar en las calles por los cambios que por tanto tiempo se han exigido.
¿Qué se debe de denunciar? La corrupción de las autoridades al acobijar y apoyar grupos porriles para reprimir al movimiento estudiantil y a la comunidad universitaria en lo general; la censura y la distorsión de la información para crear un relato que no va de acuerdo con la realidad, tal y como lo han expresado muchas personas; la normalización de los asesinatos hacia los jóvenes y que matanzas como la acontecida sean vistas como “un hecho sin más” o sean tomadas a juego por ciertos individuos; que en la máxima casa de estudios de nuestro país se normalice la existencia de un sistema putrefacto que defiende a matones y los instrumentaliza.
¿Y qué es lo que debemos de demandar? Que tengamos una educación pública, gratuita y democrática, que no se presenten fraudes en los procesos electorales como el que se llevó a cabo hace unas semanas – en donde, curiosamente, el día de las elecciones “se cayó el sistema” y nadie pudo votar, que no se asesine a los alumnos que solo ejercen su derecho a estudiar, que el sistema corrupto y autocrático de la UNAM llegue a su fin.
¡La lucha estudiantil por América Latina avanza y vencerá!
¡Hasta la victoria, siempre!