Mensaje del CC del KKE para el Día del Trabajador 2020
Mensaje del CC del KKE para el Día del Trabajador 2020
El Día del Trabajador de este año encuentra a la clase obrera en nuestro país y en todo el mundo en medio de una pandemia. Los trabajadores, las capas populares pobres, son una vez más las grandes víctimas de esta crisis de “salud”, que funciona como catalizador de una nueva crisis económica capitalista profunda y a la vez permite avanzar en los planes y las demandas de las grandes empresas y sus representantes políticos.
El colapso de los sistemas de salud pública, incluso en la cima del capitalismo, los EE.UU, a pesar del heroísmo de los trabajadores, la intensificación del trabajo y la falta de medidas de protección básicas con riesgos para la vida y la salud de los trabajadores, el desempleo, la prueba de nuevas formas de explotación más sofisticadas, como el teletrabajo, son solo algunas de las imágenes cotidianas que demuestran la decadencia y la bancarrota histórica del capitalismo.
Al mismo tiempo, la búsqueda de ganancias y la competencia que esta genera, socavan las posibilidades existentes de la ciencia y la investigación científica, que podrían proporcionar una salida más rápida de la pandemia actual y satisfacer las necesidades contemporáneas. La “guerra mundial” entre los estados capitalistas y las grandes empresas por la patente de la nueva vacuna, los tratamientos y los suministros de salud necesarios confirma lo que la mayoría de las personas en todo el mundo entiende y grita: “el capitalismo es el verdadero virus”. Todo esto coloca la necesidad de la socialización de los medios de producción, distribución, los servicios, la planificación científica central, el socialismo.
Las lecciones de la historia del movimiento obrero en nuestro país y en todo el mundo son hoy más actuales que nunca. Lo que ganó la clase obrera, lo ganó a través de duras luchas, en conflicto con el capital y su poder, derrocando las correlaciones de fuerza que parecían insuperables.
Sobre todo la historia ha demostrado que la clase trabajadora, la fuerza que está en la vanguardia de la sociedad, en alianza con las fuerzas populares oprimidas, puede derrocar el poder del capital y construir una nueva sociedad que se centre en la satisfacción de las crecientes necesidades populares.
La experiencia de la construcción socialista en el siglo XX, aunque se refería a países con condiciones de gran retraso absolutas y relativas, en comparación con los datos científicos y tecnológicos actuales, muestra la superioridad del socialismo en la protección de la salud, la seguridad, el trabajo y la extensiva protección social. El derrocamiento del socialismo y la retirada global del movimiento obrero no justifican la barbarie capitalista en la que vivimos, ni detienen la rueda de la historia que, a pesar de las dificultades y los obstáculos, siempre avanza.
Esta barbarie no se puede embellecer con medidas individuales de reducción de sus consecuencias, ni con intentos de encubrirla por parte de gobiernos, partidos, alianzas imperialistas internacionales, las fuerzas que defienden y sirven a este sistema injusto de explotación.
Divinizan la “responsabilidad individual” para ocultar las grandes deficiencias estatales, especialmente en los sistemas de salud pública.
Están tratando de imponer silencio a los trabajadores, bajo el pretexto de la pandemia y una falsa “concertación nacional”.
Buscan la sumisión de los trabajadores a los objetivos del capital, con el falso argumento de que “todos estamos en el mismo barco”.
Se están elaborando medidas de intervención económica estatal inmediatas, con inversión y subsidios, e incluso la nacionalización de grandes empresas en quiebra, para restaurar la motivación y la rentabilidad capitalista. Pero todo esto lo pagan los trabajadores con nuevas medidas duras y memorandos, en nombre de la “emergencia”.
Utilizan el cuento de la “solidaridad europea” para ocultar el hecho de que la UE, la Zona de Euro, son por naturaleza una alianza de estados y economías en competencia que, especialmente en tiempos de crisis, “muestran sus dientes” entre ellos y sobre todo hacia los pueblos.
Tanto el gobierno de ND como SYRIZA y los demás partidos burgueses de nuestro país, promueven esta línea, preparándose para el día siguiente, que será doloroso para los trabajadores si no se ponen en pie de manera más decisiva, masiva y militante, si no pasan al contraataque.
Los empleados, jubilados, trabajadores autónomos en la ciudad y en el campo no deben ilusionarse, ni dejarse engañar. Ningún cambio en la combinación de la política fiscal y monetaria, ningún nuevo “Plan Marshall”, ninguna modernización digital de los servicios gubernamentales, representan una “reforma progresiva” del capitalismo, no lo alivian de sus enormes contradicciones ni de la crisis que se avecina, como también sucedió en 2009. Los empleados no saldrán beneficiados de la nueva y enorme crisis económica.
Es por eso que el contraataque de los trabajadores, la alianza de la clase trabajadora con las demás fuerzas populares, no debe detenerse.
Nos mantenemos fuertes en las condiciones de la pandemia.
Luchamos por la protección de la salud del pueblo, por la educación, el trabajo, la cultura, para resolver la situación de los refugiados. Defendemos los derechos laborales y más ampliamente los derechos sindicales y las libertades civiles. Luchamos por la abolición de cualquier ley que restrinja la acción sindical y política, contra la avanzada represiva.
Fortalecemos la lucha para que paguen los responsables, los capitalistas, por el aumento sus impuestos, por la abolición de las exenciones del impuesto sobre el capital, para combatir la especulación.
Fortalecemos la lucha por la abolición de todas las leyes antiguas de los memorandos y las medidas antipopulares más recientes.
Con la demanda de la cancelación de la deuda estatal que no fue creada por el pueblo, que la está pagando caro y continuamente todos estos años.
Con la retirada del programa de la OTAN y sus peligrosos planes, que como país pagamos con 4 mil millones de euros cada año. Con la confrontación redentora total de nuestro pueblo contra las alianzas imperialistas de la OTAN y la UE, para su retirada.
El coronavirus se sanará y la pandemia pasará, como lo han hecho otros en el pasado, pero el capitalismo es incurable y continuará atormentando a la humanidad, con la pobreza, el desempleo, las guerras, la destrucción del medio ambiente, hasta que los pueblos decidan pasar a la vanguardia de los desarrollos.
El sistema actual solo puede ser derrocado y reemplazado por un sistema social superior, el socialismo-comunismo, donde la propiedad social en los medios de producción con el poder obrero, la planificación central científica para satisfacer las necesidades populares, el control obrero en todos los órganos administrativos, la participación en todos los órganos del poder, de abajo hacia arriba, pueden conducir al bienestar del pueblo, a la paz y al progreso de la humanidad.
El Día del Trabajador simboliza el reclamo irreductible contra el oponente de clase. Este es el precioso legado de nuestro tiempo. Con esta arma en nuestras manos y nuestros pensamientos, honramos el Día del Trabajador, los trabajadores muertos de Chicago en 1886, los trabajadores del tabaco de Salónica en el 1936, los 200 comunistas ejecutados en Kaisariani el 1 de mayo de 1944, todos los invencibles de la lucha de clases, aquellos que se sacrificaron por una sociedad sin explotación del hombre por el hombre.
En éste camino continuamos, por la satisfacción de todas las necesidades sociales y populares contemporáneas.
¡Proletarios de todos los países, Uníos!
Atenas, 25 de abril de 2020