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Mecanismos de control sindical en los tiempos de la Cuarta Transformación

 

Por: Sección Obrero Sindical del PCM.

 

En el trabajo obrero sindical nos hemos mantenido firmes en que la verdadera independencia de los trabajadores organizados en sus sindicatos pasa por no permitir la intromisión en su vida interna, ni de la patronal, ni de los partidos políticos, ni del gobierno. Pero este gobierno, que afirma una y otra vez, ser diferente a los anteriores, mantiene abiertas intromisiones en la vida de los sindicatos, razón por la cual se sostienen líderes a conveniencia y en complicidad, esto queda evidenciado con el anuncio del presidente López Obrador de regular el outsourcing, para lo cual se puso de acuerdo con la representación de la patronal, su archienemigo Carlos Salazar Lomelí y los líderes Napoleón Gómez Urrutia y Francisco Hernández Juárez.

Aun así, después de casi tres años del gobierno de la Cuarta Transformación podemos afirmar que su proyecto de corporativización sindical no ha “cuajado”, razón por la cual no sólo han mantenido los viejos cacicazgos sindicales, sino que han tenido que volver a empujar a la escena política a líderes sindicales como Elba Ester Gordillo, sin importar el costo político que pueda representar para el gobierno.

Y cuando decimos de mantener los viejos cacicazgos sindicales nos referimos no sólo a los líderes, sino a grupos que son verdaderas mafias, lo mismo en el SNTSS, y en el SUTERM, que en PEMEX o en el STFRM, por mencionar algunos sindicatos de sectores estratégicos de la economía; también de cacicazgos sindicales regionales como los gánsteres del Sindicato Libertad, que actúa en el Estado de México, la Ciudad de México y Oaxaca principalmente, y con menor fuerza en otros estados del país como Morelos. O los sindicatos que controlan los hermanos Kalkach Navarro, que actúan en el poniente de la CDMX y el Edo Méx. Por otra parte, son inamovibles de sus cargos, Víctor Fuentes (SUTERM); Arturo Olivares Cerda (SNTSS); Víctor Flores Morales (STFRM), y en casos donde los líderes son ya insostenibles para el gobierno de la 4T, por el costo político electoral que representan, como Carlos Romero Deschamps (STPRM) él puede caer, pero su cacicazgo se mantiene.

Es verdad por otro lado que las viejas centrales sindicales han perdido mucha de su influencia en la vida productiva del país, la CTM, la CROM y la CROC, ya no tienen el peso que tuvieron en antaño junto al Congreso del Trabajo. Estas centrales retienen entre una tercera parte y la mitad de los contratos colectivos y afiliados que tenían hace 30 años.

Por su parte, las nuevas centrales obreras creadas o fortalecidas durante el periodo de la Cuarta Transformación, la CIT, de Napoleón Gómez Urrutia; y la CATEM, de Pedro Haces Barba; tampoco han logrado controlar a las grandes masas de obreros, como fue su plan cantado al inicio del gobierno de López Obrador, y aunque la CATEM sigue avanzando en ganar contratos colectivos sobre todo de los grandes megaproyectos del gobierno federal y en los gobiernos de los estados, esto es debido a sus prácticas agresivas de disputar con pistoleros y golpeadores a los sindicatos de la competencia. Los grandes megaproyectos del gobierno federal, como son el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Corredor Interoceánico y el Aeropuerto Felipe Ángeles, por si solos significan ya grandes concentraciones obreras por el largo periodo que serán los seis años de este gobierno, pero como está previsto por el propio gobierno federal y los gobiernos estatales, que estos proyectos serán polos de desarrollo industrial, urbano y turístico, en la medida que avancen estas construcciones seguirán creciendo las concentraciones obreras y de trabajadores de los servicios.

Ante la incapacidad de las viejas y nuevas centrales sindicales de corporativizar y controlar estas grandes masas de obreros y trabajadores, están surgiendo formas de control cada vez más agresivas para los trabajadores por parte de la patronal, ejecutadas desde el gobierno, o por lo menos fomentadas o toleradas por las autoridades.

Es el caso de la Refinería de Dos Bocas, donde las recientes protestas de más de dos mil obreros contra la empresa responsable ICA Flour y la incapacidad del sindicato afiliado a la CTM para defender los derechos de los trabajadores tuvieron que ser contenidas por la Guardia Nacional y la policía antidisturbios estatal que actuó al amparo de la conocida Ley Garrote, aprobada durante la presente administración morenista, justamente para contener las movilizaciones y protestas. O la presión y el terror que aplica el crimen organizado contra los miles de trabajadores de la zona turística en Quintana Roo, sobre todo los trabajadores de la construcción, que se ven obligados por los cárteles a integrarse a sus actividades criminales ya sea como parte de sus redes de distribución de droga o como consumidores, de lo contrario pueden ser hostigados hasta la desaparición o el asesinato, sin que las autoridades ni los sindicatos actúen en defensa.

Todo esto nos conduce a tener que hacer un esfuerzo mayúsculo para ganar influencia entre los obreros y sus sindicatos que les haga crear conciencia de la importancia de la organización clasista e independiente, que les permita entender que la defensa de sus derechos laborales pasa por organizar la lucha no sólo ante las instancias de gobierno, incluso las internacionales que contempla el Capítulo Laboral del T-MEC, sino sobre todo la lucha política y la utilización de las herramientas que históricamente han probado su eficacia como la huelga, con todas las implicaciones que lleva como son las diferentes comisiones, incluidas las guardias obreras para evitar las agresiones del crimen organizado, los sabotajes, el esquirolaje y contener la represión del gobierno.

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