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Una Burla A La Cámara De Senadores

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

 

La comparecencia de los Secretarios de la Defensa Nacional, de la Marina y de Protección y Seguridad Ciudadana fue una burla política a ese organismo constitucional el cual fue aprovechado por los legisladores de la derecha para lanzar fuertes críticas al proceso de militarización que está en marcha, sin que se distinguiera ningún representante de otro partido de oposición, con la notoria ausencia, ya demasiado prolongada, de alguno de la izquierda, socialdemócrata o marxista ya que sus integrantes han mantenido un silencio cómplice, como si esperaran una gratificación política por parte del Presidente de la República o bien cuidaran una serie de intereses personales. El resultado ha sido insatisfactorio, pues, la discusión y las impugnaciones, que ha suscitado esta grave desviación política, y este peligro potencial para la vida democrática del país, ha estado encabezado y capitalizado, desde un principio, por las distintas organizaciones y representantes de la derecha, pero no solo de la derecha en términos generales y no solo derecha parlamentaria.

En el pasado reciente, las distintas agrupaciones de izquierda, fueron quienes más condenaron y criticaron la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, ya que durante una larga etapa en la historia de nuestro país, se cometieron muchas violaciones a los derechos humanos, se asesinaron a campesinos, indígenas, sindicalistas, periodistas democráticos, dirigentes estudiantiles, se realizaron múltiples atropellos y agresiones contra comunidades enteras, sobre todo en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz, entre otros. Pero no solo estos hechos lamentables son cosas del pasado, sino también del presente y fácilmente se pueden documentar incluso solo utilizando informes gubernamentales. Esta actitud omisa y sospechosa implica un grave error histórico, ya que la creciente militarización afectaría sobre todo en forma directa a quienes han luchado y luchan por cambios profundos en la estructura social y política de nuestro país, es decir, a los revolucionarios, en sus distintos matices y no a la derecha que tiene múltiples recursos y mecanismos de protección de sus intereses.

Estas acciones represivas del gobierno parecen haberse olvidado, pues, nadie las menciona, como si jamás hubieran existido, confirmándose ahora, por una de las revelaciones del grupo Guacamayas que ha sido el secretario de la Defensa Nacional el que ha solicitado, por medio de oficios, dirigidos a la Secretaria de Relaciones Exteriores, que desechara las imputaciones que formulan las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos por “improcedentes”, así a priori, es decir, sin realizar ninguna investigación, pretextando que dañaban el prestigio y la autoridad de las fuerzas armadas, situación que explica que muchos de estos crímenes y atentados hayan permanecido en la más completa impunidad.

Sin embargo, esto no es lo más grave sino que ante la ausencia de la izquierda, en sus múltiples expresiones, son las organizaciones de la derecha, en forma señalada el Partido Acción Nacional las que se han ubicado en el primer lugar, en forma destacada, en la lucha contra la creciente militarización que experimenta nuestro país, al grado de que el gobierno federal ha tratado con un profundo desprecio al Congreso de la Unión, ya que, se han negado a comparecer por medio de sus representantes directos, ante sus cámaras a rendir cuentas sobre este proyecto político que está amenazando seriamente la vigencia de las libertades cívicas de los ciudadanos, que están consagradas en la Constitución.

La comparecencia de los titulares de la Defensa, Marina, Protección y Seguridad Ciudadana, el pasado 19 de octubre, fue una burla jurídica y política, ya que, los dos primeros funcionarios permanecieron en total silencio ante las críticas y las preguntas que les formularon los legisladores, pues solo intervino la encargada de la tercera dependencia, haciendo alusión a asuntos de carácter meramente administrativos, es decir, de naturaleza secundaria y no contestó a ninguna impugnación importante.

La secretaria Rosa Icela Rodríguez era la menos indicada para referirse a las preguntas de los senadores, ya que, como sabemos desde qué se creó la Guardia Nacional esta es una organización sometida desde el punto de vista administrativo y operativo a la Secretaria de la Defensa Nacional, no obstante que de acuerdo con la Constitución, debía depender de la Seguridad Pública y no de las Fuerzas Armadas. Es decir, ha funcionado en abierta transgresión a la Ley Fundamental y esto se ha llevado a la práctica con la total autorización del Presidente de la República. Pero no dijeron una sola palabra el general secretario y el secretario Almirante, a pesar de que se trataba de una comparecencia colectiva de tres miembros del gabinete y no de uno solo. Desde un principio, la Guardia Nacional fue en engaño político, pues, se afirmó que era una institución civil, adscrita a una dependencia federal civil, pero siempre fue una institución militar en todos sus aspectos, sometida y manejada sobre todo el ejército nacional.

Ello indica que el gobierno federal no desea que se examinen una serie de cuestiones torales, esenciales, algunas de las cuales están contenidas parcialmente en las revelaciones que hizo el grupo Guacamayas, tales como las frecuentes violaciones que se siguen cometiendo a los derechos humanos, los hechos de corrupción que se registran en el seno del ejército, la penetración de los grupos del narcotráfico en algunas entidades federativas, que demuestran que no se trata de una institución impoluta, casi angelical, que desde luego no existe en ningún país del mundo, sino que como todas, está sujeta a múltiples desviaciones y deformaciones que es necesario examinar autocríticamente para enfrentarlas y superarlas. Pero en lugar de encararlas de una manera racional, valiente y constructiva, el gobierno prefiere el ocultamiento oficial, tapar el sol con un dedo, actitudes están siendo desmentidas por la montaña de información que existe al respecto y que inunda el ciberespacio.

Ignorar la realidad no significa su desaparición, ya que, aquella existe independientemente de nuestra conciencia.

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