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La nueva, muy vieja, “Gran Idea” del capital europeo y la respuesta de los comunistas

Fotografía: Internet

 

Por Dimitris Koutsoumpas,
Secretario General del Comité Central del
Partido Comunista de Grecia (KKE)

El brote de la pandemia, su rápida difusión, sus profundos efectos en la vida humana y especialmente en las economías capitalistas más desarrolladas, trajeron a la superficie grandes problemas explosivos, que por supuesto preexistían, pero surgieron hoy de una manera ensordecedora y trágica. Incluso mayores contradicciones y contrastes son evidentes en todos los aspectos de la realidad y la vida social, económica, política, cultural, en cada país por separado y a nivel internacional. Definitivamente, se necesita un mayor esfuerzo colectivo y la contribución de todos, no solo para registrar, codificar, pero también para destacar más y de modo más profundo los nuevos temas, las principales tendencias de los desarrollos, sacar conclusiones y plantear las tareas necesarias a nivel teórico, político y práctico. Después de todo, muchos problemas y aspectos aún están en progreso.

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Los desarrollos que estamos viviendo en este momento, en el último mes en nuestro país, poco más en otros países, muestran, y, una vez más confirman, realmente, de una manera más intensa, que el verdadero peligro para todos los pueblos del mundo es capitalismo en su fase superior, el imperialismo. No solo va en contra de las necesidades de los pueblos, del desarrollo social en sí mismo, sino que constantemente causa, a escala masiva, daños irreparables en todas las áreas, debido a la agudización de sus contradicciones y contrastes. Hoy, es indiscutible que la salud del pueblo, el cuidado, la protección y la seguridad son incompatibles con el beneficio capitalista, el capital codicioso, el modo de producción capitalista. Si no se imponen soluciones basadas en las necesidades reales del pueblo, el pueblo sufrirá, vivirá en condiciones miserables, pagará constantemente de sus escasos recursos, para que se enriquezcan los pocos y elegidos del capital. Ya es hora, y se volverá aún más urgente después del fin de la pandemia en los próximos meses, de fortalecer la Alianza Social, fortalecer la línea de lucha antimonopolista-anticapitalista, fortalecer nuestra propia propuesta alternativa, nuestra propia respuesta, la respuesta del futuro socialista prometedor. La necesidad y la actualidad del socialismo y de la revolución socialista están llegando, y, al pasar el tiempo, vendrán a la superficie de manera imperativa, con nuevas dinámicas, cada vez más cerca.

 

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Últimamente, los procesos y las competencias a nivel europeo y mundial se han intensificado sobre cómo apoyar de manera más efectiva la economía capitalista afectada. Los efectos de la pandemia del coronavirus son sin duda el catalizador para el empeoramiento de los graves problemas que preexistían en la economía capitalista. El KKE, incluso cuando los gobernantes, actuales y anteriores, celebraban el “desarrollo”, advirtió que el problema de la sobreacumulación del capital, como la causa principal de la crisis, no solo no se ha superado, sino que se ha agudizado aún más, que se está acercando el riesgo de una nueva crisis, quizás más rápido de lo que se esperaba. De hecho, la economía griega está aún más expuesta a estas perturbaciones, debido a su llamada “extroversión”, es decir, la gran dependencia del turismo y el transporte marítimo, en general el transporte. Esta extroversión fue la bandera de todos los gobiernos anteriores –de la ND, de SYRIZA, de PASOK-KINAL, socavando al mismo tiempo el gran potencial productivo del país, valioso y necesario, especialmente en condiciones como la actual, simplemente porque esto requieren las ganancias del capital y los compromisos con la UE.

 

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En este terreno, se habla de la necesidad de una fuerte intervención estatal en la economía, llamada el “nuevo Plan Marshall”. Este término, de hecho, es utilizado tanto por los seguidores de los mecanismos de apoyo actuales del ESM (Alemania, Países Bajos, Austria) como por los partidarios del Eurobono o algo intermedio, de los países fuertemente endeudados del sur. Además, este término es utilizado por todas las fuerzas burguesas, independientemente de si aparecen entre ellos como oponentes (neoliberales, derechistas, socialdemócratas de todos los matices y otros). Esta identificación muestra su gran acuerdo sobre la necesidad de que los Εstados burgueses y sus alianzas, como la UE, intervengan con una política fiscal expansionista para apoyar – no a los trabajadores y el pueblo que nuevamente son las grandes víctimas en términos de salud y derechos – sino a los grupos empresariales y su rentabilidad. Pero al mismo tiempo para fortalecer la posición del capital europeo frente a sus competidores, como Estados Unidos, China, Rusia, etc., en el contexto de los reordenamientos que tendrán lugar en el sistema imperialista internacional. Por supuesto, esto no significa que no existen diferencias entre ellos, dentro de la UE, sobre quién ganará y quién perderá, lo que podría conducir a un nuevo compromiso frágil. Todo lo contrario. Los países con déficit y deudas menores argumentan que los préstamos a las economías deberían ser un asunto de cada Estado individualmente, a través de los mecanismos de apoyo actuales. Los países con mayores déficits, como Italia y España, que necesitarán grandes paquetes para respaldar a sus propios grupos empresariales, argumentan que este préstamo debe hacerse sobre una base de carga mutua de las nuevas deudas.

 

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Lo que se confirma, una vez más, es el fraude de la “solidaridad europea”. La UE y la Eurozona son, por naturaleza, alianzas de Estados y economías competidoras que, especialmente en tiempos de crisis, “se muestran los dientes” tanto entre ellos como, sobre todo, contra los pueblos. Entonces, aquéllos que se lamentan nuevamente por la cohesión de la UE y la “casa común europea que está amenazada” saben que esta imagen falsa se está desvaneciendo ante los ojos de los pueblos. El colapso de los sistemas de salud pública ya inadecuados, a pesar del heroísmo de los trabajadores de la salud, los millones de despidos en todos los países, el hacinamiento de los trabajadores en las fábricas a riesgo de su salud para que no se pierdan las ganancias, la competencia entre las compañías farmacéuticas y los proveedores de material sanitario que privan suministros valiosos, conforman la imagen repugnante, no sólo de la UE sino de todo el mundo capitalista, incluso en los países que están en la cima de la pirámide imperialista.

También se confirma que la fórmula de gestión burguesa, que se elige cada vez, no está determinada por las opiniones políticas particulares de cada gobierno burgués individual, sino por las necesidades y prioridades del capital en un momento dado. Por esta razón, hemos visto que las fuerzas socialdemócratas, como SYRIZA en Grecia, implementan políticas restrictivas a las que supuestamente se oponen, así como las fuerzas neoliberales que ahora implementan una política más expansiva, la que criticaban previamente. Esto no es nada nuevo. La historia contemporánea  está llena de tales ejemplos. En todo caso, el denominador común es que los trabajadores son los que deberán pagar nuevamente los nuevos paquetes de rescate. Los años anteriores los trabajadores pagaron los memorandos y las duras medidas antipopulares, que permanecen en vigor, y son ellos que serán llamados una vez más a pagar los nuevos préstamos y déficits que se crearán, con nuevas medidas ya probadas en el tubo experimental de “salud” con motivo de la pandemia.

 

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Esto es lo que estamos viviendo en Grecia en este momento. Por un lado, miles de despidos, cambios laborales nocivos, trabajadores con relaciones flexibles que ni siquiera tienen derecho al escaso subsidio de 800 euros, la destrucción de profesionales autónomos, de los agricultores. Y por otro lado, una enorme suma de dinero para las grandes empresas y los bancos. Esta es la política que sirve el gobierno de la ND. Esta política, con diferencias mínimas, principalmente en términos de calendario, también se destaca en el programa de SYRIZA. De hecho, esta convergencia, aún mayor, entre la ND y SYRIZA, que se lleva a cabo, y con una propaganda, una falsa responsabilidad y unanimidad “nacional”, es posible determinar los desarrollos políticos en el próximo periodo. Esto tampoco es nuevo. Sus firmas en el tercer memorándum aún están frescas. Cuando la estabilidad del sistema lo requiere, dejan de lado estas diferencias ya indistinguibles. Ambos esconden la esencia: que de esta enorme crisis no es posible que tanto el capital como los trabajadores salgan ganadores. Alguien perderá y alguien ganará. Y esta lucha para el día siguiente se debe organizar ahora mismo por la clase obrera y las otras capas populares. Con demandas y objetivos de lucha que nacen hoy, en la lucha por la salud, la vida, la supervivencia diaria, y también apuntan al verdadero oponente, el capital, sus gobiernos y alianzas.

 

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Por lo tanto, la “Gran Idea”, que promueve el capital y todos sus representantes políticos, para un “nuevo Plan Marshall” para la reconstrucción de Europa, que se supone que no tendrá compromisos ni memorandos para los pueblos, y será beneficioso tanto para el capital como para los trabajadores, es completamente engañosa. Los paralelismos que hacen con el Plan Marshall de la posguerra, incluso presentándolo como una “quintaesencia” a favor de los pueblos, son divertidos. De hecho, esta manipulación de la Historia no solo se lleva a cabo por los descendientes ideológicos y políticos de los partidarios del Plan Marshall, sino también por las fuerzas de “izquierdas”, solo de nombre, que simplemente confirman su plena mutación burguesa socialdemócrata. Vale la pena recordar que los fondos estadounidenses que fluyeron hacia la devastada Europa de la posguerra, como parte del Plan Marshall, en la segunda mitad de la quinta década crítica del siglo pasado, no fueron un acto de solidaridad con los pueblos europeos, sino solo una acción vital para el propio sistema capitalista. Se utilizaron, por un lado, para la reconstrucción capitalista de Europa, que fue crucial para las exportaciones estadounidenses, y por otro lado para detener el socialismo y el movimiento obrero revolucionario, que surgió de la Segunda Guerra Mundial con gran prestigio entre todos los pueblos del mundo. Por esta razón, una gran parte del Plan Marshall se dirigió a la infraestructura, p.ej. militar, como en Grecia, que apuntaba principalmente contra el sistema socialista de la época y la lucha de los pueblos. Sin embargo, la necesaria, incluso en aquella época, intervención estatal de posguerra para la reproducción del capital y la creación de infraestructura crítica, no interrumpió el círculo vicioso de las crisis ni aseguró la prosperidad de los pueblos. Las prestaciones pretendían, al mismo tiempo, integrar a las fuerzas obreras y populares, y estaban marcadas por el resplandor de las conquistas sociales en la URSS y en los demás países del socialismo, pero también de la lucha de los pueblos de Europa.

 

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Hoy, desafortunadamente, no existe ese contrapeso. Los pueblos, sin embargo, saldrán de esta crisis con mayor experiencia. Hoy se están volviendo aún más evidentes los enormes  impasses y la bancarrota histórica del sistema de explotación. Depende de ellos organizar la lucha, su propia alianza. Responder con el plan y la propuesta política que se está promoviendo actualmente en nuestro país solo por el KKE. Responder agresivamente de dónde vendrán los recursos, quién produce toda esta riqueza que poseen unos pocos. Promover y reclamar desde hoy, y en las condiciones especiales de las restricciones, con mayor intensidad y con otros modos y formas el día siguiente, es una condición básica para preparar el contraataque popular, cultivar un clima de preparación, de agrupación, de amplia Alianza Social con la clase obrera en la vanguardia.

Para promover reivindicaciones y reclamar medidas alivio para los empleados del sector público y privado, los profesionales autónomos – artesanos – comerciantes, científicos, agricultores, mujeres y los hijos de las familias populares, para proteger la salud del pueblo, para la educación, la cultura, abordar el problema de los refugiados, con la restauración de los derechos y libertades democráticas, con la abolición de cualquier ley que restringe la acción sindical y política, la intensidad de la represión. Todo eso va junto con la revelación de las causas, las grandes responsabilidades y la necesidad de que la carga de la crisis recaiga sobre el capital y no sobre la clase obrera y las capas populares. Con la abolición al mismo tiempo de todas las leyes de los memorandos más antiguas y las recientes medidas antipopulares. Con la abolición de la exención fiscal para los grupos monopolistas; que la plutocracia de este país pague impuestos. Perseguir inmediatamente la especulación y el mercado negro. Con la demanda de cancelación de la deuda estatal que no fue creada por el pueblo que lo ha estado pagando caro y continuamente durante todos estos años. Con la retirada del programa y los peligrosos planes de la OTAN, para los cuales nuestro país paga 4 mil millones de euros cada año. Con el conflicto total y redentor para nuestro pueblo y la retirada de las alianzas imperialistas de la OTAN y la UE.  Para iluminar la única salida, la cual se encuentra en la superioridad del socialismo, la propiedad social en los medios de producción, la planificación científica central, la participación y el poder obrero, lo que conduce a la prosperidad del pueblo, la paz y el progreso de la humanidad.

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