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Ante el bloqueo de la Terminal de Pemex en Rosarito.

Ante el bloqueo de la Terminal de Pemex en Rosarito: solo la clase obrera y los trabajadores, con su propio Poder radical y de clase, resolverá a Plenitud los principales problemas y aspiraciones populares.

 

Imagen: Jorge Dueñes / Semanario Zet

Declaración del Comité Regional del PCM en Baja California

 

El bloqueo de la “Unión de Posesionarios del Poblado Maclovio Rojas Márquez” a la Terminal de Almacenamiento y Distribución de Pemex en Rosarito BC es una lucha justa por certidumbre en la vivienda para el pueblo trabajador. El PCM se solidariza con la “Unión”; la negativa gubernamental a satisfacer sus exigencias se debe a que el actual Poder opera para sacrificar al pueblo trabajador en pos de los capitalistas. 

Buena parte de las y los trabajadores organizados en la “Unión” habitan el Poblado desde 1988. A su lucha se deben los caminos pavimentados, el drenaje y el agua potable, las escuelas primarias y secundarias, los campos deportivos y demás proyectos sociales. Sin esta auto organización popular la vida de miles de personas en ese territorio sería aún más difícil. El bloqueo en Pemex es realizado en buena medida por adultos mayores. Y es contra ellas y ellos que los empresarios y su Poder revuelven la opinión pública en aras de agredirlos. 

Como gobierno, PRI y PAN se negaron a regularizar los terrenos de Maclovio para sus actuales posesionarios populares; además maniobraron para legalizar al llamado “Ejido Francisco Villa” y consumar la impostura de su supuesta propiedad sobre el territorio del Poblado. De 2019 a la fecha, primero con Bonilla y ahora con del Pilar, esta tónica continúa. Los partidos de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” favorecen al “Ejido”, procurándole ganancias al solapar desalojos, extorsiones y abusos contra los posesionarios. 

¿Cuál es la esencia de este proceder gubernamental? Mantener en la vulnerabilidad a miles de personas al no reconocerles legalmente su pequeño patrimonio popular. Así es más fácil o barato expropiarlo o “comprarlo”, como ante el Viaducto Elevado Tijuana y Mesa de Otay II. Al capital le es más redituable la falta de regularización. A eso se agrega el nearshoring y el apetito por amplios volúmenes de tierra en la frontera y el noroeste.

En todo el país –a través organizaciones sindicales, o de carácter popular y opuestas a las grandes obras de infraestructura y demás megaproyectos capitalistas– el pueblo trabajador retoma la lucha callejera; exige el cumplimiento a sus demandas y rechaza la demagogia. El gobierno de Obrador ya se va, pero los problemas sociales continúan y se han multiplicado. Nada fundamental ha cambiado en el país para el pueblo trabajador. 

En Baja California ya no gobierna el PAN sino Morena. Este partido se distingue por integrar a viejos políticos al servicio de los capitalistas, otrora prominentes miembros de PRI y PAN. Obrador y Sheinbaum destacan por promover este tipo de sociedad política. Morena es el nuevo PRI, un partido para el conjunto de la burguesía, flexible para albergar en su senoa los más diversos grupos de poder y representantes políticos de los monopolios.

Así, el gobierno de Morena es antiobrero y antipopular. En el estado protege la explotación contra la clase obrera en la industria y el campo. Y encabeza la criminalización de su principal antagonista en el renglón popular de BC: la “Unión”. En realidad, no existe desabasto de gasolina. Es un bulo para abrir brecha a la violencia y represión jurídica contra los posesionarios de Maclovio Rojas que están luchando contra el despojo capitalista.

Para que la lucha tenga claridad hay que ser precisos y rigurosos. El pueblo trabajador no es el jefe de ningún gobierno capitalista, no “le paga con sus impuestos”. Éstos últimos son posibles porque el Estado es una fuerza que subyuga y se coloca por encima de la misma sociedad. Además, los funcionarios del capital no pueden ser “concientizados” o “curados”. El capitalismo es expolio y lucro, independientemente de las opiniones de cada quien. 

El vigente Poder es una junta que gestiona los intereses comunes a la burguesía. Lo hace por el consenso; pero también por la coerción y la violencia. En esto emplea a cuerpos armados especiales y separados del resto de la sociedad, incluidos aquellos del crimen organizado. El velo y disimulo a toda esta situación infame lo proporciona la socialdemocracia obradorista y su demagogia –por eso es tan valiosa para los explotadores.

Andrés Manuel López Obrador sabe las consecuencias de la esencia de su gobierno: primero los capitalistas, primero los monopolios. La vida de millones de personas no puede seguir dependiendo de la voluntad y decisión de un emperador sexenal, como resulta cada Presidente en este país. El bienestar de las y los trabajadores sólo puede resultar de su lucha, pero sobre todo de echar a un lado a los capitalistas y construir su propio Poder.

El PCM considera necesaria la Alianza Social contra los capitalistas y su Estado. Alianza que, a partir del décimo aniversario del crimen de Ayotzinapa el 26 de septiembre y de la toma de posesión del 1 de octubre, confronte al Poder, unificada y nacionalmente, en pos de satisfacer las exigencias obreras y populares, con miras a que México sea para las y los trabajadores por medio de un Nuevo Poder y una Nueva Economía. 

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