Buscar por

Ciencia y capitalismo

Fotografía: vertedero Lixão da Estrutural de desechos urbanos en Brasil. Internet (Andre Coelho/EFE)

 

Ciencia y capitalismo

 

Por Ángel Chávez Mancilla,
Director de El Comunista

La ciencia, como todos los otros aspectos del pensamiento o la superestructura, no tiene una dinámica aparte de la realidad material de la sociedad, sino que está vinculada a ésta. Esto no significa que la sociedad de forma «consciente» decida hasta dónde quiere desarrollar la ciencia, más bien el desarrollo de la ciencia tiene entre los múltiples aspectos que la determinan (en última instancia), el desarrollo material de la sociedad: la base material construida por las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

Esta determinación histórico-social tiene una importancia tal que de hecho (según mi particular concepción), el pensamiento racional científico, al igual que la filosofía, no surgen en todas las civilizaciones humanas sino hasta que éstas alcanzan determinado desarrollo material.[1] Esto no invalida que existan conocimientos previos al saber científico (y que, por tanto, no son conocimientos científicos) que efectivamente llegan a develar aspectos de la realidad, aunque tienen la característica de no sobrepasar el saber técnico y revestirlo de explicaciones mágico o mítico-religiosas.

Por tanto, pensar la situación de la ciencia en la actualidad implica, necesariamente, considerar la relación que guarda con el sistema económico y político en el que actualmente se desenvuelve: el capitalismo. De igual forma, para poder estudiar el desenvolvimiento de la ciencia bajo el socialismo después de la Revolución Socialista de Octubre, es necesario atender a la base material de la sociedad socialista cuyas características eran: 1) la socialización de los medios de producción y 2) la planificación socialista a través de la acumulación socialista, dando prioridad al sector I de la economía (producción de medios de producción) sobre el sector II (producción de bienes de consumo). Esto implicaba destinar grandes cantidades de recursos para el desarrollo científico.

A diferencia del feudalismo y los modos de producción anteriores, como decían Marx y Engels, el capitalismo no puede subsistir sino a costa de revolucionar permanentemente la producción. La ciencia ha pasado a tener una gran importancia y se ha vinculado cada vez más estrechamente con la producción, pues es necesaria para el desarrollo de los medios de trabajo que junto con la fuerza de trabajo forman las fuerzas productivas. De hecho, ya en el capitalismo, la ciencia se ha convertido en una de las más importantes fuerzas productivas.

Un ejemplo de la relación entre la producción y el desarrollo científico es la revolución industrial y la revolución científica que ocurrieron entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Junto a los descubrimientos en el campo de la física y la química se desarrollaban nuevos procesos productivos, nuevas máquinas, nuevas formas de transformar y aprovechar la naturaleza. Con esto se quiere decir que en la sociedad moderna la ciencia no se desarrolla de una forma autónoma, sino vinculada a las condiciones materiales de la producción de la sociedad.

A su vez, las características y formas en que se organiza la producción están determinadas por las relaciones sociales de producción. Así pues, la ciencia y su desarrollo están determinados por las relaciones sociales de producción, es decir, por las relaciones económicas que se establecen entre los individuos, independientemente de su conciencia y de su voluntad, en el proceso de producción, cambio, distribución y consumo de los bienes materiales. En las actuales relaciones de producción existe la apropiación privada de los medios de producción por parte de los capitalistas y sus monopolios, y una gran masa de trabajadores que viven de vender su fuerza de trabajo (incluye desde los obreros hasta los científicos asalariados).

Resumiendo la vinculación que en el capitalismo existe entre la ciencia y la producción tenemos los siguientes elementos: 1) el desarrollo del capitalismo y sus necesidades contribuyeron a un mayor desarrollo de la ciencia; 2) la sociedad capitalista requiere de la ciencia para continuar su desarrollo; 3) la ciencia ayudaba al desarrollo de las fuerzas productivas; 4) la ciencia se convierte en una fuerza productiva: 5) conforme avanzan las fuerzas productivas, la ciencia y su aplicación se van entrelazando cada vez más rápido, por lo que el desarrollo de las fuerzas productivas podría progresar de forma más rápida.

Hasta aquí parecería que el capitalismo guarda una relación casi integral con la ciencia. No obstante, aunque así fue durante los siglos XVIII y XIX, con la llegada del capitalismo a su fase imperialista la relación entre el capitalismo, la ciencia y demás fuerzas productivas se transformó. El imperialismo es el límite histórico del capitalismo, es la fase en que abre lo que Marx ha descrito en el Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política como “época de revolución social”[2], que forma parte de la «ley de la tendencia a la concordancia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción». Recordemos lo que Marx dice al respecto:

“Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.”[3]

Así pues, actualmente el elemento que determina las relaciones de producción es la existencia, por un lado, de la propiedad privada de los medios de producción en manos de unos cuantos (empresarios y grandes monopolios) y, por otra parte, la existencia de la mayoría de la población que carece de medios de producción y vive de vender su fuerza de trabajo. Es decir, la contradicción del capitalismo implica una apropiación individual de la producción, y que la producción tiene un carácter social dado que de ella participa el conjunto de la sociedad por medio de múltiples vínculos interdependientes.

Siguiendo esta línea, la ciencia se ve sometida a la dinámica capitalista de la máxima ganancia y la anarquía de la producción, la cual causa que el desarrollo de las fuerzas productivas esté siendo frenado por las relaciones de producción capitalista, las cuales se han vuelto una traba del desarrollo de las fuerzas productivas.

Por tanto, independientemente del tipo de gestión económica del capital, sea una gestión neokeynesiana y populista con orientación socialdemócrata, o sea el neoliberalismo, las economías con base capitalista se ven impedidas de desatar las fuerzas productivas contenidas en la sociedad.

Una problemática a la que se enfrenta la ciencia en el capitalismo es el divorcio de las necesidades de la sociedad, esto debido a que responde a intereses privados que buscan siempre la máxima ganancia y no el beneficio social. Así, son los intereses en la máxima ganancia los que se incluyen en las decisiones sobre cuáles ramas de la ciencia deben ser desarrolladas y, por tanto, las que reciben mayor inversión o presupuesto. Esta es una constante de la producción en el capitalismo: esta no se planea partiendo del interés de la sociedad, se invierte en lo que más conviene y se cambia la inversión a la rama de producción que sea más rentable. Se sobreproduce y se implanta la obsolescencia programada, se frenan algunas investigaciones científicas, hay falta de apoyo a determinados proyectos de investigación (algunos de los cuales están vinculados a capital privado, aún en universidades públicas).

El resultado de la anarquía del capital es que hay un desarrollo caótico y desigual en la ciencia; algunas ramas se rezagan, pues no son de interés para el capital, mientras que otras ramas de la ciencia se desarrollan más. Por ejemplo, es mayor la inversión en la ciencia e innovación tecnológica de corte militar que la inversión hecha para encontrar vacunas para enfermedades como el SIDA.

También está el problema de las innovaciones que, siendo conocidas desde hace varias décadas, no han sido aplicadas porque afectarían los intereses de grandes monopolios avocados a determinadas ramas de la producción. Pensemos el caso de la posibilidad de usar autos eléctricos, biocombustibles y fuentes de energía ecológicas: aunque desde hace décadas había el conocimiento para poder usar en masa estos avances científicos y tecnológicos, hasta hoy están inhabilitados para ser utilizados masivamente debido a que las relaciones de producción capitalista ven mayor margen de ganancia en la industria del petróleo.

Es larga la lista de problemas derivados de la relación ciencia-capitalismo, por ejemplo: la obsolescencia programada; la existencia de las patentes y mecanismos que impiden que la humanidad se beneficie de los avances científicos; la mercantilización de ramas de la ciencia, como la medicina y salud; la divinización de la ciencia y las máquinas o su contrario, la maquinofobia; el uso de la ciencia para la guerra, ahora con alcances atómicos y biológicos; la afectación a la naturaleza; entre otros.

Pero la problemática central que enfrenta la ciencia es que las relaciones económicas capitalistas impiden que la ciencia y la tecnología desarrollen su potencial debido a que el funcionamiento del capitalismo no está hecho para contener las grandes fuerzas productivas que la humanidad está en posibilidades de crear. Esto se debe a que la ganancia de los monopolios se genera en la extracción de plusvalía de los trabajadores, pero para que se realice el ciclo del capital se requiere el consumo de las mercancías. No obstante, mientras la riqueza se concentra cada vez más en pocas manos, los trabajadores se ven impedidos de poder acceder a la riqueza y a las mercancías que ellos mismos producen.

En ese sentido, el capitalismo se ve impedido para desarrollar más las fuerzas productivas, pues esto implicaría la disminución del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción, lo que se traduce, en el capitalismo, como el despido en masa de millones de trabajadores. De esta manera, con más desempleados, no habría posibilidades de que se realicen las mercancías, ya no habría consumo de ellas. Esta es una de las contradicciones centrales del capitalismo que lleva a que la ciencia no se desarrolle en todo su potencial, así sea un gobierno neoliberal que la privatice o un gobierno neokeynesiano que dé margen al desarrollo de la ciencia con instituciones públicas. Se requiere la transformación de las relaciones de producción capitalistas por las relaciones de producción socialistas.

En el socialismo, dada la economía planificada y la socialización de los medios de producción, el desarrollo científico técnico se traduce en la disminución de la jornada de trabajo y mayor riqueza socializada. Sólo de esta manera es posible que se desenvuelva plenamente la ciencia.

Por esto es que todo científico verdaderamente interesado en el desarrollo de la ciencia debe adherirse a las posiciones materialistas y ver en la construcción socialista el único futuro posible para que la ciencia esté al servicio de la sociedad y al alcance de toda la población.

 

Comentarios y sugerencias: [email protected]

 

———————————–

[1] Consideramos que las condiciones del surgimiento del saber crítico que implica a la filosofía y las primeras expresiones del saber científico surgieron en específico en la zona de Jonia, próxima a la antigua Grecia. Al respecto vid. Ernesto Schettino, “Del mito a la filosofía, Un estudio marxista del surgimiento del pensamiento crítico” vid. https://elmachete.mx/index.php/2017/10/15/del-mito-a-la-filosofia-un-estudio-marxista-sobre-el-surgimiento-del-pensamiento-critico/ 

[2] Al respecto del imperialismo como época de revolución socia vidhttps://elmachete.mx/index.php/2017/05/21/el-imperialismo-una-epoca-de-revolucion-social/

[3] Marx, “Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política”. Para ahondar la categoría de “época de revolución social” vid. Ernesto Schettino, “El sentido teórico del concepto Época de revolución social”: https://elmachete.mx/index.php/2018/04/10/el-sentido-teorico-del-concepto-epoca-de-revolucion-social/ 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *