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El poder sindical que fractura a la Secretaría de Cultura, el caso del SNDTSC y la familia Hernández Melchor

El poder sindical que fractura a la Secretaría de Cultura, el caso del SNDTSC y la familia Hernández Melchor

Elda Anrubio

 

VACÍOS, OPACIDAD Y AUTORITARISMO

Se funda el 14 de marzo de 2016, como consecuencia de la creación por decreto presidencial, de la Secretaría de Cultura en la última fase del Gobierno de Enrique Peña Nieto, con aspiraciones de ser un sindicato grande y corporativo que representara a los trabajadores de las instituciones trasladadas para integrar la nueva dependencia federal, anteriormente militantes del SNTE como delegaciones; en la aspiración, se veía siendo el único y por tanto poderosísimo interlocutor de todos los trabajadores de la Secretaría, siendo esta, de histórica importancia estratégica para el Estado Mexicano y hoy especialmente, para los gobiernos de la Transformación.

Originalmente, mas de 3500 trabajadores afiliados de organismos desconcentrados del Gobierno Federal como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, se afiliaron al nuevo sindicato como el Sector INAH y el Sector INABAL respectivamente, mientras que los trabajadores de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, formaron el Sector Central. Los tres Sectores operan con su propia dirigencia y a su vez, sostienen a un órgano de representación nacional con personalidad jurídica, integrada por 12 trabajadores procedentes de cada Sector denominada, Coordinación Nacional Colegiada, según su estatuto.

Pese a que el sindicato proclama transparencia, democracia interna y votaciones legales mediante órganos colegiados para garantizar sus procesos electorales y dirimir sus asuntos internos, no se ha encontrado públicamente, documentación sólida que muestre los resultados de todas las elecciones, rendición de cuentas amplia y completa, tampoco ha emprendido ningún ejercicio de auditoría interna que transparente las finanzas y la vida democrática del sindicato, generando un clima de inconformidad y desconfianza hacia sus instancias normativas, de vigilancia y de dirigencia nacional, dibujado como un grupo cupular de control y manipulación.

Desde sus inicios, el SNDTSC estuvo marcado por el nepotismo y las decisiones erráticas por falta de pericia sindical y oficio político de quienes han ocupado el cargo de Colegiado General Ejecutivo dentro de la Coordinación Nacional Colegiada. En esta figura se ha centrado la orientación política y las acciones mas trascendentes de la organización y su influencia entre los agremiados a través del clientelismo como estrategia. Con una marcada dominación de los Colegiados Generales Ejecutivos del INAH, primero de Juan Manuel Hernández Melchor que ocupó el cargo desde su fundación hasta 2020 y su sucesor, Aarón Enrique Roura Pech, que actualmente lo ostenta y tendrá fin en marzo de 2026, el SNDTSC se ha convertido en una empresa familiar y de allegado agradecidos, generadores de corrupción en la organización sindical y generando conflictos e inoperancia laboral dentro del INAH, el INBAL y la propia Secretaría de Cultura, que es lo más grave.

 

Al seno del sindicato los números demuestran una tendencia constante a la baja de su membresía, prevalece la apatía, el descontento y la sospecha en los miembros mas críticos. Un gran número de trabajadores han abandonado el sindicato para integrar otras organizaciones que los representen, huyendo de los abusos de la Coordinación Nacional Colegiada. Durante la gestión de Juan Manuel Hernández Melchor, cerca de 1000 trabajadores abandonaron el sindicato, unos para agremiarse en una versión independiente del Sector INAH, el Sindicato Nacional de Trabajadores Administrativos, Manuales, Técnicos y Profesionistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (SNTAMTPINAH), mientras que los trabajadores de la Rama de Restauración del INAH, optaron por su autorepresentación al forma el Sindicato Nacional de Restauradores (SINAR).

En el Sector INBAL en el mismo periodo, el éxodo de trabajadores fue de mas de 700, en el Sector Central la merma fue de alrededor de 200. Es decir, bajo la dirigencia de Juan Manuel Hernández Melchor, el 51% de los trabajadores que inicialmente integraron al SNDTSC, abandonaron la organización, mas de la mitad.

Durante la gestión de Aaron Enrique Roura Pech, asesor político de Hernández Melchor, la tendencia continúa y se incrementa, el Sector INBAL se reduce en un 88% y se crearon entre 21 y 23 sindicatos de esta disidencia; de los mas de 2000 trabajadores que fundaron el SNDTSC, y que representaron junto con el Sector INAH, los brazos fuertes de la organización, por su número de agremiados y su experiencia en la lucha laboral y trabajo sindica, hoy la fuerza que aportaba al sindicato del Sector INBAL está casi extinta, con 300 trabajadores, prevalece solo en la narrativa demagógica de la Coordinación Nacional Colegiada.

Contra pronostico, el Sector Central, el menos experimentado  en sindicalismo, perdió poca membresía y ha transcurrido su historia en los últimos años, junto con el Sector INAH, como crítico y denunciante de los yerros y acciones antidemocráticas de la Coordinación Nacional Colegiada. Siendo éste Sector el que necesita consolidar sus condiciones generales de trabajo y comparativamente el que percibe los salarios mas bajo de la Secretaría, no ha visto mejora alguna en sus precarias condiciones laborales y salariales.

El resultado, de sendas fracturas al interior, además de la creación de otros sindicatos en la Secretaría de Cultura, quienes han encabezado al SNDTSC, en esos momentos, son los actuales dirigentes y los que están detrás del proceso electoral nacional en curso.

Este proceso pone en evidencia los flancos del sindicato. El desencanto de la base trabajadora se traduce en una enorme apatía para participar en el trabajo sindical y en la prolongada gestión de representantes o su reiterada participación en procesos de elección; la formación de nuevos cuadros que renueven las dirigencias y aporten conceptos nuevos de lucha, vigencia en la comprensión de las transformaciones sociales, políticas, económicas y laborales del país, esenciales para un sindicato progresista y combativo, no se ven en el SNDTSC. La constante presencia de rancios actores sindicales formados en los mas abyectos vicios del SNTE, enquistados en la Coordinación Nacional Colegiada, arropados por sus familiares y sostenidos por trabajadores ciegos a la nueva realidad de no ser parte de ese poderoso sindicato de la SEP, ignoran la libertad sindical a la que tienen derecho y aceptan dócilmente ser controlados, especialmente en la Ciudad de México y el Estado de México; con raíces profundas en el SNTE, sucumben a la falsa narrativa de unidad, obviando que la unión que se les reclama, es a la familia Hernández Melchor.

Muy distante es la visión sindical de los trabajadores en las delegaciones estatales, con una formación y tradición sindical independiente que hoy son la corriente opositora a este clan. En estas Secciones, ignorantes de los Convenios 87 y 98 de la Organización Internacional de Trabajo suscritos por el Gobierno de México, de las reformas a la Ley Federal del Trabajo y las diferencias que limitan al Apartado B de esta norma, confunden en concepto y alcance, las posibilidades y el estatus legal del SNDTSC, creando una desarticulada e idealizada autoconcepción de superioridad por sobre otras expresiones sindicales en la Secretaría de Cultura, bajo el concepto de “sindicato mayoritario”, encerrándose con esa aspiración, en un callejón sin salida, al menos legal.

No asumir la libertad sindical a la que tienen derecho los trabajadores, concretamente en el centro del país, ha favorecido la permanencia en cargos sindicales de actores ligados al clan, obstaculizando el crecimiento ideológico de la organización y la han debilitado en perjuicio de la mayoría de trabajadores en los tres Sectores y en beneficio con comisiones nacionales, permisos, financiamiento, puestos administrativos, licencias y asignación de becas o apoyos económicos a quienes estén claramente vinculados a la familia Hernández Melchor.

Como ejemplo, en el Centro Comunitario Ecatepec Casa de Morelos del INAH, la mitad de sus trabajadores, regenteados por Juan Manuel Hernandez Melchor, desde hace mas de cuatro años como Secretario General de la Sección Estado de México, no asisten a trabajar al amparo de comisiones y permisos sindicales, causando un enorme perjuicio en la operación de este importante museo, hecho denunciado no solo por las autoridades, también por los trabajadores que ven aumentadas sus responsabilidades, para cubrir las no hechas por los ausentes. La problemática crece ante los reclamos, denuncias y movilizaciones del dirigente, por “pérdida de la materia de trabajo” para los trabajadores cobijados por Hernández Melchor, cuyas labores se asignan a otro tipo de personal de Casa Morelos para evitar el cierre de actividades ese espacio cultural mequiquense, por no tener la capacidad de cumplir con los servicios y la atención al  público visitante.

 

Desde la fundación del Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura, hace solo 9 años, la corriente democrática ha buscado caracterizarse como un actor clave en la defensa de derechos laborales en el INAH, marcando una distancia y una postura antagónica a la representada por la familia Hernández Melchor y respaldada por el sindicato en la periferia, con especial fortaleza en el sureste del país. Esta corriente política insiste en cumplir la promesa de romper con prácticas sindicales autoritarias y clientelas, enarboladas en su fundación, promoviendo una estructura colegiada y más horizontal. Sin embargo, en la práctica, la Coordinación Nacional Colegiada, no lo ha permitido, obstaculiza la participación activa y colectiva con una estrategia simple y muy efectiva, la rotunda negación a efectuar los Congresos Nacionales del sindicato, máximo Órgano de Gobierno para la toma de desiciones, la denuncia y la rendición de cuentas. Durante el sexenio de la actual Coordinación Nacional Colegiada controlada por Enrique Roura Pech, no se celebró el Congreso y el único que se organizará, será el que esencialmente tendrá como objetivo, la toma de protesta de una nueva Coordinación Nacional Colegiada, que esperan, la encabece otro miembro de la familia Hernández Melchor en el Sector INAH y mujeres vinculadas a los actuales Colegiados en el Sector INBAL y el Sector Central, todo puede quedar en familia.

El punto crítico de ruptura con estas prácticas charriles, lo debe alcanzar la conciencia de un número creciente de trabajadores que inicialmente se sumaron con entusiasmo al SNDTSC y que hoy lo ven como una estructura corrupta, cerrada, autoritaria y contradictoria a sus ideales fundacionales y los principios de su estatuto.

 

 

Consecuencias para el INAH

Esta dinámica tiene efectos visibles dentro del Sector INAH, tomado como ejemplo por ser el único que aún no solo conserva su membresía original, la aumentó; división y fragmentación interna, sectarismo de trabajadores basificados hacia los no basificados, violencia hacia los no agremiados, marginación de trabajadores y secciones. Lo mas preocupante, un significativo desgaste institucional, los conflictos sindicales obstaculizan las funciones sustantivas del INAH, al enfrentarse a una incapacidad para la protección del patrimonio cultural y la operación de museos y zonas arqueológicas, esencialmente, el Sector INAH está integrado por trabajadores administrativos, técnicos y manuales, en quienes descansa la maquinaria operativa de la Institución.

Un factor determinante en el crecimiento del fenómeno que es el contubernio Juan Manuel Hernández Melchor y Aaron Enrique Roura Pech, es la tolerancia de las autoridades institucionales, existe gran numero de denuncias ante la función pública, en su mayoría, por la poca transparencia en el manejo de dinero público y el abuso del sindicato en cuestiones laborales y administrativas. Un cuestionamiento serio al INAH es imperante pero inexplicablemente inexistente, lo que obligadamente significa complicidad, aunque no existen documentos públicos que prueben formalmente estas acusaciones, tampoco existe evidencia de transparencia que demuestre lo contrario.

Al interior de la estructura sindical, la actual dirigencia del Sector INAH, votada para continuar el esfuerzo de la corriente democrática del SNDTSC, ha demostrado sometimiento a los miembros de la Coordinación Nacional Colegiada, emulando sus practicas coercitivas contra las Secciones estatales críticas al sistema implementado desde ese órgano de representación, obstaculizando, ignorando y condicionando el trabajo sindical y la solución de sus problemáticas. Abiertamente apoya la perpetuidad de la familia Hernández Melchor y promueve los discursos propagandísticos de derecho a subyugar a otras expresiones sindicales, negándoles el derecho que por ley tienen y que paradójicamente, es el origen de la fractura y reducción del 70% de su membresía total.

Si bien el SNDTSC sigue siendo un interlocutor válido ante la Secretaría de Cultura y con sus Instituciones, su legitimidad depende de recuperar la transparencia, democratizar su estructura y rendir cuentas. El predominio de una familia y su cercanos, dentro de un sindicato que se presenta como democrático, no sólo traiciona sus principios, sino que debilita la fuerza laboral y la integridad institucional del INAH, del INBAL y la Secretaría de Cultura.

No se espera un ejercicio de autocrítica y recapitulación de los dirigente que actualmente integran la Coordinación Nacional Colegiada y los Comités Ejecutivos de los tres Sectores del SNDTSC, lo deseable es la acción de sus agremiados para enderezar a su organización. Hoy inician los comicios para elegir a los nuevos integrantes de la Coordinación Nacional Colegiada, durante los días 7, 8 y 9 de octubre, definirán el futuro de un sindicato que prometía tener la capacidad de inclusión y se enfrentan en un lado, la corriente conservadora anquilosada en el sindicato como su razón de ser, protagonizada por la familia Hernández Melchor, Aaron Enrique Roura Pech y sus allegados en la Ciudad de México y el Estado de México, identificados por el color rojo de sus planillas; por el otro, la corriente democrática y progresista impulsada por los trabajadores de todo el país con el color azul de sus planillas, será interesante ver el desenlace de este proceso, como reflejo, causa y consecuencia del choque de ideologías que prevalece en el país.

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