¿México se encamina hacia la estanflación?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
El más reciente informe del Banco de México, dado conocer por su Gobernadora, Victoria Rodríguez Ceja el pasado día 3 del mes de marzo, confirma que el crecimiento de la economía nacional y, por lo tanto, la recuperación de la misma, tomando en cuenta los terribles daños que ha causado tanto la política económica como la pandemia, está arrojando resultados desalentadores y negativos, pues se redujo de 3.28 % a 2.4 %, debido a una serie de factores internos y externos los cuales tienden a agravarse por las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania. La situación se torna más preocupante si tomamos en cuenta que el Presidente de la República había pronosticado, desde luego, sin ningún fundamento, que el crecimiento económico sería del 5 % basado, desde luego, en un optimismo desbordado, concluyendo que la recuperación del ritmo de crecimiento del país estaba asegurado y que “todo estaba bien”.
La realidad económica y social es muy amarga, habiendo desmentido los pronósticos oficiales nada menos que el banco central, cuyos dirigentes jamás pueden ser considerados como partidarios de la izquierda o que pudieran estar formando parte de una conspiración de los enemigos de la cuarta transformación.
La doctora Rodríguez Ceja fue nombrada recientemente por López Obrador para ocupar ese alto cargo, no obstante que no tenía experiencia en materia financiera, incumpliendo con una de las tradiciones que tenía el citado banco, en el sentido de que quienes ocupaban estos elevados puestos, deberían ser especialistas en la materia. Al producirse esta designación afirmamos que el Presidente, de esta manera arbitraria, pretendía el control político de la institución, pero hasta hoy esto no ha sucedido, pues los últimos informes publicados están a contrapelo de los cálculos y de las orientaciones que fija el gobierno federal, lo que nos permite afirmar que conserva todavía su autonomía constitucional, por lo menos hasta este momento. Incluso la Secretaria de Hacienda fijó la expectativa de crecimiento en un 4 %, estimación que también fue rechazada. También se reafirma que las decisiones que toma el banco son colegiadas y de que, por lo tanto, existen diferentes puntos de vista por parte de los vicegobernadores, que no se han sometido a los dictados políticos de Palacio Nacional, hasta hoy.
En el último informe se admite que la inflación sigue disparada, ya que, permanece en 7. 22 %, reconociendo, de una manera explícita, que la recuperación económica nacional ha sido menos vigorosa de lo que se esperaba, que continúan los cuellos de botella, o sea las causas estructurales de la carestía de la vida, que los niveles de inversión tanto públicos como privados han sido insuficientes y que existe una gran volatilidad en los mercados financieros internacionales.
En las propuestas que se formulan están las siguientes, que se tomen medidas concretas para fortalecer el consumo de la mayoría de la población y que se aliente la inversión, siendo estas políticas públicas indispensables para alcanzar la anhelada recuperación, es decir, regresar a la etapa previa a la aparición del coronavirus, primero y después, reanudar el crecimiento económico nacional. Para ello se requiere la creación de 560 mil empleos adicionales y no solo restituir los puestos de trabajo que ya se perdieron en los últimos dos años, entre otras medidas que es necesario tomar, pero no figuran en los planes y proyectos del gobierno federal.
Si estos objetivos económicos y sociales no se alcanzan, si estás metas no se logran, entonces el país marcharía hacia la estanflación, es decir, a una combinación terriblemente explosiva de cero crecimientos, con una elevada tasa de inflación y un desempleo persistente, lo que conjunto agravaría más aún la crisis social que se encuentra en curso. Una nación que sufre este cóctel envenenado de estos tres elementos deprimiría más aún los niveles de vida de la mayoría de la población, concentraría la riqueza más entre los miembros de la burguesía y se incrementaría el descontento popular. Existe el riesgo de que la derecha capitalice estos efectos de carácter social y los convierta en votos en las próximas elecciones presidenciales, pero también representa una oportunidad para que la izquierda socialista o marxista o comunista se fortalezca, ya que las víctimas de esa gran tragedia nacional serían los trabajadores de las ciudades y del campo.
El problema se complica mucho desde el punto de vista político, más aún porque estos fenómenos económicos y sociales estarían en su nivel más alto y peligroso al acercarse las elecciones presidenciales de 2024 y, por lo tanto, López Obrador estaría tentando a volver a participar como candidato, ya que, el afirmó, recientemente, que si bien se retiraría a la vida privada al terminar su mandato constitucional, si la patria lo reclamara, volvería a la actividad policía, es decir, dejó abierta la puerta para una posible reelección.
El informe que comentamos se redactó antes del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania y de los cambios económicos, sociales y políticos que habrán de producirse por este hecho por lo que en los próximos bimestres el Banco de México debería tomar en cuenta los efectos que tendrían las sanciones que se han aplicado a Rusia por parte de las grandes potencias imperialistas encabezadas por los Estados Unidos, analizará sobre todo la gran volatilidad que ya están registrando los mercados internacionales en los cuales se reflejarán los incrementos de los precios de los hidrocarburos y los cereales, de las materias primas en general y de sus repercusiones en América Latina y en nuestro país. Seguramente, estos resultados subirán la llamada inflación importada, es decir, habrá aumentos de precios de los bienes y servicios que adquirimos en el extranjero, y, por lo tanto la tasa de inflación interna se elevará de una manera significativa, afectando sobre todo a la clase trabajadora.