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La Coca-Cola y el Estado burgués mexicano

 

Por: Carlos Suárez

La relación entre el Estado burgués mexicano y el monopolio de la Coca-Cola tiene que ser entendida en el contexto de la relación de aquel con el conjunto de monopolios que tienen presencia en el país. Entre ellos encontramos monopolios de origen nacional como América Móvil, Bimbo, Cemex, Grupo México y Coca-Cola-FEMSA. En la época del imperialismo, ya no son capitalistas individuales los que emplean el poder del Estado, sino los monopolios. Los monopolistas principales ocupan posiciones clave en la política de los países capitalistas, dirigen el Estado y determinan la composición del gobierno y la política interior y exterior del país. Están a su servicio la prensa, la radio, el cine y la televisión. No debe extrañarnos la cercanía de monopolistas mexicanos como Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego al gobierno actual, ni el que haya políticos que se han asumido cargos de dirección en empresas monopolistas o, viceversa, ejecutivos de esas mismas empresas que han asumido cargos públicos.

Un notable ejemplo de lo señalado al final del párrafo anterior es Vicente Fox, quien trabajó para la Coca-Cola de 1965 a 1979. Al momento de retirarse de la empresa, Fox era presidente de la división de América Latina. Posteriormente, Fox se uniría al Partido Acción Nacional (PAN), con el cual llegó a ser diputado federal (1988-1991) y gobernador de Guanajuato (1995-1999). Durante su carrera política, Fox mantendría una relación estratégica con la Coca-Cola. El propio Fox ha reconocido que la Coca-Cola fue la primera empresa en donar a “Amigos de Fox”, organización civil que lo apoyó con recursos para su campaña a la presidencia y que fue creada en 1999 por José Luis González, exempleado de Coca-Cola México. Las conexiones que Fox creó con la Coca-Cola, ayudaron a que el monopolio profundizara su asociación con otros políticos después de que él dejó la presidencia.

El gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) ofreció también apoyo a las actividades de la Coca-Cola. Por su parte, Enrique Peña Nieto (2012-2018) apoyó la distribución de Nestlé, Coca-Cola y otras empresas por medio de “La Cruzada Nacional contra el Hambre”. La inclusión de esas compañías permitió a estas llevar sus productos a las comunidades más pobres del país a través de la red de abasto Diconsa. En lo que respecta al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2018-), este continúa con la cercanía del Estado con el monopolio de la Coca-Cola, como lo demuestra la reunión que mantuvo en septiembre de 2020 con el director ejecutivo de la compañía, James Quincy, y otros directivos nacionales y regionales. En cualquier caso, es evidente que no hay contradicción entre los intereses de la Coca-Cola y el Estado con sus diversas administraciones.

No podemos dejar de mencionar las asociaciones creadas por las propias empresas para ejercer presión sobre las cámaras legislativas para impulsar o derogar leyes a su conveniencia. Como ejemplo de ellas tenemos la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), la cual fue creada por Nestlé, Bimbo y otras empresas para incidir en las políticas públicas. Cinco de sus expresidentes han sido ministros de salud, siendo el caso más reciente el de Mercedes Juan López, que cuando fue presidenta de Funsalud (2009-2012) cuestionó la eficiencia del impuesto especial a las bebidas azucaradas. Meses después, el gobierno de Enrique Peña Nieto la nombró ministra de Salud, cargo que ocupó hasta 2016.

 

 

 

 

Kennia Velázquez (2019) “Coca Cola construye su emporio sobre la salud de los mexicanos” https://piedepagina.mx/coca-cola-construye-su-emporio-sobre-la-salud-de-mexicanos/

Eduardo J. Gómez, (2019), “Coca-Cola´s political and policy influence in Mexico: understanding the role of institutions, interests and divided society”.

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