Una Peligrosa provocación contra China
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
La visita a la isla de Taiwán por parte de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, ha sido una auténtica provocación política en contra de la República Popular China, que ha desplegado barcos y aviones de combate en los territorios colindantes con ese enclave, lo que ha aumentado en forma considerable las tensiones políticas que existe en esa zona. La semana pasada el presidente Biden, había hablado por más de dos horas con el Presidente chino, precisamente con la finalidad de suavizar esas dificultades, las cuales no convienen a ninguna de las dos partes, pues, China no desea involucrarse en un conflicto armado porque considera que no hay condiciones propicias para ello, y los Estados Unidos están atravesando por una grave crisis económica y social que preludia una posible recesión.
Seguí los incidentes de este grave acontecimiento por medio de los reportes de la prensa europea en donde pudimos constatar que el avión en el que viajaba la legisladora y su comitiva estaba estrechamente vigilado por varios aviones de combate chinos que estaban asumiendo una actitud amenazante, pues, se había afirmado que, si se efectuaba ese viaje, el avión oficial norteamericano sería derribado. De pronto, al llegar al estrecho de Taiwán, los aviones chinos desaparecieron del radar y Pelosi llegó sin ningún peligro al aeropuerto de Taipéi, cumpliendo así con su objetivo.
Algunos analistas han afirmado que el hecho de que China no haya cumplido con su amenaza implicó una actitud de debilidad política, pero pienso que esto no fue así, ya que de haberlo hecho en este momento habría en esa región del Pacífico un gravísimo conflicto armado pues la Pelosi ocupa un alto cargo en el gobierno yanqui, se trasladaba en un avión oficial de la Unión Americana y, por lo tanto, existían razones suficientes para que de forma inmediata actuaran las tropas estadunidenses, sobre todo los contingentes de la Séptima Flota que está cerca de esa región y así estaríamos ante un enfrentamiento militar muy preocupante, como lo admitió el secretario general de Naciones Unidas.
Considero que los dirigentes chinos actuaron con prudencia, con responsabilidad política superior y por ello decidieron no derribar el avión de la diputada porque se hubiera creado un magnífico pretexto por parte del gobierno de los Estados Unidos, para obligar a China a que se involucre abiertamente en el conflicto armado, se trasforme un actor beligerante y activo, salga a la escena de los combates y de esta manera la guerra contra Ucrania se pudiera a extender a las regiones del Indo Pacífico, como lo propone el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN que abiertamente desea que China se presente como parte declarada al lado de Rusia, es decir, que abandone su actitud de neutralidad o de ambigüedad estratégica pues, no desea participar de una manera clara y evidente en los acontecimientos bélicos europeos, por el temor de que el enfrentamiento entre las grandes potencias se extienda hacia otras zonas del planeta, poniendo en mayor peligro la paz mundial.
Los dirigentes de la República Popular China están compitiendo exitosamente contra los Estados Unidos en los ámbitos económico, financiero, tecnológico, comercial y están preparando lo que ellos llaman el mejor ejército del mundo, en el que todas sus ramas estén altamente automatizadas, pero han declarado en forma reiterada que no desean participar en ninguna confrontación militar porque ello significaría desviar enormes recursos que en la actualidad están destinados a otras finalidades estratégicas y han estado diversificando y fortaleciendo sus relaciones con todos los países del Pacífico en donde también los Estados Unidos tiene numerosos intereses económicos, bases militares, aliados fieles como Corea del Sur y Japón y en donde está presente la flota más grande del orbe.
El momento de la gran batalla entre China y los Estados Unidos llegará, pero será en el momento y en las circunstancias que los chinos decidan y no antes por lo que los focos de conflicto que subsisten en la actualidad, como el estatuto de Taiwán, no preocupan realmente a los líderes de esa gran nación, por ahora, ya que entre otros motivos, mantiene con el régimen de Taipéi excelentes relaciones de carácter comercial que son muy benéficas para las empresas chinas, las cuales reciben los microprocesadores y los chips y otros muchos equipos tecnológicos que están escaseando o en disputa en los grandes mercados del capitalismo moderno.