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La Cultura Deportiva en el Socialismo

Foto tomada de internet

Por: Alejandro del Toral

Desde su primera edición contemporánea en el año de 1896, los juegos olímpicos han servido como una serie de eventos que fomentan la competencia física entre los diversos países participantes. No obstante, en la realidad, la esencia de estos juegos deportivos muchas veces cae en los intereses de los monopolios que utilizan estos eventos para incrementar sus ganancias y, como se ha visto en Francia, para precarizar la condición de vida de la clase trabajadora. Empero, a pesar de los intereses burgueses de por medio que llegan a complicar la realización de una competencia justa, Cuba y su pentacampeón, Mijaín López Núñez, nos demostraron que existe una cultura deportiva superior no solo por sus resultados, sino por el fomento de una vida más saludable y digna para la clase trabajadora: la cultura socialista deportiva.

Con poco más de 40 años de edad, Mijaín López Núñez se ha convertido en el primer pentacampeón de la historia de los juegos olímpicos en la prueba individual de lucha grecorromana, y este resultado no ha sido más que el resultado de su esfuerzo, entrenamiento, constancia y del apoyo que recibió por parte del gobierno y del pueblo cubano que en muchos países no existe, como lo es en el caso de México.

Este resultado debe de servirnos para reflexionar múltiples cosas. En primera instancia, debemos de reconocer la excelente labor de Mijaín López en las olimpiadas que, reiterando lo susodicho, es prueba del apoyo que Cuba le da a las actividades físicas y culturales, pues más del 20% del PIB se destina a actividades de esta naturaleza. En segundo lugar, debemos de reconocer la participación de los demás deportistas cubanos como Erislandy Álvarez en boxeo (medalla de oro) y Yusneylis Guzmán en lucha (medalla de plata), quienes también demostraron su compromiso deportivo y catapultaron a Cuba como de los mejores países de América Latina en las olimpiadas. En tercer lugar, debemos de hacer una crítica al gobierno de México, ya que, al igual que sucedió con el sector educativo y de salud, la calidad del deporte mexicano no parece haber mejorado, sino incluso haberse precarizado durante los últimos años; aunque esto se explica con el proceso de militarización y del destino de gran parte de los recursos a sectores que no son del completo interés de la clase trabajadora. En cuarta y última instancia, podemos tomar de ejemplo a Cuba y, de eventos deportivos del siglo pasado, a países del bloque socialista, ya que países como la Unión Soviética y la República Democrática de Alemania se destacaron por promover una cultura deportiva de excelente calidad desde la juventud. Prueba de ello pueden ser los mismos juegos olímpicos, pues estos dos países ganaron cientos de medallas a lo largo de su existencia.

Este último punto nos permite profundizar en la relación entre el socialismo y el deporte, pues hemos de preguntarnos las siguientes cuestiones: ¿por qué el socialismo promueve el deporte? ¿cómo lo ha promovido a lo largo de la historia?

Si queremos responder a estas preguntas, debemos de mezclar el análisis teórico con el práctico. Desde una perspectiva ideológica, tal y como afirmaba Ernesto “Che” Guevara y Vladimir Lenin, el deporte y toda actividad recreativa debía de servir para fomentar los valores socialistas y deshacerse gradualmente de los vicios del capitalismo – dígase drogas, consumismo, entre otros – para sustituirlos con el espíritu de sana competencia y de cooperación en actividades en equipo. Por otra parte, en la práctica se llegó a ver como los gobiernos del bloque socialista impulsaron diversos apoyos al deporte. Anteriormente mencionamos el caso de la URSS y de la RDA, quienes hicieron proyectos como las “espartaquiadas” y las asociaciones deportivas respectivamente, pero, además de estos países, otros como la República Popular de Bulgaria, la República Socialista Checoslovaca y la República Popular de Polonia destacaron por la introducción del deporte en la educación, lo que les permitió incrementar la calidad de vida en sus países al igual que su desempeño internacional en competencias.

A manera de reflexión, una vez más podemos afirmar que la superioridad del socialismo no se ve reflejada en la grandeza de una nación o de sus industrias en lo abstracto, sino que se ve reflejado en un pueblo educado, preparado, atlético y que representa la vanguardia de las nuevas generaciones de todo el mundo.

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