Trotskistas, ustedes y nosotros no somos lo mismo. Polémica con el trotskismo a propósito del 75 aniversario de la victoria sobre el fascismo
En el festejo del 75 aniversario de la URSS sobre el nazismo ustedes no están invitados… *
Por Jonathan Ninho Rodríguez
A 75 años del triunfo del glorioso Ejército Rojo sobre el fascismo y la liberación del mundo de su bestialidad, es necesario no sólo atacar a la intelectualidad del periodismo inorgánico; también es menester el que los comunistas desenmascaremos las tergiversaciones a la historia, a la teoría del leninismo, en este caso la alimaña del trotskismo. El presente artículo se centrará en un texto escrito por Gabriela Liszt, el cual lleva por título “La caída de Berlín: el verdadero fin de la Segunda Guerra Mundial” (La Izquierda Diario, jueves 7 de mayo de 2020); teniendo por objetivo saber “la causa, el desarrollo, el resultado y las consecuencias de esta guerra”.
En las causas de la guerra Liszt considera la revolución proletaria como proceso para frenar las guerras. Lenin diera como otro elemento característico de la fase imperialista del capitalismo que el capitalismo trae consigo la guerra, la rapiña de territorios geográficos, la apropiación como el saqueo de las colonias, la guerra para la conquista de mercados nuevos. La guerra en el capitalismo es un derecho natura.
Liszt plantea que “El peso de las contradicciones internas empuja a un país tras otro por la vía del fascismo, el que a su vez no podrá mantenerse en el poder sin preparar explosiones internacionales.” Cierto es que al recuperar la contradicción interna del capitalismo le llevará a las explosiones internacionales, a la guerra; no obstante no hay argumentación de la razón de las contradicciones internas, la cual se encuentra en el proceso de producción de mercancías. Trotsky dirá “todos los gobiernos temen la guerra, pero ninguno tiene libertad para elegir. Sin una revolución proletaria es inevitable una nueva guerra mundial” (Trotsky, L. 1934). ¿Entonces el Partido Comunista de la Unión Soviética, que a través de los planes quinquenales desarrolla la economía planificada en un solo país, fue uno de los causantes de la Guerra? Ya en septiembre de 1916 Lenin en el primer subtema de su El programa militar de la revolución proletaria, al respecto argumentaba que:
En tercer lugar, el socialismo triunfante en un país no excluye en modo alguno, de golpe, todas las guerras en general. Al contrario, las presupone. El desarrollo del capitalismo sigue un curso extraordinariamente desigual en los diversos países. De otro modo no puede ser bajo el régimen de la producción mercantil. De aquí la conclusión irrefutable de que el socialismo no puede triunfar simultáneamente en todos los países.
La falta de estudio de Gabriela Liszt en materia económica le llevó a dejar de lado que el propio proceso de producción bajo el capitalismo es desigual; este hecho va concatenado a que con el triunfo del socialismo en un solo país lejos de frenar las guerras, las presupone. Las disputas entre los imperialismos en su lucha por el reacomodo geoestratégico del mundo llevaría a otra Guerra Mundial. El propio Trotsky dejó de lado lo relativo a que se forman asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, esto en cuanto a los rasgos fundamentales del imperialismo (Lenin). Y ello como efecto de la producción y concentración de capital. No es cosa menor que Gabriela Liszt haya omitido en sus explicaciones de las causas de la guerra a la libre competencia, pues ésta “origina la concentración de producción, y dicha concentración en cierto grado de su desarrollo conduce al monopolio” (Marx en Lenin. 1989: 18).
Trotsky ante su incomprensión del desarrollo de las fuerzas productivas, aunque no lo refieren en el artículo de Liszt, (criticó) la Unión Soviética tuvo que entrar en la Sociedad de Naciones en 1934 (antes de ser la ONU). De no haber ingresado ahí Stalin sabía que la invasión a la URSS sería inevitable, eso fue una táctica para el desarrollo de la estrategia del Partido, el poder consolidar el socialismo en la URSS; aunado al pacto Ribbentrop-Molotov para la preparación frente a la inminente invasión. Liszt afirma:
Para los trotskistas, en este mundo de crisis, guerras y revoluciones, no todas las guerras eran iguales en un mundo dividido en clases sociales y diferentes Estados nacionales. Durante la Segunda Guerra el enfrentamiento fundamental fue entre Estados imperialistas (más allá de si estaban gobernados por regímenes democráticos o fascistas, todos defendían sus colonias, semicolonias y conquistas de nuevos territorios).
Liszt asevera que el proceso de la guerra se dio en lo fundamental entre estados imperialistas –de ahí que el trotskismo concibe a la URSS como un imperialismo soviético. Es necesario reflexionar sobre su tesis. Al parecer la autora omite lo siguiente: el desarrollo desigual de los países capitalistas del régimen de producción de mercancías. De aquí “la conclusión inmutable de que el socialismo no puede triunfar simultáneamente en todos los países. Empezaría triunfando en uno o en algunos países” (Lenin, I. 1976). El revisionismo del trotskismo le llevó a no posicionarse por ninguno de los dos bandos dado que desde su visión fue una guerra de imperialistas.
Por eso Trotsky y los trotskistas de la época no apoyaban a ninguno de los dos bandos imperialistas: los Aliados o el Eje. Luchaban por una posición independiente de los trabajadores y el pueblo pobre. Luchaban contra sus propias burguesías imperialistas. Defendían a las colonias y semicolonias que luchaban por su independencia (aunque su imperialismo opresor fuese “democrático” o “fascista”) y defendían a URSS como Estado obrero contra los ataques imperialistas que lo tenían como objetivo de guerra, aunque estuviese degenerado por la burocracia stalinista (Liszt).
De no hacer el proceso de abstracción en la cita referida se podría caer en el error de que ese “análisis” trotskista se sitúa en la tesis de Lenin, en la tarea de crear una nueva Internacional, la III, como un elemento manifiesto lanzado contra la guerra. En esta carencia de argumentación el trotskismo seguirá en la enemistad con el leninismo. Una de las tesis de Trotsky y del trotskismo en general es la “revolución permanente”; la tesis de la revolución en un solo país la atribuyen al “estalinismo”. Es necesario un fundamento de Lenin:
La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo, de donde se deduce es posible el socialismo empiece triunfando solamente en algunos países capitalistas o incluso en un solo país aisladamente.
El triunfo del socialismo veía Lenin comenzando en algunos países o como fue en la Unión Soviética, en un solo país, de ello el trotskismo de nueva cuenta perdería de vista el proceso de producción tanto en el capitalismo como en el socialismo, debido a que:
(…) El proletariado triunfante de este país, después de expropiar a los capitalistas y de organizar la producción socialista dentro de sus fronteras, se enfrentará al resto del mundo, contra el mundo capitalista (Lenin, I. 1976. 331-332).
Trotsky coloca como causante tanto de su propia expulsión como de la expulsión de su fracción de la URSS a que ambos creían que el socialismo en la Unión Soviética caería de no apostar por la “revolución permanente”. El desarrollo de la II Guerra Mundial y la historia de la humanidad ha echado por la borda tal supuesto.
Lenin concibió como falsa “la idea de la imposibilidad de la victoria del socialismo en un solo país y una interpretación errónea de las relaciones de este país con los demás” (Lenin, I. 1976). Tal parece que ese error de comprensión de las relaciones de producción Trotsky, el menchevique, las continuó desde la NEP [1] en sus disputas con Lenin; tales incomprensiones también las manifestó en 1934 en su texto “La guerra y la IV Internacional”. Cabe mencionar lo siguiente. En el escrito de Trotsky titulado Informe sobre la nueva política económica soviética y las perspectivas de la revolución, él estaría por no hacer concesiones con la burguesía después del triunfo de la Revolución de Octubre, opuesto a la propuesta de Lenin. Este último vio acertadamente que no hacer concesiones al inicio de la construcción del país de los soviets llevaría a la muerte del socialismo. Arriba se mencionó el proceso que encabezó el Partido Comunista respecto a ingresar a la Sociedad de las Naciones para evitar el ataque militar de los países capitalistas contra la URSS.
Para la trotskista Gabriela Liszt, la Gran Guerra Patria fue, y cito:
Por el contrario, las direcciones de los Partidos socialdemócratas (II Internacional) y los Partidos Comunistas (III Internacional estalinizada) defendían a sus burguesías aceptando que era una lucha de regímenes, llegando a levantar huelgas porque boicoteaban a una democracia.
Desde el trotskismo lo hecho por el país de los soviets antes, durante y después de la II Guerra Mundial coincide con los documentales que circulan en Polonia, en los que se iguala a Stalin con Hitler, o con la versión del Pentágono culpando a la URSS del avance del ejército nazi. Es bastante curioso como Liszt recupera los ejemplos de las derrotas fascistas en Yugoslavia, Italia, Grecia, Indochina y Francia, pese a que sin un solo argumento alude al “temor tanto de la burguesía como de la burocracia stalinista”; de los ejemplos de heroísmo por ella misma referidos, en ninguno de los cuales los trotskistas estuvieron al frente de la lucha, por el contrario siguieron estando los marxistas-leninistas: en Italia los partisanos, en Grecia el KKE. En ningún lado se ondeó la IV internacional, pues esa organización sólo existe en el imaginario del trotskismo. Bueno, y pueden contar la película como quieran, pero en ningún lado el trotskismo ha hecho una revolución socialista, no pueden hacer algo en lo que son antítesis del leninismo.
En el artículo que se refiere –y del cual es efecto esta crítica– a lo largo del mismo la autora se encontró sin argumentación. Si se tratase de una clase introductoria a las tres instancias psíquicas propuestas por Freud, tendríamos que se ha escrito tal artículo desde el Ello, es decir desde el lado emocional, el lado irracional del sujeto, desde el berrear. La autora, pese a reconocer el triunfo del Ejército Rojo, al mismo tiempo escribe también sin argumentos que ese triunfo sucedió “pese a Stalin”. La historia ha dicho lo contrario: los partisanos soviéticos, las juventudes comunistas, millones de comunistas, organizados para la defensa de su patria, ayudaron al Ejército Rojo en su triunfo del 9 de mayo de 1945; día en que se terminó la guerra y el avance del fascismo en el mundo. Y no. No hubo, no hay y no habrá IV internacional. La bandera de la hoz y el martillo es la de los comunistas, esa es la bandera que ondeó en el Reichstag.
A los comunistas se nos ha tachado a lo largo de la historia cómo como sujetos carentes de humanismo, asiduos a la burocracia. La poeta Vera Inber escribió estas palabras durante la Gran Guerra Patria: “liberar al mundo y al planeta entero de la peste: eso es humanismo”. La victoria del pueblo soviético sobre el fascismo no solo fue una victoria militar, económica y política, sino también fue tanto una victoria ideológica como moral. La ideología de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad y la amistad entre los pueblos resultó victoriosa sobre el racismo, sobre la misantropía y la opresión. La lucha contra el fascismo no sólo fue por parte de la militancia del Partido, no solo fue de las guerrillas; en la lucha de la gran Guerra Patria se sumaron a las filas: intelectuales, médicos, poetas, literatos, campesinos, proletarios. Los versos de Nikolái Tíjonov encajan a la perfección, “todo ello se hizo un arma” en el día de la Victoria.
Stalin en conjunto con el Partido Comunista de la Unión Soviética demostraron que para el triunfo sobre quien fuera el ejército más avanzado de la época –el nazi–; los comunistas, los destacamentos guerrilleros, el Partido Comunista, el glorioso Ejército Rojo, debieron tomar por asalto Berlín. Triunfaron por haber llevado a la praxis un marxismo creador, es decir el marxismo-leninismo; tal como lo expresaría Stalin rumbo al VI Congreso del Partido, en la preparación de la insurrección armada.
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* Para profundizar en los puntos de vista marxistas-leninistas en torno al 75 aniversario de la victoria de los pueblos soviéticos y de los comunistas frente al fascismo –a propósito de la polémica y la lucha ideológica contra las posiciones del trotskismo –invitamos a todo lector interesado en conocer el comunicado del Partido Comunista de México al respecto del 9 de mayo, Día de la victoria: http://www.comunistas-mexicanos.org/partido-comunista-de-mexico/2243-declaracion-del-pcm-en-ocasion-del-75-aniversario-de-la-victoria-antifascista
Como complemento al presente artículo recomendamos la lectura de un análisis previo en este mismo tema: https://elmachete.mx/index.php/2020/05/08/factores-esenciales-desde-la-perspectiva-de-stalin-y-algunos-datos-de-la-victoria-de-la-union-sovietica-sobre-la-alemania-nazi/
[1] Para la disputa sobre la Nueva Política Económica, véase: Lenin, Trotsky, Preobrajensky, Bujarin. Debate sobre la economía soviética y la ley del valor. D.F., México, Grijalbo, 1975.
Referencias Bibliográficas.
Lenin, I. (1976). El programa militar de la revolución proletaria. Moscú, Progreso.
……….. (1989). El imperialismo, fue superior del capitalismo. Moscú, Progreso.
……….. (1976). La consigna de los Estados Unidos de Europa. Moscú, Progreso.
Liszt, G. (2020). La caída de Berlín: el verdadero fin de la Segunda Guerra Mundial. La Izquierda Diario.
Trotsky, L. (1975). “Informe sobre la nueva política económica soviética y las perspectivas de la revolución” en Debate sobre la economía soviética y la ley del valor. D.F., México, Grijalbo. Pp. 107-150.
…………. (10 de junio de 1934) “La guerra y la IV Internacional”. Véase: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/ceip/escritos/libro3/T05V225.htm