La Manipulación Política De La Justicia
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
La Comisión Instructora de la Cámara de Diputados, de una manera sorpresiva, reanudó sus sesiones para pasar a una nueva etapa procesal, después de la cual ya se podría aprobar el desafuero del diputado Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, con el objeto de entregarlo a las autoridades judiciales del estado de Campeche a afecto de iniciarle un juicio por la comisión de varios delitos, entre ellos, el de enriquecimiento ilícito. Este anunció se presentó precisamente en el momento en que esa Cámara deberá discutir y aprobar una serie de modificaciones en materia electoral de rango constitucional en la que se requieren, necesariamente para que sean viables, los votos de los legisladores de ese partido.
Se trata de una evidente y clara manipulación de la justicia obedeciendo a motivos de orden estrictamente político, es decir, estamos ante una pugna entre dos partidos burgueses, repitiéndose las viejas prácticas del pasado en los que las querellas judiciales se enfrentaban y se resolvían por la vía política, aplicando medidas unilaterales o meras acciones de fuerza, sin tomar en cuenta la vigencia del estado de derecho que tanto dice respaldar e impulsar la clase que está en el poder. Ayer el PRI incurrió en forma reiterada en estos métodos y ahora lo hace Morena, con un absoluto pragmatismo, confiando, precisamente, en su gran fuerza política y en el que todos los delitos en material electoral han quedado impunes y el INE y el Tribunal se encuentran en peligro de desaparición.
El propósito de este comentario, claro está, no es el de defender al diputado Moreno Cárdenas sino, de exhibir el hecho de que Morena, que se presenta como un partido diferente al tricolor, tiene una conducta similar al de su predecesor, que nos permite concluir que en realidad se trata de organizaciones políticas que son, esencialmente, idénticas tanto en su integración orgánica clasista como en su orientación ideológica, ya que, Morena funciona con los parámetros del partido hegemónico anterior, como bien lo reconoció Gibrán Ramírez, quien habiendo sido fundador y todavía militante de Morena admite que muchos de los vicios políticos del pasado se siguen registrando en el partido gobernante y que, por lo tanto, esa nueva organización no puede ser considerada de izquierda, como algunos ingenuos lo establecen y otros así lo afirman sin fundamento alguno, señalando que estamos en una etapa política diferente, más avanzada y progresiva, en la vida democrática de la nación.
El PRI está transitando por una grave crisis interna, que tampoco analizaremos en este momento, pero que se manifiesta en una profunda división que existe entre los diputados y los senadores de ese partido, controlados, los primeros, por Moreno Cárdenas y los segundos, por Miguel Osorio Chong. Morena no tiene los votos necesarios para tener la mayoría calificada que aprobaría las reformas constitucionales y para alcanzar ese grado de votación necesita los votos del PRI y para ello requiere dominar y someter a Moreno Cárdenas y para lograrlo se ordenó a la Comisión Instructora que se reuniera rápidamente, incluso violando las reglas internas, obviando trámites que normalmente son prolongados y complicados, para que se desahogara la solicitud de la Fiscalía del estado de Campeche, afecto de que quedara desaforado y fuera conducido ante los tribunales, lo que significa que el dirigente del PRI seria procesado y encarcelado con una gran celeridad. Además, la gobernadora de esa entidad federativa, Layda Sansores, es su enemiga. Esta gran presión política obligaría a los diputados del PRI a votar por las reformas constitucionales que presenta Morena en materia electoral para tratar de salvar a su principal dirigente de la prisión. Si los diputados del PRI, sobre la base de estas premisas, apoyan la reforma electoral, esta situación también se reflejaría en la bancada de la Cámara de Senadores en donde la unidad interna es muy frágil, como se demostró en la votación sobre la militarización de la Guardia Nacional, y más aún si el senador Ricardo Monreal se mantiene en las filas de Morena.
Morena está orquestando esta gran maniobra política también porque está consciente de que si el PRI sufraga a favor de la reforma electoral, a nivel de rango constitucional, el resto de los partidos de oposición romperían relaciones políticas con esa organización y de esta manera inevitable se desintegraría el bloque opositor parlamentario, y en estas condiciones el nuevo partido gobernante controlaría totalmente la Cámara de Diputados. En este contexto, el desafuero del diputado Moreno Cárdenas no es un asunto de carácter personal o que solo afectaría al PRI, sino, que el Poder Legislativo quedaría plenamente en manos del Presidente de la República.