Ciencia ficción y capitalismo
Still de Blade Runner 2049. Internet*
Por Ángel Chávez Mancilla
Director de El Comunista
En la literatura, al igual que en otros fenómenos superestructurales, podemos encontrar la expresión de aspectos de la realidad material, pues el principio del reflejo de la realidad en la conciencia humana constituye la base de toda creación cultural, ideológica y concepción de la realidad. Así pues, la ciencia ficción recoge aspectos objetivos de la realidad, pero también expresa la concepción del mundo de una determinada clase social. Es decir, junto a los aspectos de la realidad material, la literatura lleva implícito un determinado carácter de clase.
El resultado de esto es que en una producción literaria como la ciencia ficción, la forma en que se relaciona el hombre con el desarrollo científico-tecnológico no es toda creación del escritor, sino que en parte depende de la realidad material desde la que se escribe y, sépalo o no el creador, desde la posición de clase que se adopta. Es decir, los autores de ciencia ficción expresarán el tipo de relación que consideran existe entre el hombre y el desarrollo científico-técnico y tal tipo de relación puede hacerse desde la ideología burguesa o desde la ideología proletaria.
Algunos críticos literarios consideran que la verdadera ciencia ficción no solo debe plantear la existencia de la ciencia en la sociedad del futuro, sino que también debe problematizar sobre la repercusión social de la implementación de avances científicos y tecnológicos. Si este es el caso se debe considerar, como ya hemos dicho antes, que puede haber dos concepciones de la ciencia, una construida por lo hombres sometidos a la explotación y opresión bajo el capitalismo, y la otra propia de la sociedad socialista[1]. Bajo el capitalismo la ciencia es deificada o temida como un enemigo; en el socialismo la ciencia constituye una parte integrante del desarrollo social armónico logrado bajo la planeación económica y su aplicación repercute en el beneficio de los trabajadores.
Así pues bajo el capitalismo, donde la ciencia se presenta como hostil a los humanos, el reflejo de dicha situación se expresa en la ciencia ficción dando un carácter de caos al mundo futuro donde las máquinas se revelan al hombre, donde la aniquilación humana deviene de la implementación de la tecnología o donde el humano termina rebasado y supeditado por las máquinas.
Pero al mismo tiempo que se expresa una visión de la ciencia como hostil, la ciencia ficción suele problematizar los alcances de lo propiamente humano cuestionando los límites entre lo humano y lo no humano. Este aspecto visto desde la filosofía marxista nos lleva a concluir que siguen vigentes aspectos de la concepción del materialismo mecanicista del siglo XVIII que reducen al humano a una máquina, pues este es el fundamento de la comparación entre humanos y robots. Al mismo tiempo hablan de la poca comprensión del fenómeno de conciencia[2].
En otras obras de ciencia ficción, sea literatura o cine, también se problematiza la “explotación del robot que lleva a la rebelión”, tal es el caso de Blade Runner o episodios de Black Mirror. Al respecto, hay que decir que para el que sabe mirar la explotación como fenómeno existente bajo el capitalino alcanza niveles que superan cualquier fantasía; pero en estas producciones se problematiza la explotación y el uso de robots a tal punto que se llega a reflexionar sobre su posible dimensión humana. Pero además llama la atención que la explotación existente se denuncie sobre robots cuando existe en el presente y se ejerce contra millones de humanos.
Sean conscientes o no, los autores de ciencia ficción reflejan un aspecto de la realidad capitalista, la explotación que hoy se ejerce contra millones de trabajadores, y la proyectan a futuro. Sumado a esto, al proyectar que en el futuro existe la explotación, sean robots, humanos o seres de otro planeta, los autores de ciencia ficción develan que han aceptado que el capitalismo continuará como sistema imperante. La perpetuación del capitalismo también se puede ver en un subgénero de la ciencia ficción, el ciberpunk, donde se utiliza la ciencia para continuar sojuzgando y sometiendo. La ciencia y la tecnología como medio para reforzar la dominación y explotación de una clase por otra es la producción de literatos que viven bajo el mundo capitalista.
También los autores de ciencia ficción que buscan ejercer una crítica de la sociedad capitalista por medio de plantear futuros distópicos se encuentran en los marcos de la ideología burguesa, y demuestran su incapacidad de ver rebasada ésta realidad, a lo más que llegan es a plantear que en el futuro la explotación capitalista también enfrentará rebeliones; pero estos intentos están lejos de plantear la sociedad futura o de indicar el tipo de organización que desembocará en la transformación de la sociedad. Es decir, suelen caer en el culto al espontaneísmo y reflejan luchas sociales con rasgos anarquistas.
Otro aspecto de la ideología burguesa que se expresa en la ciencia ficción es la violencia, cuya existencia objetiva en esta sociedad se trasplanta a la fantasía de sociedades futuras. Esto lo podemos ver desde novelas como La guerra de dos mundos de H. G. Wells, hasta las producciones para pantalla como la serie Love death and robots. De forma regular la ciencia ficción del capitalismo imagina que el encuentro entre los humanos y seres de otros planetas engendrará una relación que desembocará en la agresión, guerra, explotación y el sojuzgamiento de unos por otros. Por esto es que al pensar en ciencia ficción lo común es imaginar invasiones extraterrestres, pasando por los intentos del hombre de colonizar otros planetas, hasta llegar a producciones como la guerra de las galaxias y demás imaginerías de imperios de explotación y sojuzgamiento universal.
Si en la ciencia ficción vemos guerra, explotación, y demás formas de violencia es porque tales lacras existen en la sociedad capitalista. Pero al mismo tiempo que la violencia en la literatura es reflejo de la realidad social es expresión de la ideología burguesa, pues que la violencia sea un fenómeno cotidiano no significa que sea normal, es parte de la ideología burguesa considerar que la sociedad actual, con su lacras, es inmutable y que a futuro será de la misma forma.
Así pues, la ciencia ficción es un medio de difusión de la ideología burguesa que ve a la violencia como forma universal y perpetua de relacionamiento social, ya sea por medio de la guerra o la explotación; la violencia se extiende a otros planetas, a otros seres racionales y a otras sociedades. De esta forma la tecnología entonces queda como la condición de posibilidad de que el humano acreciente la explotación contra el mismo humano o contra los seres de otros mundos.
La violencia y la explotación son tan cotidianas bajo el capitalismo que podrían parecernos normales; otro fenómeno más de los que acompañan a la especia humana. No obstante, tal idea es errónea. La explotación del hombre por el hombre y la violencia que esto supone no son perpetuas, tienen una base material que ya he estudiado Federico Engels en los capítulos dedicados a la teoría de la violencia en el Anti-Dühring.
La cuestión es que afirmar la perpetuidad de la guerra y la explotación en las novelas de ciencia ficción es una expresión de la ideología burguesa. Cada libro y película de ciencia ficción que nos habla de futuros donde la explotación y la guerra existen a escala interplanetaria afirma la perennidad una sociedad dividida en clases sociales. El culto a la violencia es una expresión más de la ideología burguesa y no es válido argumentar que es literatura y o fantasía y que por tanto no se le debe someter a un análisis tan crítico. La literatura y todo el arte tienen un carácter de clase, y hay que afirmar que la ciencia ficción cotidianamente difundida en televisión, cine y libros tiene un carácter de clase burgués.
Pero volvamos al tema de la ciencia en la ciencia ficción y preguntémonos ¿la repercusión de la ciencia sobre la sociedad tiene un carácter negativo? No necesariamente es así, pero bajo el sistema capitalista la ciencia sirve para sojuzgar más al hombre (a los trabajadores explotados) o termina rebasando las fuerzas humanas convirtiéndose en sediciosa; pero esto no implica que la ciencia sea dañina por sí misma sino que el empleo de la ciencia bajo el capitalismo no repercute en el beneficio de los trabajadores sino que acreciente la explotación, lo que hace parecer que la ciencia sojuzga al humano aunque en realidad son las relaciones de producción las causantes de esto.
Tal visión de la ciencia como algo que postreramente somete al humano apareció muy temprano en la literatura de ciencia ficción. Pensemos en la utilización de la ciencia para generar un monstruo como Frankenstein, figura que no solo puede representar aspectos del trabajo, sino al capitalismo mismo [3]; cuya fuerza (el desarrollo de las fuerzas productivas) se revela al creador (la burguesía). Lo que se revela en la ley de la tendencia a la concordancia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción es que las fuerzas productivas se rebelan a la burguesía, que ya es una traba para las mismas.
En resumen, la ciencia ficción bajo el capitalismo reproduce aspectos de la sociedad capitalista (explotación, guerra y demás formas de violencia); pero además expresa la ideología burguesa considerando dichos aspectos como perpetuos y universales, es decir, extensibles a las sociedades de otros planetas. Sumado a esto la ciencia ficción bajo el capitalismo representa una relación entre el hombre y el desarrollo científico-técnico, una en la que el hombre es sojuzgado tal y como lo hemos mencionado con anterioridad.
¿Es ésta la única forma de pensar la ciencia ficción? La frase de Lenin “o ideología burguesa o ideología proletaria” nos dice que no…
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[1] vid. ”Dos visiones de la ciencia”, en: https://elmachete.mx/index.php/2020/05/15/dos-visiones-de-la-ciencia/
[2] Al respecto de este tema recomendamos la consulta de: Rubin S. El ser y la conciencia. El pensamiento y los caminos de su investigación. México, Grijalbo, 1963; E. Shorojova. El problema de la conciencia. México, Grijalbo, 1963.
[3] Algunos autores ven en Frankenstein las posibilidades de reflexionar sobre el trabajo enajenado, otros lo toman como ejemplo de que la burguesía genera a su propio enterrador, que es el proletariado. En mi caso considero que la figura puede servir para referirse al desarrollo científico-tecnológico bajo el capitalismo. Como argumento a favor de la propuesta que presento se debe pensar que en el mismo Manifiesto del Partido Comunista Marx y Engels hablan de que las fuerzas productivas se revelan a su creador, tal como pasa con Frankenstein: “Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado en sus conjuros”