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Una reflexión marxista sobre el “susto” en los mercados financieros

 

 

 

 

 Por: Sabine

En los primeros meses de este año el mundo financiero fue testigo de otro de sus episodios de turbulencia, que causó miedo en diferentes niveles del sistema económico. Desde los presidentes de naciones muy poderosas en la pirámide imperialista, como Estados Unidos y Suiza, hasta noticieros de todo el mundo que estuvieron pendientes del desarrollo diario del drama bancario, esperando a ver si la resolución sería otra crisis como la del 2008, o un simple “susto” en los mercados.

La crisis comenzó cuando un banco mediano en Estados Unidos, llamado Silicon Valley Bank (SVB), especializado en servicios para las startup tecnológicas en California, colapsó debido a un frenético retiro de recursos por parte de los clientes que habían depositado allí su dinero. La raíz de este colapso se remonta varios años atrás, cuando SVB invirtió miles de millones en bonos de la Reserva Federal (Fed)  de EE. UU. Durante la época de las tasas de interés cercanas a cero. Esto significa que el banco invirtió mucho dinero en deuda del gobierno de Estados Unidos, que durante décadas pagó una muy baja tasa de interés a quiénes compraban esa deuda.

Sin embargo, el aumento en la inflación de este último año y medio en todo el mundo generó un efecto inesperado sobre la estabilidad de SVB. El efecto domino sucedió de la siguiente manera:

  1. El aumento en la inflación provocó que los bancos centrales de todo el mundo subieran las tasas de interés que les pagan a quienes les prestan (en este caso, instituciones como SVB que compraron bonos de la Reserva Federal). Esta es una estrategia estándar que asume que al ofrecer mayores tasas de interés por “invertir” en la deuda del gobierno, las personas e instituciones destinarán más dinero a eso, en lugar de gastarlo en consumo. Lo anterior debería terminar en una desaceleración en el aumento de los precios, pues, según la teoría económica ortodoxa, a menor oferta, menor precio.
  2. El aumento en las tasas genera que todo aquel bono de gobierno que haya sido emitido antes de este aumento valga menos en los mercados, pues los inversionistas saben que pueden ganar más invirtiendo en un bono nuevo que en uno que fue emitido cuando las tasas de interés ofrecidas eran casi cero.
  3. Otra consecuencia del aumento en las tasas de interés de los bonos gubernamentales es que las tasas de interés de todos los créditos del sistema financiero también crecen. Es decir, que ahora pedir prestado será más caro. En este contexto, para muchas empresas se vuelve muy caro financiarse mediante créditos.
  4. Muchas de las empresas que eran clientes del SVB eran empresas tecnológicas jóvenes, que implican de por si un alto riesgo para los inversionistas, por lo que el alza en las tasas de interés les afecto particularmente. Para estas empresas, conseguir créditos para financiar sus actividades se volvió mucho más difícil y tuvieron que recurrir a retirar el dinero que tenían depositado en el SVB.
  5. Para hacer frente a este período de retiros extraordinarios, el SVB se vio obligado a vender parte de los bonos de la FED que tenía, los cuáles fueron emitidos antes del aumento de tasas, por lo que estaban devaluados en los mercados. Por lo tanto, al venderlo, el banco perdió millones de dólares.
  6. Cuando las pérdidas sufridas por el banco se volvieron de conocimiento público, el pánico se extendió entre todos sus clientes, que temían por la supervivencia del banco, y por lo tanto, por la seguridad de su dinero.

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Finalmente, esta crisis fue frenada rápidamente por el gobierno estadounidense, al anunciar que todos los depósitos, de todos los clientes del SVB, estarían 100% garantizados con dinero público. Además, la Reserva Federal de EE. UU., le prestó dinero al banco, tomando los bonos de la misma Reserva que poseía el banco como garantía. Esta medida logró detener el miedo y los retiros masivos se detuvieron, permitiendo al banco recuperar su estabilidad.

Gran parte de la conversación pública sobre este asunto se centró en la discusión sobre si este era o no, una crisis sistémica, es decir, relacionada con el sistema financiero, o solo un episodio aislado de un banco. Mientras que estos análisis se hicieron desde una perspectiva capitalista y en su mayoría concluyeron que no era una crisis “sistémica”, desde el marxismo podemos analizar este episodio y concluir algunas cosas muy importantes.

En su libro “Reforma o Revolución”, Rosa Luxemburgo analiza rápidamente el significado del sistema financiero en el capitalismo en su fase imperialista. Rosa comienza presentándonos la idea del reformista Bernstein de que el capitalismo es sostenible debido a que se “adapta” mediante el uso del crédito. Su utilidad yace en que “cuando la tendencia interna de la producción capitalista a extenderse sin límites choca contra las dimensiones restringidas de la propiedad privada (material), aparece el crédito como forma de sobrepasar esos límites de forma genuinamente capitalista” (Luxemburgo, 1907). Sin embargo, es esta misma capacidad de expandir el capitalismo la que amplifica la profundidad y recurrencia de las crisis, puesto que agrava la sobreproducción capitalista.

Posteriormente, en períodos de crisis, el crédito abandona muchos mercados que ahora parecen riesgosos y ponen en peligro al acumulación de quienes lo manejan y “aparece (ineficaz e inútil), donde se realizan solo ciertos cambios, reduciendo al mínimo la capacidad de consumo del mercado” (Luxemburgo, 1907), que es exactamente lo que las políticas de las instituciones gubernamentales capitalistas buscan en períodos de crisis inflacionaria. En resumen, los mercados financieros han permitido que el capitalismo se desarrolle, mientras que agravan la inestabilidad del propio sistema. Esta opinión, ya no es única de los marxistas, sino que desde la crisis del 2008, muchos académicos no adscritos a la economía marxista han llegado a conclusiones similares y han insistido en mayores medidas de control sobre el sistema financiero para evitar que cause y/o agrave las crisis.

Sin embargo, ¿es posible regular una industria cuya naturaleza le obliga asumir mayores riesgos si quiere obtener mayores ganancias?  Para aquellos que no estén familiarizados con el riesgo financiero, este es la probabilidad de que una inversión pierda valor. Cuando los flujos de capital se dirigen a un proyecto o activo, se hace con la promesa de generar rendimientos, o al menos, de preservar el valor del dinero.

El riesgo fue exactamente lo que salió mal en 2008 cuando el alto riesgo fue ignorado al evaluar los derivados de hipotecas. Cuando el mercado de los años 2000 se inundó de instrumentos de inversión basados en las hipotecas, y las personas dejaron de pagar esas hipotecas, la economía del mundo entero colapsó. La extensión y profundidad de la crisis fue posible gracias a que vivimos en un mundo altamente integrado, en el que los flujos de capital se interrelacionan, dejando a la economía real, la que produce las cosas que usamos y comemos y bebemos, expuesta a lo que suceda en los mercados del crédito.

Cuando los mercados financieros colapsan, es imposible para los gobiernos capitalistas dejar que quiebren sin comprometer con ello la viabilidad del sistema económico mundial, es decir, la supervivencia del capitalismo. Por ello, los rescates o los subsidios gubernamentales para ayudar a entidades financieras en aprietos han sido la regla. Por otro lado, si los bancos y otras instituciones de inversión no son rescatados, las crisis derivadas de ello podrían ser igual o más agudas que la del 2008. Dejar caer al sistema financiero, incluso si es a causa de sus propios excesos, no es una opción dentro del sistema económico imperante.

Otro ejemplo de las consecuencias del sistema financiero sobre la conformación de la economía global es la concentración de los mercados financieros que se ha generado, casi como si fuera la regla, después de episodios de turbulencia. Después de 2008, muchos bancos desaparecieron o fueron comprados por competidores más fuertes, disminuyendo la competencia en esos mercados y por consecuencia, ayudando al fortalecimiento del control imperialista de los oligopolios en el todo el mundo.

Actualmente, a raíz de la crisis del banco suizo Credit Suisse, el gobierno de ese país coordinó su compra por parte de otro de sus competidores más grades, UBS, creando un banco aún más grande y aumentando su poder sobre el mercado financiero.

En conclusión, podemos observar como el sistema financiero juego un papel crucial en le crecimiento del capitalismo, mientras que al mismo tiempo, provoca que las crisis e incluso los “pequeños sustos” terminen afectando la estructura de la economía, ya sea mediante los rescates financieros con dinero público, o bien, mediante el aumento de la concentración de poder de mercado en manos de unos pocos bancos.

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