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El discurso del 6to. Informe, una narrativa fraudulenta en favor de la explotación capitalista

Alfredo Valles, Miembro suplente del BP del CC del PCM

 

A escasos días de que concluya formalmente su gobierno, Andrés Manuel López Obrador presentó el discurso de su Sexto Informe de gobierno. Ahí machacó de nuevo las ideas que embellecen la marcha de la explotación en el país, y la historia nacional de tal explotación.

Para Obrador, los últimos 505 años en la historia del hoy Mexico son una historia espléndida llena de virtudes, enseñanzas imperecederas y progreso compartido. Su propósito es ingrato: ennoblecer al capitalismo que chorrea sangre y lodo por todos sus poros.

En ese relato, que sirve a una narrativa favorable a la élite gobernante, Hidalgo, Morelos y Guerrero son reducidos a meras frases o slogans publicitarios que contribuyen a la idea hegemónica de que realmente hay una transformación positiva en el país.

Además, Zapata y Flores Magón también son transformados en figuras funcionales y armónicas al desarrollo del capitalismo en México. Negando que el zapatismo y el anarco comunismo implican probables posiciones en tránsito hacia el socialismo-comunismo.

La estafa que significa el gobierno obradorista no se limita a embellecer la naturaleza de los empresarios o la esencia de las Fuerzas Armadas. Obrador desaparece, con la fuerza de un intelectual al servicio del poder, 505 años de expolio, explotación y sufrimiento.

Con la soberbia de los dichos de arriba omite el fortalecimiento de la explotación asalariada; el despojo a pueblos indios y al campesinado; la acumulación y concentración de tierra, suelo y capital; la represión, la desaparición, el asesinato; las privaciones populares.

En este discurso, la explotación velada por la demagogia profesional y multifacética, gestionada políticamente por el nuevo partido de Estado, Morena, es continuidad de un pasado falso y convenientemente fantasioso donde destacan los “esfuerzos por la justicia”.

Obrador ha sido una estafa como presidente y dirigente de una “transformación de la vida pública del país”. Y desde ya queda de manifiesto que como escritor e historiador también seguirá engañando masivamente en beneficio de la burguesía y sus aliados.

De todos los logros que Obrador presume en su discurso, los fundamentales son éstos: 272 mil millones de pesos en ganancias para los banqueros durante 2023, ¡73% más que en 2018!; una precarización y pobreza laboral aún más benéficas para los empresarios, en demerito de al menos el 54% de los trabajadores; el ascenso del país en el sistema capitalista mundial, al ubicarse a las puertas de las diez principales economías del planeta; entre otros. He aquí ejemplos del éxito de la 4T: más explotación, y más altamente redituable.

Ya no hablemos de aquellos “otros datos”. Ni de aquellos que disimulan u ocultan la verdadera y dolorosa realidad del pueblo trabajador. Ni de aquellos otros, incómodos: con Obrador, un extraordinario aumento en las fortunas de los principales capitalistas mexicanos.

Durante la 4T, la infraestructura de interés obrero y popular ha envejecido o quedado obsoleta. El presupuesto es nulo o escaso para obras poco vistosas, pero necesarias: redes de agua potable y drenaje; hospitales para plena atención primaria y secundaria; redes de bibliotecas municipales actualizadas y funcionales; transporte masivo barato, confortable y con menores tiempos en traslados; etc. Con Obrador, los capitalistas han podido esconderse detrás de sus sermones matutinos, gracias a la cultura nacional de la devoción, para sacrificar a la clase obrera y los sectores populares sin mayores consecuencias de por medio.

¡Nada de esto hubiera sido posible, ninguna estabilidad social y política para el espolio y la explotación capitalista hubiera tenido cabida, de haber proseguido la gestión gubernamental del PRI y el PAN! Con Morena y aliados, la burguesía triunfa y está blindada.

Así, el presupuesto público es un banquete a manos llenas para los capitalistas y los monopolios. La recaudación de ingresos, a costa del pueblo trabajador, asciende a los miles de miles de millones de pesos. Caridad para los de abajo; cortesía y lujo para los de arriba.

Así la increíble producción de riqueza por la clase obrera y los trabajadores, que paradójicamente los estanca en la raya o en los márgenes de la extrema pobreza, cobra vida en forma de incontables obras de infraestructura en interés de toda la clase burguesa. Es decir, caminos, carreteras, autopistas, circuitos, vías, redes ferroviarias, trenes de carga y pasajeros, aeropuertos, aerolíneas, carreteras marinas, corredores, parques industriales, presas, mecanismos y plantas de acopio y tratamiento de agua, parques de generación eléctrica de vieja o nueva generación, interconexión de todo el país y de éste con Centroamérica y Norteamérica, red inalámbrica de internet, así como la remodelación y ampliación de puertos marítimos para las labores comerciales, de importación y exportación de bienes. 1,200 obras de infraestructura, según los registros gubernamentales. Y esto no es todo.

AMLO, en su discurso a propósito de la conclusión de su sexenio, no sólo requiere mentir con descaro sobre la historia nacional, sobre falsos frutos en provecho de los trabajadores durante los últimos siglos. Requiere, además, mentir sobre el presente.

El discurso de Obrador abordó el tema de la crisis de salud por consumo de Fentanilo en Estados Unidos. Su enfoque ha sido culpar a las centenas de miles de personas que padecen esta enfermedad. Un problema que crece en la frontera, y a lo largo de México.

La política de “abrazos no balazos” del actual gobierno ha sido una política de derechos por igual para toda la clase capitalista. Los capitalistas de “cuerno de chivo” tienen las máximas garantías para producir, vender y exportar veneno lucrativo; y para desahogar sus querellas bajo sus muy peculiares métodos. El trabajo infantil no sólo no ha sido ilegalizado, sino ampliado y regulado; y la desaparición forzada es una amenaza cotidiana y generalizada para toda la clase obrera. En lugar de inclinarse por completo hacia un monopolio de las drogas, la más flexible y diversificada representación de cárteles y grupos de capitalistas ilegales por medio del actual partido en el gobierno. Así como el mayor margen para ser representados públicamente por el resto de partidos burgueses. Obrador, que se burla del pueblo trabajador, apenas disimula sus dotes para gestionar políticamente las actividades criminales y su vínculo con los capitanes y generales de las mismas. Es por ello que su discurso hace demagogia acerca de “atender las causas de la drogadicción” y, al tiempo, tanto énfasis en la inutilidad de perseguir y capturar a los mandamases del crimen organizado.

La política de desplazamiento social y expolio de recursos naturales por parte de los monopolios, al cobijo de su sociedad con el paramilitarismo del narcotráfico, continúa con Obrador. Ahora se amplía a la codicia y ocupación de ejidos y terrenos comunales. El actual gobierno reserva ilegal o legalmente importantes recursos para todos los capitalistas, así como para los monopolios: agua, electricidad, hidrógeno, litio, gas, petróleo, etc.

Obrador, ya cerca de vivir una nueva luna de miel en su rancho de Tabasco, persevera en la narrativa contemporánea del poder burgués: hay una transformación, que apenas comienza. Para los comunistas, esa “transformación” es la cruel continuidad capitalista.

La democracia al estilo obradorista confirma la tesis de Lenin: a más democracia bajo el capitalismo, más dictadura de los capitalistas. “Prohibido prohibir” es su lema. Los capitalistas perseveran en sus objetivos apoyados en centenas de miles de pesos, la fuerza del Estado y el engatusamiento del presidente; la clase obrera y los sectores populares rechazan tales objetivos y procuran sus fines, pero bajo el ataque organizado de toda la burguesía.

Y aunque en el discurso del Sexto Informe, como en otros, se insista en que la 4T está a la altura de los logros del pueblo trabajador tras su lucha en el marco de la Revolución Mexicana, en realidad los últimos años en México son un desarrollo político retrogrado hacia mayores beneficios para los capitalistas; mayores privaciones y sacrificios para los trabajadores; y una cada vez mayor concentración de poder para el presidencialismo vigorizado, tanto en el Legislativo como en el Poder Judicial. En todo caso, el slogan de la “revolución de conciencias” es parte de la fachada de un gobierno contrarrevolucionario.

El discurso del Sexto Informe es la apertura al próximo gobierno socialdemócrata de Claudia Sheinbaum. La alternativa de las y los trabajadores es cambiar la vida por sí mismos, con la mira en el derrocamiento del poder de los capitalistas y el socialismo.

 

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