Por: Lorena Vargas

El pasado viernes en el parlamento griego fue aprobado el proyecto de ley del gobierno de la Nueva Democracia que impone la jornada laboral de 13 horas y 6 días laborales a la semana, además de incrementar indirectamente la edad de jubilación hasta los 74 años. Se trata de una de las leyes actuales más agresivas contra la clase trabajadora griega, pues implica un retroceso significativo de las conquistas obreras.

El rechazo de las bases trabajadoras expresadas en el Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME) y otros sindicatos se hizo presente el 21 de septiembre con una huelga general en todas las ciudades y regiones de Grecia que aglutinó a decenas de miles de trabajadores de todos los servicios del sector público y privado. A pesar de que los medios, en complicidad con el Ministerio del Trabajo y con el silencio de la Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE), enterraron en sus páginas la realización de esta multitudinaria huelga, la antipopular medida de ley obtuvo una rabiosa reacción de los trabajadores que finalmente no pudo ser eludida por el parlamento.

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Durante el verano, con la idea de hacer pasar desapercibida esta reforma laboral, los funcionarios de gobierno disfrazaron sus intenciones bajo argumentos como “estimular el trabajo”, “incrementar las oportunidades de los empleados” y “mejorar las relaciones con los sindicatos”. No obstante, el Partido Comunista de Grecia (KKE), tanto en las calles como en el parlamento, develaron la verdadera cara del gobierno de Kyriakos Mitsotakis y de su partido ND, denunciando la política criminal del Estado y llamando a los trabajadores a la lucha, lo que le valió el constante ataque por parte de los funcionarios del parlamento a través de mentiras y calumnias que evidenciaron el recalcitrante anticomunismo del gobierno.

El KKE no sólo denunció el actuar del gobierno de la ND, sino que además señaló la hipocresía de los socialdemócratas de SYRIZA y de PASOK, quienes de manera oportunista rechazaron la propuesta de ley en las discusiones parlamentarias por no “integrar de manera correcta la directiva de la Unión Europea a la legislación griega”, pero que se mantuvieron ausentes durante la votación de la misma, permitiendo de ese modo que se mantuviera intacto el marco legal actual, del que también son responsables.

Esta disposición legislativa responde a las necesidades de los gobiernos de la burguesía que integran la UE, buscando generar la máxima ganancia a través de la sobreexplotación de la clase obrera, que de hecho ya paga los platos rotos del conflicto imperialista de Europa del Este entre Rusia y Ucrania, del cual los empresarios y los monopolios han obtenido grandes beneficios. No es fortuito que en el retroceso de los derechos de los trabajadores griegos se encuentre en el centro la propaganda anticomunista y antisindicalista que el gobierno de la ND ha difundido por todos los medios con la mera intención de expandir el terror y la confusión entre la clase trabajadora, para así evitar manifestaciones de choque con las políticas antiobreras y antipopulares del gobierno conservador de Mitsotakis.

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A la aprobación de esta medida antiobrera se espera una fuerte reacción de los trabajadores en Grecia, por la reivindicación de sus derechos laborales, por la defensa de la jornada laboral de 35 horas y 5 días a la semana, por una jubilación digna, y efectivo acceso a la salud y la educación, derechos que fueron ganados y cubiertos por los comunistas en la Unión Soviética, aunque busquen tapar el sol con un dedo. Los trabajadores en Grecia lo tienen claro: la esclavitud moderna no pasará y seguirán luchando hasta echar atrás las imposiciones de los capitalistas y sus gobiernos, por una vida digna, y con ellos el KKE fortaleciendo la lucha contra la barbarie del capital.