López-Gatell, la dualidad del subsecretario. Cómo los monopolios luchan en medio de la pandemia
Fotografía: www.lopezobrador.org.mx
López-Gatell, la dualidad del subsecretario. Cómo los monopolios luchan en medio de la pandemia
Por Marco Vinicio Dávila Juárez,
miembro del BP del PCM
López-Gatell, el político
De pronto un nuevo actor saltó a la arena política nacional. En el contexto de la pandemia por el coronavirus Covid 19, la figura del Dr. Hugo López-Gatell Ramírez cobró popularidad en el país, desplazando a su ex mentor el Dr. Jorge Alcocer como principal responsable de la salud de todos los mexicanos.
Hombre de ciencia, docto, ecuánime, paciente y hasta “imparcial” en sus exposiciones y posiciones políticas, es el personaje perfecto para mantener absorta a la audiencia mientras la política económica del gobierno federal continúa sin salirse ni un milímetro de su trazo, antes al contrario siempre reforzando las acciones con una militarización que avanza silenciosa pero peligrosamente.
–“No me metan en política”–, pidió hace unos días López Gatell, como si el científico que es no fuera el político que también es; como si la ciencia fuera neutral, como si los científicos estuvieran por encima de las clases sociales o fueran ajenos a la lucha de clases.
Así que si está metido en la política es también un político, y como tal velará seguramente por los intereses de algún monopolio. No es, sin embargo, un personaje al que se le vean tamaños para la disputa presidencial, por lo que seguramente juega, y jugará, como ha jugado en los anteriores gobiernos federales del PAN y del PRI: desde la tercera fila, como lo hace hoy en su cargo de subsecretario.
Ahora mismo podría estar jugando a favor del canciller Marcelo Ebrard, que es amigo de Michael Bloomberg desde los tiempos en que ambos eran gobernantes de la CDMX y Nueva York, respectivamente.
¿Michael Bloomberg? ¿El magnate de los medios de comunicación, el que recaba y vende información financiera privilegiada a otros magnates para que hagan negocios con gobiernos de todo el mundo? Sí, así es, el dueño de Bloomberg LP, el monopolio de servicios financieros y medios de comunicación especializados en fianzas, y cuya filial en México es el diario El Financiero.
A veces es difícil encontrar los nexos económicos y políticos entre los hombres y las mujeres de ciencia con los grandes millonarios del mundo, con los dueños de los monopolios. Sin vínculos de carácter laboral con estos monopolios en sus currículos, hay que agudizar el olfato y buscar quién financia sus becas, quién paga sus proyectos de investigación o a quién benefician los mismos.
Para encontrar información sobre el desarrollo profesional de muchos científicos o investigadores metidos a políticos, como Víctor Toledo, Irma Eréndira Sandoval, María Luisa Albores y Hugo López-Gatell, por mencionar a algunos, hay que asomarse a las profundidades de un mundo diferente al académico, pero íntimamente ligado a la academia y a la investigación sobre todo desde que comenzó la privatización de la educación; hablamos del mundo de las ONG’s, las fundaciones familiares o de grandes trust, universidades europeas o estadounidenses, asociaciones civiles y multimillonarios filantrópicos, cuyos intereses respaldan, avalan –o cuestionan, según sea el caso– dichas investigaciones.
Se puede afirmar que la carrera política del Doctor López-Gatell empezó desde sus años mozos en la universidad, la UNAM, durante la histórica huelga de 1990, al lado de una camada, entonces, de prestigiados estudiantes y hoy, la mayoría, de desprestigiados socialdemócratas.
Ya como profesional de la investigación se ligó a la política en el sexenio de Felipe Calderón, donde ocupó el cargo de director general adjunto de Epidemiología en la Secretaría de Salud. No fue sino en el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando manifiesta su verdadera vocación política al competir por la dirección del Instituto Nacional de Salud Pública; no lo consiguió, pero fue director de Innovación en Vigilancia y Control de Enfermedades Infecciosas del mismo instituto, cargo en el que se mantuvo hasta noviembre de 2018. Un mes después fue nombrado en el cargo que ocupa actualmente.
Aunque nada se sabe de su participación en el Proyecto de Nación del entonces candidato a la presidencia, es hoy de los hombres más cercanos al Presidente por ser uno de los arquitectos de su política social de combate al crimen organizado a través de programas como la estrategia nacional de prevención de las adicciones, Juntos por la Paz.
Afirmaciones políticas López-Gatell las hace todos los días: la polémica por el uso de cubrebocas y otras medidas que desafían las propias recomendaciones de la OMS; o las que ha tenido frente a diferentes gobernadores, incluido Jaime Bonilla, gobernador de Baja California por MORENA.
Ha hecho también declaraciones políticas, como aquel dislate sobre que el Presidente es una fuerza moral y no de contagio; o últimamente, ponderando el apoyo del Presidente a la ciencia y la técnica, afirmando que eso ha eficientizado el combate a la pandemia de Coronavirus.
Que el presidente diga, siempre que puede, que son los científicos los que están a cargo de este problema no quiere decir que efectivamente crea en la ciencia y la técnica; el Presidente lo mismo habla de la ciencia y la técnica que saca su escapulario y cita una oración cristera como medida gubernamental para sacar adelante a la población no sólo de la pandemia, sino de la misma crisis económica. Creer eso significaría que hay un apoyo gubernamental para la ciencia y la tecnología, y que éste es superior al del año pasado o incluso superior al de administraciones anteriores. En el primer año de gobierno de López Obrador se redujo más del 13% el presupuesto para ciencia y tecnología. Para el año que corre el presupuesto tiene en apariencia un aumento porcentual, pero en el desglose del mismo se puede ver que los montos presupuestados no son asignaciones fiscales sino recursos autogenerados; de tal manera que sólo hay el incremento real del presupuesto en un 0.2% con relación al del año anterior. Las afirmaciones de los políticos, y López-Gatell es un político, por su peso caen.
López-Gatell, el científico
Así como el esposo de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, John Ackerman, y ella misma mantienen vínculos muy estrechos con la Open Society del magnate George Soros como ex becarios y asesores, con todo lo que ello implica; la esposa del subsecretario de salud Hugo López Gatell, Arantxa Colchero (aunque estén separados desde hace un año), y él mismo mantienen vínculos muy estrechos con Bloomberg Philanthropies, del multimillonario ex alcalde de la ciudad de Nueva York, Michel Bloomberg, también con todo lo que ello implica. Y las implicaciones y los vínculos siempre serán compromisos económicos.
Hoy se ponderan los estudios del Dr. Hugo López-Gatell, que obtuvo en el Departamento de Epidemiología de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, en Baltimore, Maryland, EE UU, como una garantía de conocimientos y por lo tanto como garantía para salvar vidas. No dudamos de que sus conocimientos sean bastos y bien fundamentados, dudamos que salven vidas; porque el ánimo que impulsa la formación académica en el mundo capitalista no pone a la vida humana en el centro de sus afanes, es la máxima ganancia único móvil de sus prioridades. En esa misma universidad se graduó su esposa Arantxa Colchero.
Ahí se relacionaron y construyeron un vínculo con la Fundación Bloomberg Philanthropies, del multimillonario Michael Bloomberg, principal mecenas de la universidad Johns Hopkins, a cuya escuela de salud pública se le agregó el apellido del dadivoso millonario para reconocer su bonhomía.
Está ampliamente documentado el apoyo que la fundación ha aportado –cantidades millonarias– para investigaciones que influyan en las políticas públicas del gobierno mexicano vía reformas o leyes, como es el caso de la recientemente aprobada Norma Oficial Mexicana 051 (NOM 051); que es uno de los puntos más controversiales de la crisis económica y la pandemia del Covid 19, o como la ha denominado el Consejo Coordinador Empresarial “Pandemia económica”. A la conocida popularmente como “ley de etiquetado frontal, desde su discusión y aprobación en la Cámara de Diputados, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la CANACINTRA y la CONCAMIN se han opuesto ferozmente por afectar sus intereses económicos al obligar a las empresas de comidas y bebidas industrializadas a poner etiquetas de advertencia en la parte frontal de sus envases sobre los efectos en la salud de los consumidores.
El choque de las Cámaras Empresariales contra el gobierno de Obrador ya estaba dado desde la aprobación de la NOM 051, a finales de febrero; y sobre todo contra la Secretaría de Salud que fue desde el gobierno y junto con la asesoría del INSP, El Poder del Consumidor AC, parte de sus artífices, promotores y principales cabilderos en el Congreso de la Unión. De ahí la negativa rotunda de la Secretaría de Salud de establecer una mesa de diálogo con el CCE en el marco de la lucha contra la pandemia para que aquel expusiera sus propuestas de solución.*
Pudiera pensarse que esta forma de hacer política, la de financiar investigaciones para impulsar políticas de salud pública, no es mala; que después de todo el apoyo de la Fundación Bloomberg es para combatir la obesidad y el sobrepeso, que son también enfermedades epidémicas. Que de igual forma otras fundaciones apoyan la investigación para resolver problemas de salud como MAC Foundation, a propósito de la lucha contra el SIDA.
¿Por qué si estas fundaciones filantrópicas, si estos millonarios caritativos, donan grandes cantidades de dinero para evitar males a la humanidad no se notan los resultados, ni en los mismos EE.UU.? Queda claro que la Fundación Bloomberg, con todo y los casi 200 millones de dólares que ha donado a la Johns Hopkins University y a su Escuela de Salud Pública, no pudo ni siquiera prevenir la pandemia que se venía, mucho menos curarla; ahí está la ciudad de Nueva York como el principal epicentro mundial de la pandemia, la ciudad de la que fue alcalde por más de diez años Michael Bloomberg.
Porque el objetivo de estas fundaciones, es decir de esos monopolios, no es ni siquiera humanizar al capitalismo, sino justamente continuar haciendo de la salud un gran negocio.
Por tanto ni en México, ni en algún otro lugar, impactarán socialmente en beneficio de la clase obrera y los sectores populares todas las políticas públicas que se impulsen en el tema de la salud, porque no es la salud lo que les importa a estas fundaciones y a estos millonarios, sino que son las ganancias que puedan obtener o quitar a la competencia lo que motiva los apoyos a centros de estudios públicos o privados como el INSP o el CISIDAT.
Mientras, los dueños del dinero en México, Fundación Carlos Slim, Funsalud o el Centro de Investigaciones Danone, entre otros, se pelean por nombrar al Director General del Instituto Nacional de Salud Pública –y lo pueden hacer porque financian con sus recursos, vía donativos, vía premios y reconocimientos académicos, o simplemente porque tienen personeros ahí. El CISIDAT, consorcio de investigación en salud que trabaja muy estrechamente con el INSP, recibe el 95% de su financiamiento de organismos internacionales como Bill & Melinda Gates Foundation, MAC Foundation, y Ford Foundation cuya misión es “fortalecer los valores democráticos, reducir la pobreza y la injusticia, promover la cooperación internacional y avanzar en el logro humano”; Futures Institute, integrada por un conjunto de monopolios relacionados con el negocio de la educación; National Opinion Research Center, de la Universidad de Chicago; o empresas como Pfizer, monopolio farmacéutico con un largo historial de fraudes y controversias médicas, la última en 2019 cuando ocultaron un medicamento para prevenir el Alzheimer desde 2015.
Conclusión
Hugo López-Gatell Ramírez, el político y el hombre de ciencia, es también parte de la disputa entre monopolios en la medida que representa los intereses de uno de ellos.
Por tal razón las medidas preventivas propuestas por el gobierno no son y no debemos verlas como efectivas para lograr un impacto social entre la clase obrera y los sectores populares. Por eso mismo hay diferentes criterios preventivos entre las autoridades de salud en México y la OMS, entre el gobierno federal y los gobiernos estatales, entre los monopolios y el gobierno, entre el gobierno y las cámaras empresariales. Por la misma razón mientras López-Gatell nos distrae todas las noches con su conferencia, el ejército sigue acaparando los insumos médicos mientras las protestas de los trabajadores de la salud no paran, los hospitales particulares siguen haciendo negocio con la salud, los hospitales públicos van colapsando o explotan brotes que arrasan al personal médico.
La clase trabajadora tiene que hacer conciencia de esta situación y decidirse a actuar con sus propias medidas, su propio esfuerzo y sus propios recursos, atendiendo sus intereses y a la solidaridad de clase, así como el internacionalismo proletario.
Sólo en una sociedad que no vea la salud como mercancía, que no privatice la salud, la educación y que no dependa de la inversión privada, ni de la caridad y el altruismo para el desarrollo científico y tecnológico, se podrá de verdad tener políticas públicas que pongan en el centro de su acción al ser humano, al obrero, al trabajador y a su familia. Esa sociedad es el Socialismo- comunismo.
Sigue al autor en Twitter: @MarcusV88016722
*La polémica inter-burguesa, o intermonopólica, a propósito de la NOM 051 no es un asunto cerrado, sino latente. En la conferencia vespertina del martes 28 de abril, el Dr. Hugo López Gatell abrió batería a propósito de los temas relacionados con la norma y en plena pandemia de Covid-19. Puede constatarse este tema en el siguiente link: