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Los primeros ataques de la nueva gestión republicana contra los trabajadores

 

 

Por: Corresponsal de El Machete en USA.

 

Un ejemplo de ello es el salvaje ataque sufrido por los trabajadores del Estado federal apenas iniciada la administración Trump, y que se propone la reducción drástica de los gastos en dicho sector. La reducción de la plantilla federal, con la asesoría de nada más y nada menos que Elon Musk, se plantea como un proceso diferido y “voluntario”, es decir, gradualmente realizado a través de la renuncia del trabajador a cambio de un incentivo: la continuación del pago de su sueldo hasta el mes de septiembre. Según el New York Times (“El programa de renuncias federal de Trump…”, 13 de febrero de 2025), hasta el 6 de febrero, fecha del cierre de las solicitudes para el ingreso al programa, apenas 75,000 trabajadores habían aceptado la oferta, representando el 3 por ciento de la plantilla. Y continúa: “Esto no alcanza el objetivo declarado del gobierno de Trump para reducir drásticamente el tamaño de la plantilla federal. En un año cualquiera, más del 5 por ciento de los trabajadores federales se jubilarán o dejarán su empleo, según datos del gobierno federal”. Es claro que los trabajadores federales perciben esta decisión como una agresión a sus intereses y consideran insuficientemente amortiguador el “incentivo” ofrecido por el gobierno. Habrá que estar atentos a las acciones que tomará la administración Trump una vez fracasada su táctica pacífica y conciliadora. Cabe señalar que, hasta ahora, incluso en las condiciones de dicha táctica “pacífica”, los sindicatos y laboristas norteamericanos se han visto avasallados e impotentes frente a semejante medida, no siendo considerados para ninguna negociación.

Otro ataque inmediato ha sido la eliminación de los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Más allá de que los DEI, como decreto, sean utilizados como herramienta electoral y populista por los demócratas, como práctica, han sido una victoria del movimiento social contra la discriminación. Los DEI tienen como objetivo contrarrestar la discriminación de la población afroamericana, de los migrantes, o por virtud de la profesión religiosa o de la orientación sexual, en el ejercicio del derecho al trabajo y la satisfacción de las necesidades propias. La prohibición de los programas DEI – de nuevo, con el respaldo propagandístico y económico de Elon Musk –, considerados sea como decreto sea como práctica, aparece en la superficie sólo como una ofensiva contra los derechos civiles. De aquí la oposición a ella de los demócratas y progresistas.

Sin embargo, lo mismo que el recorte previsto a la plantilla federal, dicha prohibición tiene un significado aún más profundo: la desregularización del mercado laboral, o, dicho en otras palabras, la liberalización de la compraventa de la fuerza de trabajo, y, por consiguiente, el aumento del ejército industrial de reserva y la reducción de los salarios. El fortalecimiento de la producción local no sólo requiere de mano obra, sino de mano de obra a menor precio, y ello se logra aumentando su oferta; despojando su compra de cualquier otro criterio que no sea el estrictamente económico. La prohibición de los DEI no es sólo una ofensiva en contra de grupos vulnerables, sino, fundamentalmente, una ofensiva contra toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Seguiremos, pues, las andanzas antiobreras y antipopulares de esta nueva administración.

 

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