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Contradicciones de la Política Exterior Mexicana

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

 

Al precipitarse la lucha interna en el seno de Morena y del régimen en torno a la sucesión presidencial, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard ha intensificado sus acciones protagónicas y al hacerlo han quedado al descubierto algunas debilidades, contradicciones e incongruencias de la política internacional de nuestro país, que pueden contradecir algunos de los objetivos del Presidente Joe Biden y por lo tanto generar una serie de presiones por parte de la Casa Blanca y del Departamento de Estado. Por lo pronto, se anunció que el Secretario de Estado Blinken ya no asistirá a las ceremonias que conmemoran la consumación de la independencia y se anuncian nuevas medidas unilaterales para que el gobierno de México cumpla satisfactoriamente con el Tratado de Libre Comercio en materia energética.

Desde luego, esta conducta beligerante de Ebrard no podría entenderse sin la autorización expresa que de hecho hizo el Presidente de la República, quien por la primera vez en sus ya tres años en el gobierno, tuvo varios pronunciamientos importantes en materia de política exterior, pero todavía no se puede afirmar que exista una política coherente en esta materia, acorde con la actual situación mundial y la nueva correlación de fuerzas que se deriva de la misma, redistribución del poder a nivel planetario.

Como sucede con todas decisiones y las medidas que están a cargo del canciller, ha predominado en torno a ellas un amplio despliegue publicitario y muy pocos analistas han examinado los resultados concretos y tangibles que se han producido, por lo que constituye una obligación hacerlo para no incurrir en actitudes precipitadas o equivocadas:

Se realizó la cumbre de los jefes de estado y de gobierno de los países que integran la CELAC, pero las resoluciones adoptadas fueron de carácter muy general, desaprovechando la reunión para examinar por lo menos tres asuntos urgentes: la migración masiva de haitianos y centroamericanos hacia la Unión Americana, la distribución racional y equitativa de las vacunas contra el Covid y la posibilidad de plantear un dialogo directo con el gobierno de los Estados Unidos para exigir un tratamiento más justo en materia de comercio internacional, en el cual los países latinoamericanos participarían en bloque y no aisladamente, como lo han hecho hasta hoy. Tampoco valoraron los fracasos que han tenido los intentos de integración económica que se han presentado en nuestro Continente y la necesidad de tomar medidas que superen esta situación.

Ninguna nación aborda el crecimiento desorbitado que ha tenido la ola migratoria que, desde Chile, Brasil, recorre la región centroamericana y mexicana, pues solo se han aplicado medidas de carácter represivo, en forma señalada por parte del gobierno de México y de los Estados Unidos, sin que se incidan en las causas estructurales de dicho fenómeno. De todas las naciones se les expulsa con lujo de violencia a estos ciudadanos que solo buscan mejorar sus niveles de vida y en este contexto la Guardia Nacional ha funcionado como una ramificación de la Bordel Patrol, de los Estados Unidos.

En la reunión de la ciudad de México estuvieron presentes los jefes de estado y representantes oficiales de los países caribeños, centroamericanos y desde luego, México, pero no examinaron de una manera conjunta y multilateral este gran problema humanitario que amenaza con desbordarse en las próximas semanas.

Todos los gobiernos, incluso el mexicano, les den la espalda a los migrantes, nadie desea asumir las responsabilidades que exige el Derecho Internacional en esa materia, las resoluciones que ha emitido la Organización de Naciones Unidas en este ámbito, el Alto Comisionado está totalmente ausente, pues los migrantes son considerados y tratados como delincuentes que están violando ciertas normas legales, impulsando el racismo y la xenofobia entre los sectores más pobres de la población latinoamericana.

La asamblea del CELA aprobó una resolución que condena el bloqueo que han impuesto por más de seis décadas los Estados Unidos a Cuba, pero la Asamblea General de la ONU lo hace cada año por una amplísima mayoría de votos, pero esto no ha logrado que al gobierno de ese país modifique conducta por lo que la experiencia indica que este no es el camino más idóneo para lograr que Cuba pueda efectuar negociaciones comerciales y financieras, libremente, con todos los países del mundo, independientemente de su régimen social y político y de la posición que tengan frente al sistema económico prevaleciente en la isla.

Si los países del CELA son consecuentes con la resolución aprobada respecto de Cuba, deberían denunciar el carácter arbitrario que tiene la ley HELMS BURTON, que precisamente se adjudica en forma unilateral, la facultad de castigar a los países y las empresas que tengan operaciones comerciales y financieras con la mayor de las Antillas y por lo tanto negociar, en forma directa, sin temor alguno con la Isla, ya que se trata de una prohibición sin valor jurídico alguno. Uno de estos pasos que indicarían que dichas naciones están asumiendo su soberanía, sería, por ejemplo, que los países de la región adquirieran las vacunas que la isla ha fabricado y que ya están en el mercado internacional. Esta sí sería una actitud solidaria efectiva y no una simple declaración política sin efecto práctico alguno.

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