Antes y después de la CNED, en Baja California
Corresponsal de El Machete
en Baja California
Entrevista con Enrique Briseño
El Profesor Enrique Briseño laboró durante varias décadas en la Escuela Preparatoria Federal “Lázaro Cárdenas”, en Tijuana, y hoy se encuentra jubilado. Sobreviviente del contagio por covid-19, escribió un libro sobre esta experiencia. Organizador sindical entre el magisterio, fue militante de la Juventud Comunista de México (JCM) entre 1962 y 1969. Con gentileza nos recibe en su domicilio para charlar sobre la labor de los comunistas en Baja California y la formación de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) hace medio siglo.
Antes de la militancia y con los comunistas
El papá de Enrique fue José Briseño Madera, nacido en Empalme, Sonora. José vivió en Mexicali, donde tenía un billar y un restaurante de nombre Pénjamo. Migrante en Estados Unidos, fue expulsado de este país como reprimenda por su actividad sindical. En Tijuana, donde nacieron sus hijos, José fue también panadero y vendedor de aspiradoras; es en esta ciudad donde se integra al Partido Comunista Mexicano, en 1954-1955, y en el que militará hasta 1981.
Hijo de campesino, José fue solidario con la lucha de los campesinos pobres en Baja California. Reflejo de esto es que los recuerdos de Enrique Briseño recogen múltiples episodios que traslucen este vínculo activo. José y Enrique asistían juntos a las celebraciones locales por el asalto a las tierras de la Colorado River Land Company en 1937. En ese periodo de aniversarios, en Mexicali, ya también se organizaba la Central Campesina Independiente.
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José inculcó en su hijo Enrique el gusto por la lectura. En las celebraciones por el asalto campesino, el segundo declamaba poemas de Jesús Sansón Flores u otros alusivos a Zapata. El profesor recuerda que al PRI lo distinguió la cooptación de dirigentes “de masas”. Algunos resultaron incorruptibles; otros cayeron enamorados por el canto de sirenas del progreso nacional, volviéndose dirigentes burgueses de la lucha rural; líderes “nylon”, así se les denominaba.
José Briseño fundó el Sindicato de Empleados de Comercio e Industria Ignacio Zaragoza, que agrupó al paso del tiempo a obreros de la naciente industria maquiladora de exportación en la frontera con Estados Unidos. También promovió organización popular en los barrios de Tijuana. Además, por el histórico problema de abasto de agua, en esa época se exigió al gobierno canalizar el Río Colorado, lo cual la lucha con fines revolucionarios permitió alcanzar.
A este respecto se hacían campañas de concientización y recolección de firmas. El Partido Comunista Mexicano organizaba esta labor sin reclamar aplausos ni reflectores, desde la clandestinidad; instando a la organización obrera y popular. El reclamo por agua para los trabajadores en el estado, y su canalización, se acompañó de la exigencia por crear plantas desalinizadoras, como la que operó largo tiempo en el hoy municipio de Rosarito.
Surgimiento de la Juventud Comunista de México (JCM)
La JCM se formó en Baja California en el año de 1962. Estuvo precedida por un círculo de estudio cuyo protagonista principal fue George Politzer a través de sus cursos de principios de filosofía. A este propósito, José Briseño facilitaba su domicilio. Los jóvenes, a decir de Enrique, entonces cayeron en cuenta de la esencia contenida en la última Tesis sobre Feuerbach de Marx: más que interpretar al mundo, de lo que se trata es de transformarlo de manera revolucionaria.
La iniciativa de organizar a la Juventud Comunista en el estado fue de Blas Manrique, dirigente en Baja California y que había sido Secretario de Organización del PCM bajo la Secretaría General de Dionicio Encina. El responsable político de modelar lo que sería la célula Ricardo Flores Magón fue un trabajador de farmacia, Epigmenio Ramírez. Los miembros fundadores de la Juventud, a través de la célula, fueron: Manuel Frutos, Antonio Maya, Manuel Olmos Flores y Enrique Briseño, que contaba 14 años.
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La Juventud Comunista fue entonces una labor proyectada y confeccionada por el Partido. En su momento la JCM luchaba contra las direcciones escolares corruptas; por la educación pública y gratuita, por el acceso a todos los niveles educativos, por suficientes instituciones educativas; por la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal; y por la libertad de los presos políticos. La JCM contaba con participación entre los estudiantes organizados.
Los jóvenes comunistas organizaban mítines en contra de la agresión militar al pueblo de Vietnam; a favor del movimiento por la paz; en contra de la construcción de la central nuclear de San Onofre, California, pues se consideraba que la radiación en la zona marítima y militar de San Francisco y San Diego agraviaría más allá de la frontera; en defensa de Cuba y en apoyo de la Revolución Cubana; así como por otros motivos.
Pero la JCM en Baja Californiana también apoyaba a los campesinos del ejido. La Federación Estatal de Estudiantes Bajacalifornianos (FEEB), en la cual realizaba trabajo político la juventud comunista, convocó a una manifestación estatal para el 25 de mayo de 1962 contra la salinidad del Valle de Mexicali, en exigencia de un lavado de tierras o indemnización. La FEEB organizaba a estudiantes de secundaria, preparatoria, universidad y normales del estado.
La fundación de la CNED y su ejemplo
El Profesor Enrique Briseño relata que el partido de Estado de aquel entonces, el PRI, tenía presencia en todas las organizaciones estudiantiles en el país, y sobre todo entre los estudiantes técnicos. Menciona que el Partido Comunista y la Juventud Comunista también, aunque en menor medida en ciertos casos. Destaca el caso de las federaciones estatales que, como en el caso de Baja California, eran una escuela para la propia juventud y en particular para los miembros de la JCM.
Enrique Briseño fue delegado efectivo por la FEEB a la Primera Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos, del 15 al 17 de mayo de 1963. Ahí se hicieron planteamientos sobre la necesidad de una Confederación que agrupara federaciones estudiantiles de carácter estatal. Esta Conferencia se realizó en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en el marco de la lucha contra la represión llevada a cabo por el gobierno de dicho estado.
Posteriormente fue también delegado, por Baja California, a la II Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos, celebrada del 12 al 15 de mayo en la UNAM; y también, como representante de la FEEB, al Congreso Constituyente de la CNED del 26 al 29 de abril de 1966. Enrique participó en la comisión responsable de redactar los estatutos de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos.
A su parecer, la actividad propia de la CNED se desarrolló en mayor medida dentro del centro del país. Esto en comparación con lo que sucedió en provincia y, en particular, en la frontera noroeste con Estados Unidos. En 1968, en el marco del movimiento estudiantil y el Consejo Nacional de Huelga, los jóvenes de Baja California salieron a las calles, se solidarizaron, sortearon la represión y se preparaban para continuar el ejemplo de la CNED en el estado.
Tras la CNED, y bajo su espíritu, estudiantes participaron en la llamada Toma del Campestre, ocurrida en Tijuana durante 1971. En la ciudad había una disputa interburguesa por el territorio del municipio, y en específico por una parte de los terrenos del antiguo Complejo Turístico Agua Caliente. Dado que la Universidad Autónoma de Baja California carecía de instalaciones –y que los estudiantes, para proseguir sus estudios, migraban al Distrito Federal, Sonora y Jalisco– la exigencia estudiantil fue que en el Campestre se estableciera la Universidad, lo que condujo posteriormente el establecimiento de su primer campus en la ciudad. En esta lucha por educación pública y gratuita destacaron miembros de la JCM como Martha Galindo y Dionisio González, que luego formarían la LC23S en el estado; así como José Negrete Mata, Enrique Briseño, entre otros.
Epílogo
Al reflexionar sobre las respuestas del Profesor Enrique Briseño, fundador de la Juventud Comunista de México en Baja California, cabe resaltar que el Partido Comunista Mexicano, aún con las distintas problemáticas que enfrentó sobre todo en la década de los sesenta, fue fundamental para la formación o desarrollo de organizaciones de trabajadores, jóvenes y capas populares; así como de federaciones o confederaciones, como en el caso de la CNED.
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El Estado burgués siguió, durante décadas, tanto el principio de sembrar confusión político-ideológica en el pueblo, como el de desviar a sus organizaciones del sendero revolucionario por medio de la cooptación de sus direcciones. El Estado burgués, que hace décadas se amparaba en la necesidad de continuar la revolución democrático-burguesa y el supuesto de representar por igual a obreros y empresarios, hoy bajo el viejo engaño de llevar a cabo una “transformación” ha cooptado a parte de los liderazgos de izquierda, pasado directamente a desmovilizar y extinguir organizaciones y atacar la lucha tanto obrera como popular. He aquí la necesidad actual de contribuir a la organización combativa de jóvenes, mujeres trabajadoras y clase obrera.
Para Enrique Briseño la causa fundamental de las dificultades para la reorganización estudiantil radica en el modo de producción capitalista. Y en particular a fenómenos asociados: la falta de liderazgos y organizaciones estudiantiles; la influencia de la ideología dominante que destaca el emprendurismo y el egoísmo individualista; la influencia del narcotráfico y sus esfuerzos por poner bajo su manto a la juventud, e incluso organizarla. Así como al hecho de que la burguesía ha cedido a la juventud la virtualidad, atrapando amplios sectores de la misma en su deleite, con el fin de poder dominar el mundo real. Lo que, en conjunto, ha constituido un triunfo del capital.