Características de la Reforma Laboral (Segunda Entrega)
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
En otras épocas, el gobierno utilizó a Francisco Hernández Juárez, eterno dirigente del Sindicato de Telefonistas y a Esther Gordillo, secretaria general del SNTE, para golpear políticamente la CTM cuando esta central tenía posiciones progresistas y nacionalistas como ocurrió en la última etapa de la vida de Fidel Velázquez en la cual se hicieron pronunciamientos programáticos contra la política neoliberal en el marco de una posible reforma para fortalecer las posturas clásicas de la revolución Mexicana. La FESEBES, creada con la finalidad de hacer contrapeso a la histórica central obrera, fracasó casi de inmediato en virtud de que la CTM tenía todavía a la mayoría de los sindicatos, a la mayoría de los trabajadores afiliados y detentaba la titularidad de los contratos colectivos de trabajo y, por lo tanto, influía en las decisiones políticas del estado.
Pero esta situación hegemónica se comenzó a modificar de una manera radical cuando a la muerte de Velázquez le sucedieron dos dirigentes que no tenía fuerza política, ni capacidad de negociación, o de liderazgo, Leonardo Rodríguez Alcaine, del SUTERM y Joaquín Gamboa Pascoe, de la Federación de Sindicatos del Distrito Federal, los cuales ya no pudieron frenar el proceso de deterioro y de franco debilitamiento político y social qua padecía la organización, como efecto de la aplicación práctica de la política neoliberal, de la que los dirigentes cetemistas fueron apoyadores y cómplices.
Este periodo culminó con Ángel Aceves pues varios sindicatos nacionales, como los petroleros, en la práctica ya se habían separado de la CT y hacían una política autónoma, la CTM ya había perdido a muchos de sus miembros formales de tal manera que en los hechos ya no apoyaron realmente y con decisión al candidato presidencial del PRI, y ya casi perdieron a sus representantes en el Congreso de la Unión, hasta el punto en que el PRI dejó de ser la mayoría en los órganos colegiados del estado, se convirtió en una minoría más y se vio obligado a entrar a negociaciones permanentes con los partidos de oposición.
Mientras la CTM en el interior del PRI tenía una presencia muy importante, el convenio 98 de la OIT jamás fue ratificado por el Congreso de la Unión y, por lo tanto, no entró en vigor, ya que, la Comisión Legislativa indicada para este efecto, también estaba dominada por los representantes de la CTM, pero una vez que se experimentó ese deterioro a que hemos hecho alusión, ya se admitió y llevó a la práctica lo que indica que la situación del movimiento obrero se había modificado de una manera radical y que las prácticas y los procedimientos de control y de manipulación que habían producido frutos en otras épocas, ya no tenían la eficacia del pasado y ahora se revertían en contra de las organizaciones sindicales dominadas y supeditadas al gobierno.
A partir de la década de los setenta en la que actuaban en el seno del movimiento obrero otras agrupaciones, distintas y antagónicas a la CTM, se admitió la existencia y funcionamiento de varios sindicatos en una sola empresa o rama productiva, pero también se decidió que el que tuviera la mayoría debería suscribir los contratos colectivos de trabajo, coextiendo así trabajadores de distintas filiaciones sindicales e incluso de diferentes orientaciones políticas pues distintas fuerzas de la izquierda comunista y trotskista pudieron actuar en el seno de las organizaciones de masas, algunas encabezadas por miembros del Partido Comunista Mexicano, que controlaban a varias agrupaciones de empleados en las universidades, sobre todo en la UNAM, pero también estas fuerzas políticas sindicales disminuyeron de una manera notoria su participación, incurriendo en prácticas corruptas y antidemocráticas, que teóricamente decían condenar, desdibujándose así esta posible alternativa para los trabajadores.
Así llegamos al año de 2018 en donde algunos de los cambios que hemos descrito se extendieron y profundizaron pues el PRI perdió las elecciones presidenciales y se mantuvo como fuerza minoritaria en el Congreso de la Unión y, por lo tanto, el Convenio 98 de la OIT se transformó, ahora sí, en una de las bases principales de la nueva legislación obrera, en el marco de una realidad social externa que era inédita, las negociaciones se realizaron entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y el gobierno de William Trump, para renovar o ratificar el Tratado de Libre Comercio, con una gran novedad, se incorporaba un tema adicional, el laboral, que había sido exigido por los dirigentes del AFL a través de sus representantes entre los demócratas y republicanos, ya que dicha central obrera tiene desde hace muchos años una gran influencia en el interior de las dos cámaras de la Unión.
Este asunto en el pasado reciente no tenía el grado de interés que ahora se observaba de una manera sorpresiva e inédita, siendo muy importante en el marco de las relaciones bilaterales de ambas naciones y a la vez anunciaba que también se habían producido una serie de modificaciones a nivel internacional entre la CTM y la AFL pues durante muchos años las direcciones cetemistas compartieron vínculos de colaboración, asistencia y ayuda recíproca con las líderes anticomunistas y ultra reformistas burgueses de esa agrupación, mediante los cuales les apoyaron para expulsar del seno del movimiento obrero a los miembros de la corriente encabezada por Lombardo Toledano, habían participado de una manera abierta por medio del aventurero argentino Serafino Roumaldi, para destruir a la CTAL y para impulsar por contrapartida a la ORIT, como un instrumento del Departamento de Estado que actuaba en el seno de la clase trabajadora y ahora estaban cambiando de actitud pues estaban respaldando una serie de cambios que beneficiaban ya no a la CTM sino a fuerzas sindicales distintas y más conservadoras, como las representadas por el senador Napoleón Gómez, del sindicato de mineros y de Pedro Haces, promotor de una corriente sindical patronal.
Continuará…