De panes y burgueses
Por: Raúl Dzul
El burgués es burgués, sea hombre o mujer, y no solo explota a hombres, sino también a otras mujeres por igual. Ejemplo de ello es la empresa de postres Tere Cazola, que inauguró en Yucatán el pasado 6 de marzo una nueva planta procesadora con el apoyo del gobierno del estado. Si bien el discurso se basa en la generación de empleos a “cientos de familias yucatecas” la verdad es que se está expandiendo el capital a más rincones del estado.
No debemos olvidar que el gobierno del estado de Yucatán ha estado promocionando la industria en esta última gestión a niveles nunca antes vistos y se ha importado una cantidad enorme de capital al territorio. Se afirma que estamos viviendo una época dorada en cuanto a la generación de empleos, pero entonces ¿Dónde está el dinero para la clase trabajadora? ¿Tenemos alguna mejora de sueldo? ¿Han mejorado nuestras condiciones sociales? ¿En qué se invierte esta derrama económica?
La pasada inauguración fue reflejo del apoyo que se tienen por parte del gobierno a los capitalistas, pues no importa si son hombres o mujeres, no importa su orientación o identidad sexual si es que tienen capital. Es mediante el discurso de la superación ante las adversidades que nos quieren hacer creer que las mujeres empresarias velan incluso por los intereses de las mujeres trabajadoras, pero el hecho es que son ellas las mismas que explotan a estas últimas en los centros de trabajo y mantienen la complicidad con otras y otros burgueses.
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Si bien esta es una empresa regional sería ingenuo pensar que no tiene los mismos intereses de los monopolios nacionales o internacionales al igual que el trato a sus trabajadores. Ya en septiembre del pasado año de 2022 se había denunciado a la empresa por abuso de poder, violencia de género y acoso sexual, y el caso hasta la fecha no ha tenido una resolución satisfactoria para la ex trabajadora afectada, demostrando incluso la complicidad entre empresas y gobierno, ya que este tipo de denuncias no son únicas de esta empresa.
No cabe duda de que la “generación de nuevos empleos” por sí sola no es otra cosa que la generación de nuevos centros de explotación para nuestra clase, y más si lo que caracteriza a Yucatán son los sueldos paupérrimos que se ofrecen y que no nos queda de momento otra opción más que aceptarlos. Para que esta situación pueda revertirse debemos avanzar hacia nuestra organización como clase, de manera que constituyamos una fuerza organizada en cada centro de trabajo capaz de obligar a las patronas y patrones a acceder a nuestras demandas.