Sobre la historia de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista. I.- De 1919 a la reorganización dirigida por Sen Katayama
Imagen. Tina Modotti.
Sobre la historia de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista.
I.- De 1919 a la reorganización dirigida por Sen Katayama.*
Por Pável Blanco Cabrera,
Primer Secretario del CC del PCM
“El deber de los comunistas no es callar las debilidades
de su movimiento sino criticarlo abiertamente a fin de
librarse de esas debilidades rápida y radicalmente.”
Las tareas fundamentales de la
Internacional Comunista, II Congreso, 1920
El VI Congreso del PCM, realizado en Agosto del 2018, decidió conmemorar un siglo de lucha de los comunistas en nuestro país que se cumplen en 2019, al tiempo que los 25 años del inicio de la reorganización que data del 20 de Noviembre de 1994.
Hay varios asuntos históricos que es necesario abordar, pues no es la simple cita con una efeméride secular; tiene que ver con extraer lecciones y defender el legado de lucha en que están nuestras raíces, nuestro origen.
Por supuesto que tomamos en cuenta que las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas, así como grupos de excomunistas y renegados del marxismo buscan tergiversar la conmemoración del centenario.
Inclusive algunos que liquidaron al PCM en 1981 buscan oficializar la conmemoración, entregándola al gobierno de la nueva socialdemocracia de López Obrador como si fuera precursora de su movimiento y de su triunfo electoral, convirtiendo al comunismo en un manto decorativo de tal gestión antiobrera y antipopular.
Subyace en el debate nacional, por promoción e interés de la clase dominante, la idea de que el movimiento comunista forma parte de la historia pasada, que inclusive puede tener un lugar en los museos, de que es un acontecimiento cultural, pero que nada tiene que hacer hoy, y con fachada liberal se le reconoce como acontecimiento histórico para enseguida mostrar las fauces anticomunistas, negando su vigencia y negando su derecho al accionar político contemporáneo.
También se reedita la versión pequeñoburguesa de José Revueltas sobre el proletariado sin cabeza o la inexistencia histórica del partido comunista, tesis que por cierto fue resultado de la influencia oportunista del XX Congreso del PCUS en el intelectual y literato comunista.
Consideramos que es necesario abordar el proceso de fundación del PCM en 1919 para justipreciar su dimensión histórica y valorar su papel en la lucha de clases desde entonces. Tomemos en cuenta que no sólo se trata de confrontar las posiciones de la burguesía, la pequeña burguesía y los grupos izquierdistas, también es necesario contrastar con la versión de la historia del grupo dirigente que llevó al Partido Comunista Mexicano a su liquidación y disolución en 1981 –que llegó impulsado por las tesis oportunistas del XX Congreso del PCUS. Como se verá, la historiografía del grupo liquidador no se basaba en los datos objetivos sino en construir una versión ad hoc con sus propósitos políticos. Por supuesto que tenemos en cuenta que ese grupo liquidador anteriormente tenía el patrimonio exclusivo de los archivos y que podían efectuar manipulaciones impunemente, sin embargo esos archivos también se encontraban en Moscú y hoy son accesibles, lo que por supuesto trae luz a la discusión.
Estoy convencido que la historia del PCM, cuando menos hasta 1943, debe estudiarse en correspondencia con la Internacional Comunista, con sus Congresos y Resoluciones, en tanto que era su Sección Mexicana, a diferencia de todos aquellos que buscan estudiarlo como partido nacional y descontextualizarlo, lo que lleva a equívocos y conclusiones erróneas. También estoy convencido de que no debemos embellecer, ni romantizar el proceso histórico, es mejor mostrarlo con todas sus dificultades, comprender la complejidad de la acción militante en un periodo intenso y agudo de la lucha de clases en que el proletariado da sus primeros pasos políticos, y forja su vanguardia, pues insistimos, extraer lecciones para la actividad presente y futura nutre la lucha, enriquece la experiencia y permite que la clase obrera y los comunistas trabajemos mejor hoy para cumplir nuestra meta.
Escasa divulgación marxista, inexperiencia política de la clase obrera
A través de varios estudios queda claro que la difusión del marxismo en México, previo a 1919, fue muy limitada: sólo El Manifiesto del Partido Comunista, en tanto en Argentina hasta una traducción de El Capital existió para ese momento. Tampoco hay registro de que algún conocedor de lenguas extranjeras estudiara, y mucho menos buscara traducir, otros textos clásicos del marxismo o de la II Internacional, es decir había escaso conocimiento del marxismo, pero también escasa o nula influencia del oportunismo de la socialdemocracia; eso sí, había una divulgación mayor de las ideas anarquistas, lo que varios historiadores marxistas han explicado que obedeció al predominio del artesanado entre los trabajadores y al incipiente desarrollo de los obreros industriales en los inicios del siglo XX. Las ideas anarquistas fueron predominantes en el Partido Liberal Mexicano, la única organización antidictatorial con presencia nacional, con programa y con un periódico. La composición de clase del PLM fue mayoritariamente obrera, y estuvo al frente de las importantes huelgas proletarias de Cananea y Rio Blanco (muy similares por su método y objetivos a la de Santa María de Iquique en Chile). A pesar de todos sus esfuerzos y capacidad, el PLM fue totalmente desplazado por la pequeñaburguesía cuando se da la revolución democrático-burguesa de 1910-1919, y no sólo se vuelve marginal, sino que es prácticamente disuelto cuando sus principales dirigentes son encarcelados en los EEUU; algunos de sus cuadros se integran al zapatismo, pero ninguno se eslabonaría al surgimiento del partido comunista. Con vida precaria existió el Partido Socialista, fundado por Pablo Zierold –un militante de la socialdemocracia alemana que vino por razones laborales– en 1911.
La clase obrera no participa con su perfil y objetivos de la Revolución Mexicana, sino apoyando a distintas facciones en lucha; lo mismo al zapatismo y al villismo, pero inclusive a los constitucionalistas [1].
[1] Es conocido que la Casa del Obrero Mundial, de tendencia anarquista firmó un pacto con los constitucionalistas para confrontar militarmente al zapatismo.
Tal proceso revolucionario de 1910-1919 no gesta un partido de la clase obrera, y por el contrario, subordina al desarrollo del capitalismo a los grupos más avanzados, integrando en la nueva Constitución las demandas sociales del campesinado y derechos laborales y sindicales básicos. Es la Gran Revolución Socialista de Octubre la que impacta con gran fuerza sobre la consciencia de obreros y jóvenes trabajadores:
“El cañonazo del Aurora anunciando el advenimiento de un nuevo orden social, de una nueva era de la humanidad, tuvo eco inmediato en los sectores radicalizados del pueblo mexicano, que habían participado de una u otra forma en el movimiento revolucionario de 1910. La Revolución de Octubre hacía claridad sobre una serie de problemas que la difusión de los textos anarquistas había hecho confusos acerca de la estructura del nuevo orden social [2]”.
[2] Gill, Mario; El impacto de la Revolución de Octubre en México; Ediciones de Cultura Popular, México, 1975
Los precursores y sus dificultades
Las tendencias radicales de la Revolución Mexicana, el zapatismo y el villismo, se encontraban ya derrotadas militarmente en 1919, después del artero asesinato de Emiliano Zapata, el 10 de abril de ese año; la revolución democrático-burguesa mostraba así sus limitaciones históricas como un proceso orientado al desarrollo capitalista, y la Gran Revolución Socialista de Octubre vino a mostrar un horizonte claro a quienes en México no se contentaban con la orientación triunfante de la Revolución Mexicana: la sustitución de los antiguos explotadores por nuevos explotadores; la Gran Revolución Socialista de Octubre mostraba claramente el Mundo Nuevo, el horizonte de la resolución de la sociedad dividida en explotados y explotadores, el camino del socialismo y la demostración viva de que la burguesía y los patrones eran innecesarios puesto que el poder obrero puede asumir el timón de la producción y del Estado.
El instinto de clase lleva a lo más avanzado de la juventud trabajadora y los obreros revolucionarios a simpatizar con el bolchevismo, actuando inicialmente al interior de la central obrera que entonces existía, la Confederación Regional Obrera de México dirigida por Luis N. Morones, muy vinculado a la burguesía gobernante y al norteamericano Gompers. En el interior de la CROM con los sindicatos de orientación clasista (tranviarios y panaderos) se conformó el Cuerpo Central de Trabajadores en el que 12 jóvenes trabajadores e intelectuales constituyeron un organismo al que denominaron el Grupo de Hermanos Socialistas Rojos “cuyos fines y actuación, vinieron a ser el verdadero origen de la propaganda comunista en América Latina [3]”.
[3] Allen, José; El movimiento comunista en México, 1919-1922; RGASPI, Fondo 495, Reg. 108, Exp. 25; Moscú
El historiador marxista, que por un importante periodo trabajó en la redacción de El Machete y de la Voz de México, Mario Gill, escribe sobre ello:
“… más bien pertrechados de entusiasmo que de conocimientos teóricos el primer acuerdo del grupo consistió en editar un periódico, al cual se bautizó con el nombre de El Soviet. No podía ser más obvia la tendencia que los inspiraba.
El Soviet en el campo de la sociología, era el descubrimiento del siglo. Los consejos obreros, campesinos y soldados eran la fórmula con que debería organizarse el nuevo orden social. No se tenía una idea exacta de lo que significaba esa palabra rusa, ni tampoco lo que connotaba el término bolchevique, al que las agencias informativas capitalistas hacían sinónimo de vándalo, asesino, terrorista, etc. Empero, la intuición de los revolucionarios encontraba el sentido y la interpretación correcta.
Uno de los organizadores del Grupo, José Allen, que fuera poco después el primer secretario del Partido Comunista Mexicano, expresaba en un discurso: ‘Ignoro el significado de la palabra bolchevique, pero si el tener hambre es ser bolchevique, nosotros lo somos. En cuanto al comunismo, no es otra cosa que la idea, ya añeja, de que su implantación significará la salvación no sólo de los trabajadores, sino de la humanidad entera…’.
El Grupo [4] se convirtió poco a poco en un Partido Socialista… [5]”.
La expectativa abierta por la Gran Revolución Socialista de Octubre era un terreno fértil para la agitación que desplegaba El Soviet, al tiempo que los ataques de la prensa reaccionaria de México contra el bolchevismo daban lugar para muchas actividades informativas que encontraban oídos atentos y receptivos entre el proletariado mexicano.
[4] Allen en el informe citado, que fue escrito para la secretaría de la Internacional Comunista, le llama Grupo de los Hermanos Socialistas Rojos, en tanto que Mario Gill le nombra Grupo de los Jóvenes Socialistas Rojos.
[5] Gill Mario; Ídem.
Si bien el Grupo de los Hermanos Socialistas Rojos es sin duda el motor más importante, otro factor que nutre el ambiente político para el surgimiento del partido político de la clase obrera es la llegada a México de una emigración política particular desde los Estados Unidos; se trata de los Slackers, miles de jóvenes norteamericanos que se niegan a ser reclutados por el ejército norteamericano y a participar en la Primera Guerra Mundial, entre los que destacaría el pequeño núcleo que fundaría la publicación bilingüe Gale’s Magazine con Linn A. E. Gale al frente.
También destacará la presencia de M. N. Roy, un hindú anticolonialista, de tendencia aventurera y personalidad arribista, que sin embargo tendrá un rol a favor de lo que está gestándose. Por igual, la presencia de otro Slacker Richard Francis Philips que dirigirá la sección en inglés de El Heraldo, entonces un importante diario nacional.
Todo ello redituó en una importante agitación política que llevó a que se lanzará la convocatoria para la realización del Congreso Nacional Socialista, interesante experiencia de confluencia de tendencias para el debate sobre el rumbo a seguir políticamente por el movimiento obrero de nuestro país.
Resultado del Congreso Nacional Socialista: dos Partidos Comunistas
Al iniciar el segundo trimestre de 1919 en la Ciudad de México se dio a conocer la Convocatoria al Congreso Nacional Socialista:
“Se ha formado en la Ciudad de México un Comité de personas que profesan el ideal socialista, para llevar a cabo los trabajos con la mira a que el 15 de Agosto se realice el Primer Congreso Nacional Socialista…
Es la primera vez que los socialistas (del país) se reúnen en Congreso.
Los Congresos Obreros donde se ha tratado de la organización sindical son cuatro: el primero tuvo lugar en la ciudad de Veracruz, durante la Revolución, entre constitucionalistas y convencionistas; el segundo en Tampico durante el mes de Octubre de 1917; el tercer en Saltillo en el mes de Mayo de 1918 y el cuarto en Zacatecas que se está efectuando en estos días.
En los citados Congresos, como decimos, sólo se ha tratado de la cuestión sindicalista a base de anarquismo, pues ningún problema socialista se ha llevado al tapete de la discusión. Esperamos que las organizaciones sindicalistas y socialistas concurrirán a este Congreso porque va a tratarse de su porvenir, hoy que las ideas socialistas las están llevando a la práctica los bolshevikis rusos, los comunistas húngaros y los espartacos alemanes. [6]”
[6] Convocatoria al Congreso Nacional Socialista; documento resguardado en el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, CEMOS; Caja 1.
Esa es la parte esencial del cuerpo de la Convocatoria, que en sus bases estableció a los convocados: “partidos socialistas”, sindicatos obreros, ligas de resistencia, publicaciones obreras y radicales, para participar en el Congreso con duración de diez días.
Es importante también que publiquemos los objetivos que se fija la Convocatoria para tener una idea clara de la fuerte lucha ideológica que se libró, expresada en sus conclusiones:
“1. Declarar solemnemente qué fines persiguen los socialistas, ya constituyendo partidos, ya individualmente.
2. ¿Qué medidas conviene adoptar para que el socialismo tome incremento en esta región?
3. ¿Cuáles son las medidas políticas y económicas que conviene adoptar para alcanzar el objetivo fundamental del socialismo?
4. Estrechar relaciones con el Partido Socialista Internacional, cuya rama en la República, el Partido Socialista de México [7], está de acuerdo con la celebración de este Congreso.
5. Designar un Delegado para que represente a los socialistas de México en próximo Congreso Internacional, acordado en la Conferencia de Berna, Suiza. [8]”
[7] Casi inexistente, y después del Congreso Nacional Socialista, inexistente. Como explica Charles Philips en el documento enviado a la Comintern conocido como Informe sobre las organizaciones obreras en México en diciembre de 1919: “Quizá el primer partido socialista de la República fue el Partido Socialista de México, organizado por 9 o 10 “socialistas” en evolución al marxismo (doctrina Kautsky) hace alrededor de 11 años. Apenas hizo más que reuniones semanales, y en 1919 sus miembros eran los 9 o diez originales y cinco o seis personas más. No pudo ni siquiera comprender el socialismo moderno y era totalmente parlamentarista en esencia. Su importancia en el presente informe radica en que convocó al congreso que dio origen al Partido Comunista Mexicano.
[8] Ibíd.
El Congreso, que se realizó del 25 de agosto al 4 de Septiembre, fue un escenario de debate entre partidarios de la reforma versus partidarios de la revolución. La descripción de Allen es clara:
“Ahí se encontraban los sindicalistas por rutina, los anarquistas por ignorancia, los socialistas, los reformistas, los marxistas, los agentes del Gran Capitalismo Yanqui. Se formaron desde luego bandos: Sindicalistas, Anarquistas, Reformistas y Comunistas. Como encabezadores de los primeros se encontraban dirigentes de la ya muerta organización del Cuerpo Central de Trabajadores, Huitrón ayudándoles; los reformistas subdivididos en dos: Cervantes López, Santibáñez, Flores, del Partido Socialista, y Morones, Yúdico, Gutiérrez, sin declararlo abiertamente, de la CROM; Roy, Allen y Seaman, como Comunistas. [9]”
[9] Allen, José; Ibíd.
Allen sin embargo no menciona otra tendencia comunista: la liderada por Gale.
El debate inició con la acreditación de los delegados. Luis N. Morones fue impugnado, sobre todo por Gale, debido a sus vínculos estrechos con el sindicalista norteamericano Gompers, secretario de la AFL y que respaldaba al Presidente Wilson por decidir la participación en la Primera Guerra Mundial, guerra imperialista. Como denuncia también Allen, si Morones recibió la credencial se debió a la inexplicable abstención de M. N. Roy [10].
[10] Allen también denuncia que Roy se apropió indebidamente de recursos financieros destinados a la publicación de El Soviet.
No existe ningún registro del tono de los debates a lo largo del Congreso, más que los escuetos balances de Allen y Philips, sin embargo los resolutivos publicados en El Soviet número 6 nos muestran que el curso de los acontecimientos fue distinto a lo que deseaban los reformistas que ahí participaban:
“1. El Primer Congreso Nacional Socialista, declara que el Socialismo significa la posesión y dirección comunista de todos los medios de producción, distribución y cambio. En esta posesión comunista se excluye a todos los elementos burgueses y capitalistas de la sociedad, y tiende a la abolición de clases, quedando constituida la sociedad solamente por los que trabajan.
2. El Congreso Nacional Socialista comprenden que en la actual sociedad capitalista se le niegan a los trabajadores todos los frutos de su trabajo, tomando los capitalistas una gran parte de esas utilidades.
3. Dicho Congreso Nacional Socialista conviene que esa explotación conduce a la lucha de clases, en la cual los que trabajan tratan de conseguir el valor completo de todo lo que producen.
4. La lucha de clases tiene que continuar y continuará hasta que el poder administrativo de la sociedad esté en manos de los trabajadores.
5. El CNS adopta como medio de lucha para llegar a la finalidad de las clausulas anteriores, el SOCIALISMO REVOLUCIONARIO, sin exclusión de aquellos medios que estén en consonancia con dicho socialismo y que no desvirtúen la repetida finalidad.” [11]
[11] En Spencer, Daniela; La Internacional Comunista en México, primeros pasos y primeros tropiezos.
Hay un sexto punto que no tuvo aprobación. El Congreso terminó constituyendo el Partido Nacional Socialista también llamado Partido Socialista de México [12] y eligiendo a José Allen como su secretario general, quien al suscribir el Programa de Acción, señala que este nuevo Partido designa tres delegados al II Congreso de la Internacional Comunista. Pero el Partido Nacional Socialista o Partido Socialista de México no es el único fruto del Congreso Nacional Socialista.
Denunciando que el rumbo del Congreso era ser marioneta del sindicalismo amarillo de Gompers, Gale optó por la conformar con su grupo el Partido Comunista de México [13].
[12] Ambos nombres aparecen indistintamente en los documentos de ese efímero periodo de Septiembre al 24 de Noviembre.
[13] El periódico del Partido Socialista es El Soviet, y el del Partido Comunista de México es El Comunista.
En su balance Philips expresa que el de Gale no es un Partido, sino un grupo alrededor de su persona. Objetivamente ninguna de las dos formaciones políticas tenía las características plenas de un Partido de la clase obrera: ambas padecían de confusiones ideológicas, resultado principalmente del escaso conocimiento de las obras clásicas del marxismo; no existía elaboración programática sobre el desarrollo del capitalismo, la situación de la clase obrera, la realidad nacional, las tareas de la revolución en ese periodo; y ambos grupos eran numéricamente débiles, apenas unas cuantas decenas de integrantes –como veremos adelante en el balance de Sen Katayama. A pesar de ello los acontecimientos políticos que van de finales de Agosto al 24 de Noviembre de 1919 son un salto cualitativo del proletariado mexicano, y aunque incipiente, es el momento fundacional del movimiento comunista en nuestro país y los primeros pasos del partido comunista, que habrá de materializarse en el Primer Congreso Nacional en 1921.
Un acontecimiento determinante en esos agitados meses es la visita a México de Mijail Borodín, enviado por la Internacional Comunista para relacionarse con los procesos de organización comunista en América, quien entró en contacto con el Partido Socialista de México o Partido Nacional Socialista, debido a que Philips al dirigir la sección en inglés de El Heraldo publicaba regularmente artículos y noticias relativo al socialismo y al partido mexicano, regularmente escritos por M. N. Roy. Borodín conocía poco o casi nada de español y su principal lengua de contacto era el inglés y ello influyó en que la relación se estrechara con el hindú Roy, a partir del contacto con el trabajo periodístico de Philips.
Como marxistas debemos tomar distancia del intercambio de descalificaciones que se da entre las distintas personalidades que protagonizan esos primeros años del comunismo en nuestro país, y que en muchos casos es tomado como elemento definitivo para obtener conclusiones. Unos y otros tenían parte de verdad y grandes prejuicios resultado de la inmadurez del proceso; lo mismo M.N. Roy, que Allen y Gale [14]. Pero todos ellos contribuyeron definitivamente a delinear el objetivo en torno al cual se empezó a agrupar y concentrar fuerzas y también a adquirir experiencia.
[14] La mayor acusación que se hace es contra Allen, al que se le señala de ser informante regular de la Embajada norteamericana con relación a las fábricas de armamento del ejército mexicano, de lo cual existe registro documental; existe también registro de que proporcionó información de la vida interna del Partido y entregó datos que comprometieron la lucha. Tal vez contra su voluntad, de alguna manera prestó su contribución en esos años difíciles y turbulentos, como es el caso de Román V. Malinovski. M. N. Roy tiene sin duda una personalidad arribista, y hay varias pruebas de deshonestidad en temas financieros. Al hacer un balance de él, dirigido a M. Kobetsky del CE de la IC, Katayama, señala que “abusó de las credenciales del PCM” pues sabiendo que no representaba un partido comunista con “poder real” su único propósito era obtener con ello la acreditación al II Congreso de la Internacional Comunista, y que es un individuo arribista y deshonesto. La misma opinión tiene Katayama de Linn Gale, un arribista, con mucha iniciativa, pero que también abjuró y renegó de sus ideas comunistas en cuanto fue detenido por el gobierno norteamericano.
Borodín de manera apresurada, como lo demostraría Katayama, hizo a un lado al grupo de Gale –el Partido Comunista de México– y estableció una relación preferencial con el Partido Socialista Mexicano/Partido Nacional Socialista. La presencia de Borodín, así como las orientaciones que él traslada del Primer Congreso de la Internacional Comunista son notables en los documentos y decisiones del Partido Socialista de México, que convoca a una sesión extraordinaria de su Comité Ejecutivo [15], en la que sin contar con el quórum necesario se adoptan importantes resoluciones. La reunión fue realizada el lunes 24 de Noviembre de 1919 y en ella se decidió adoptar el Manifiesto de la III Internacional, y modificar el nombre del Partido, que en adelante tendrá el nombre de Partido Comunista Mexicano, solicitando afiliación a la Internacional Comunista y nombrando delegados al II Congreso:
“El Partido Socialista de México es un partido joven; aún está en desarrollo de formación. Ha venido a la historia en un tiempo de sucesos históricos universales. Las clases trabajadoras en casi todos los países de Europa y América, están en guerra con la clase capitalista y el Estado capitalista; esta guerra está asumiendo un carácter decisivo. No habrá paz entre los campos hostiles hasta que uno u otro bando sean derrotados. En consecuencia será extemporáneo correr sobre los mismos senderos que los antiguos partidos han recorrido, fracasando en ellos tan ignominiosamente. Nuestro deber ante la clase trabajadora de México, ante la clase trabajadora de otras regiones, es el de llevar el peso total de fuerza al lado de la revolución social. Debemos aclarar nuestra posición en la lucha universal por el socialismo. Nosotros decimos: con la Segunda Internacional no tenemos nada en común; no vamos con lo muerto; vamos con lo que vive, la Tercera Internacional, la verdadera hermandad proletaria.
En consecuencia y con el fin de distinguirse de una manera inequívoca de la amarilla Internacional de Berna, La Internacional Comunista de Moscú ha adoptado los términos “comunista y comunismo”, originalmente usados por Marx, en vez de “socialismo, socialista”, palabras que han sido vergonzosamente mal usadas por los socialistas-patrióticos de todos los países; las organizaciones que se unan a la III Internacional, deberán llamarse a sí mismas “comunistas” con el objeto de definir su actitud muy claramente. El Partido Socialista Mexicanos deberá llamarse de hoy en adelante Partido Comunista y continuar trabajando por el camino iniciado, con el mismo Comité y el mismo programa de acción adoptados por el Primer Congreso Nacional Socialista. Este cambio de nombre no implica ningún cambio en principio o política; es simplemente para hacer nuestra posición libre de malas interpretaciones.
(…) El Partido se llamará Comunista y repudia a los que no llevan tal denominación y no luchen dentro de los principios del socialismo revolucionario. El Partido no tomará participación en las luchas electorales [16] e invita al proletariado a hacer lo mismo, apartándose de los senderos que los llevan a seguir en la esclavitud. [17]”
[15] M. N. Roy le llamará rimbombantemente “Conferencia”.
[16] Tal actitud abstencionista fue un sello de los primeros años de actividad de los comunistas de nuestro país, lo que atrajo a sus filas a una buena cantidad de elementos anarquistas, y que también impregnó su actividad en el movimiento de masas, sobre todo en el sindical, generando una serie de problemas; la actitud antiparlamentaria fue superada solamente después de que la Internacional Comunista se dirigió con una fuerte pero justa crítica que influyó positivamente en el Segundo Congreso del PCM y en el desarrollo ulterior del comunismo en nuestro país.
[17] El Soviet, número 6, 26 de Noviembre de 1919.
Allen, como Secretario General, se dirige a la Internacional Comunista [18] comunicando tales decisiones, y además otras relativas a iniciar un trabajo para organizar el Buró Latinoamericano de la Internacional Comunista y convocar a un Congreso comunista latinoamericano; El Soviet para ayudar a esos objetivos se transforma en El Comunista Latinoamericano.
Por influencia de Borodin, y seguramente también debido al anhelo de protagonismo por su parte, M. N. Roy es nombrado delegado al II Congreso de la Comintern, y es acompañado por su esposa, y por el camarada Philips. La petición de Borodín para que sea Roy el delegado al II Congreso de la III Internacional tiene que ver con su labor siguiente que es contribuir en España a que la izquierda del PSOE y las Juventudes Socialistas se manifiesten a favor de la III Internacional y se funde el Partido Comunista en ese país [19].
El que Roy y Philips, dirigentes de importancia del Partido Comunista Mexicano partieran a Europa por varios meses, redujo la labor efectiva de dirección a la actividad de Allen [20], prácticamente a la edición del periódico El Comunista, que cesó en su número 5 en febrero de 1920 [21]. También se editó Vida Nueva, con la participación de Manuel Díaz Ramírez, qué destacaría pocos años después como un cuadro importante del Partido, delegado al III Congreso de la Comintern, y también un tiempo Secretario General del Partido.
Ese año 1920 la actividad principal del Partido Comunista Mexicano recae en su juventud comunista, surgida como Asociación de Jóvenes Comunistas [22] el 3 de Enero de ese año, donde participaba un cuadro destacado, Stirner, de Suiza, y donde se gestó un núcleo de cuadros estables que en los próximos años habrán de ser el equipo de dirección política y organizativa del comunismo en nuestro país [23]. Los jóvenes comunistas con grupos anarquistas y sindicalistas independientes promueven la Federación Comunista del Proletariado Mexicano, una especie de frente sindical y político. Los jóvenes comunistas adquieren ahí temple y experiencia, por el constante debate, las maniobras, las alianzas.
[18] Allen, José; Carta a Angélica Balabanova; 29 de Noviembre de 1919; RGASPI, Moscú, fondo 495, Reg. 108, Exp. 3.
[19] Y efectivamente se contribuyó a ello; más también es destacable que la existencia del PCM prestó con sus cuadros y recursos ayuda efectiva a la formación de los partidos comunistas de Cuba, Centroamérica (Guatemala y Salvador), Venezuela y Ecuador; además de fuerte apoyo al movimiento antiimperialista de la región, sobretodo en Nicaragua.
[20] Escribe Allen en el informe sobre el movimiento comunista en nuestro país: “Se fueron Borodin, Seaman (Philips), Roy y Evelyn, para Europa, y tal parece que con su salida desapareció el espíritu revolucionario de los pocos que habían permanecido dentro del Partido.
[21] A través de Borodin la Comintern dejó un aporte –que en 2019 equivale a 3000 USD– para la adquisición de una imprenta y fondos para la publicación del periódico, que quedaron en manos de un incondicional de Roy, que desapareció con ellos.
[22] Reorganizada en Enero de 1921 con el nombre de Federación de Jóvenes Comunistas y que pasó en un año de 12 a 150 militantes. Su periódico es Juventud Mundial.
[23] Rafael Carrillo, José C. Valadés.
Sobre terreno la Comintern contribuye a la formación del primer PCM
El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista realiza una evaluación sobre la situación en América Latina, y decide reforzar la actividad con la creación de la Agencia Panamericana de la Comintern, con sede en México, bajo la responsabilidad de Sen Katayama, Louis Fraina y Frank Seaman (Philips). Influyen además en la Comintern tres cartas recibidas de la IWW-México, del “Partido Socialista” y del Partido Comunista de México contra el reconocimiento al Partido Comunista Mexicano, así como denunciando a Roy.
Sen Katayama
Katayama es un cuadro muy experimentado, de larga experiencia en el movimiento obrero japonés y norteamericano, en la II Internacional, y que actuará con mucha responsabilidad y empeño en la III Internacional, en la que llegó a integrar su Comité Ejecutivo. Sus informes son esenciales para comprender las complejidades y dificultades del movimiento comunista en nuestro país en sus primeros años. Katayama arriba a México en los últimos días de marzo de 1921, se entrevista con Allen y se apoya en cuadros de la Federación de Jóvenes Comunistas para tareas del movimiento sindical.
Son fundamentales para orientar la actividad de la Internacional Comunista en México, a partir de ese momento, las decisiones del II Congreso de la Internacional Comunista, Las 21 Condiciones, y la importante obra teórica de Lenin La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, etc. Destacaba la formación de un partido comunista único [24], la adopción del centralismo democrático, la denominación (partido comunista de… sección de la Internacional Comunista).
[24] II Congreso de la Internacional Comunista; Las tareas fundamentales de la Internacional Comunista.
Ese mismo mes de Febrero, el día diez, los dos grupos, Partido Comunista Mexicano y Partido Comunista de México efectuaron varias reuniones con el propósito de unificarse, pero la condición impuesta por el perteneciente a la III Internacional, era que Gale fuese excluido.
Katayama al llegar a México viene de militar activamente por varios años en los EEUU, donde también el proceso fundacional del Partido Comunista se dio en un contexto de división y de existencia de dos Partidos que reivindicaban su adhesión a la III Internacional, la diferencia con México es que se trataba objetivamente de la existencia de dos partidos, y no grupos, con cuadros e influencia en el movimiento obrero. En una carta a Max Cohen, uno de los dirigentes comunistas de EEUU, Katayama le informa que el proceso de unidad de los comunistas en México es un hecho consumado e informa dan pasos concretos en esa dirección, ya que es el mandato de los órganos dirigentes de la Internacional Comunista a concretarse a más tardar en Junio, con optimismo señala que seguramente será lo mismo en EEUU, lo que ocurrió pero hasta 1922.
La estancia del camarada Katayama se atiene a los criterios de conspiratividad, discreción, reserva, paciencia, sin aspavientos ni desplantes, trabajando con método. Su primer balance es duro, pero objetivo: “Aquí el movimiento todavía se encuentra en una situación de caos y hay que empezar casi desde cero.” En un informe dirigido al CE de la Internacional Comunista, Katayama presenta una conclusión fría basado en la realidad: “Respecto a los Partidos Comunistas –el así llamado de Gale y el de Roy–, ninguno puede ser considerado un verdadero partido. Ambos constan de un puñado de hombres. Ambos tienen escasos camaradas útiles… Sin embargo los dos partidos existen de nombre, de modo que estoy tratando de empezar de nuevo bajo una sola denominación. [25]”
De inmediato se da a las tareas de impresión de material de propaganda destinado a ayudar al movimiento obrero y sindical de nuestro país. Por vez primera aparecen tirajes de 10,000 ejemplares que sin duda enriquecen la lucha de clases. Traza el plan para la edición de un periódico comunista, y en todo eso se apoya en los cuadros de la Federación de Jóvenes Comunistas. Sen Katayama atiende las cuestiones continentales de la Agencia y nombra a Seaman (Philips) responsable en ella de México.
En nombre de la Internacional Comunista, Sen Katayama se dirige a los miembros del “Partido Comunista Mexicano” y del “Partido Comunista de México” [26], explicando que fue nombrado por el Comité Ejecutivo de la Comintern “para investigar las condiciones prevalecientes en el movimiento comunista mexicano”, con facultades para contribuir a enrumbarlo, presentando las siguientes conclusiones:
“1. En interés del movimiento revolucionario comunista es absolutamente indispensable que se establezca en México un único partido comunista sólido.
2. Que para llevar adelante ese propósito, los Comités Centrales Ejecutivos del “Partido Comunista Mexicano” y del “Partido Comunista de México” deben publicar a más tardar el 30 de abril, un manifiesto convocando a los verdaderos comunistas a participar en una convención para organizar un solo partido comunista en México.
3. De conformidad con las decisiones del Segundo Congreso de la Internacional Comunista, el nuevo partido debe denominarse Partido Comunista de México.
(…) Camaradas mexicanos: la Internacional Comunista les exhorta a poner fin a la división y confusión existentes en su país y a unificarse para construir en México una sección de la Internacional Comunista fuerte. El Tercer Congreso de la Internacional no está lejano. Dennos la seguridad de que los comunistas mexicanos se unirán en un solo partido antes de esa reunión para que una delegación mexicana al Tercer Congreso pueda hablar en nombre de todos los comunistas de México. [27]”
[25] Katayama Sen; Carta a Kobezky, 22 de Abril de 1921; RGASPI, Fondo 521, Reg. 1, Exp. 17.
[26] Las denominaciones entrecomilladas de los grupos las coloca así el propio Katayama.
[27] Katayama, Sen; Carta a los dos partidos comunistas; RGASPI, Fondo 495, Reg. 18, Exp. 65, F. 98.
Y ambos grupos respondieron colectivamente en términos positivos, con una Resolución de que entre otros asuntos señalaba:
“La lucha de clases se encuentra en su etapa final. La burguesía europea debilitada por la guerra provocada por sus intereses egoístas y contradictorios, está en bancarrota. El proletariado despierta de su larga esclavitud y se aproxima el momento en que se librará de sus cadenas. En Italia, Austria, en Alemania, en Polonia el conflicto se aproxima su crisis. Y en Rusia, país de arraigada pobreza y tiranía, el proletariado apoya su gobierno de los Soviets de obreros, campesinos y soldados, convirtiendo en realidad la máxima proletaria ‘el que no trabaja no come’. La Internacional Comunista que es la vanguardia de la clase obrera del mundo conduce a sus decididos soldados a la gloriosa batalla final, amenazando a los explotadores con sustituir su dictadura con la dictadura del proletariado, que terminará por siempre con todas las dictaduras y abrirá el camino a una nueva vida para toda la raza humana.
En esta lucha los trabajadores de México, igual que los de otros países, deben cumplir su papel. Esto no será posible si no se elimina la terrible nube de confusión que pesa sobre el movimiento obrero mexicano, impidiendo el desarrollo de la verdadera consciencia de clase, y se abra el camino para que los obreros avancen, junto con sus camaradas de otros países, por la senda de la revolución social. Solamente un Partido Comunista serio y poderoso puede guiar a la clase obrera por esta senda, solo un Partido Comunista digno de la III Internacional puede conducir al proletariado a su meta final. En vista de todo esto, las divisiones que han existido hasta ahora en las filas comunistas resultan necias e inaceptables. Mientras en México no exista un solo partido comunista unificado, actuando bajo una sola dirección, la labor que debe realizarse por el comunismo no podrá ser seria”.
Adoptándose las siguientes medidas:
“I. Convencidos de la necesidad revolucionaria de una acción comunista unitaria y fuerte, los comunistas aquí reunidos nos fusionamos en un solo partido comunista, afiliado a la III Internacional Comunista y aceptamos sus principios y programa.
II. De acuerdo con las decisiones del Segundo Congreso de la Internacional Comunista, el nuevo partido se llamará Partido Comunista de México.
III. Todos aquellos que acepten y estén de acuerdo con los principios y programa de la Internacional Comunista, adoptados básicamente en las resoluciones del Segundo Congreso y en los llamados 21 puntos, pueden y deben pertenecer a este partido comunista.
IV. El propósito de este partido es despertar en las masas la consciencia de su misión histórica, conducirlas en su lucha de clases en contra de la burguesía y de los líderes falsos y oportunistas.
V. Los estatutos y programa del partido se ajustarán estrictamente a los de la Tercera Internacional (Comunista).
VI. Todos los miembros deben sujetarse a las decisiones de los congresos nacionales del Partido y de sus comités locales y tienen la obligación de defender dichas disposiciones fuera del partido.
VII. La presente asamblea designará tres camaradas para colaborar con los dos camaradas elegidos ya por el Partido Comunista Mexicano y el Partido Comunista de México, en el Comité Central del nuevo Partido. Dicho Comité Central llevará a cabo el trabajo del partido de conformidad con la Agencia Panamericana de la Internacional Comunista.
VIII. Los miembros del Partido se organizarán en núcleos de propaganda en el interior de los sindicatos, grupos culturales, clubes, etc. En este trabajo se someterán al control y la disciplina del Comité Central del Partido y al pleno de la organización a la que pertenezcan.
IX. El partido se esforzará para apoyar el desarrollo e incremento de la Federación de Jóvenes Comunistas. Dicha Federación no debe disolver su organización, sino trabajar aliada al Partido Comunista, al cual deberán pertenecer también sus miembros más avanzados.
X. La primera convención ordinaria del nuevo partido será convocada tan pronto lo juzgue posible el Comité Central. [28]”
Una situación extraordinaria frustró ese rumbo, puesto que el Gobierno de Álvaro Obregón comenzó la represión contra las organizaciones revolucionarias y contra compañeros de otras nacionalidades que actuaban en nuestro país. Entre el 16 y 19 de Mayo son expulsados de México José Allen y Linn A. Gale, y también el camarada Seaman [29] (Philips); y con ello el movimiento comunista de nuestro país recibió un duro golpe. Gracias a las estrictas normas conspirativas el camarada Katayama pudo prolongar su actividad en nuestro país y dar una contribución fundamental para el surgimiento efectivo del Partido Comunista.
[28] Resolución acerca de la unificación de las fuerzas comunistas en un solo partido comunista; RGASPI Fondo 495, Reg. 18, Exp. 66.
[29] Seaman/Philips también tuvo el seudónimo de Jesús Ramírez, fue un cuadro clave para el movimiento comunista de nuestro país, y su expulsión significó un duro golpe a la reorganización partidaria.
En un nuevo informe al CE de la Internacional Comunista, el 24 de Agosto, después de sortear en la clandestinidad la ola represiva del Estado mexicano, el camarada Katayama presenta el siguiente balance:
“Respecto a las acciones concretas del movimiento comunista, la deportación de los dirigentes socialistas o comunistas extranjeros en mayo pasado, me permitió conocer la situación real de las cosas. Dos partidos comunistas antagónicos desaparecieron como sombras con la deportación de sus respectivos líderes. Así que el esfuerzo que realicé para unificar a los dos partidos comunistas resultó un completo desperdicio. Al mismo tiempo advertí que la mayoría de los viejos trabajadores está influenciada por las ideas anarcosindicalistas y, en consecuencia, se oponen terminantemente a los partidos políticos y, por lo tanto, al partido comunista. Sin embargo, los más jóvenes entre los obreros están más interesados en el movimiento comunista que los viejos trabajadores. Encontré esta característica en la organización juvenil comunista.
(…) Los jóvenes comunistas de aquí están bien disciplinados y en su mayoría son buenos trabajadores, de modo que después de consultar a los líderes de las juventudes comunistas hemos decidido construir nuestro futuro Partido Comunista de México, con los miembros mayores de la juventud.
(…) El Congreso de la juventud comunista se reunió el 1 de Agosto y designó un comité organizativo del Partido Comunista.
(…) En el pasado en México no hubo ningún agitador u organizador comunista eficiente. Los fundadores de los dos partidos, Roy y Gale, no eran de ninguna manera comunistas experimentados, ni dejaron seguidores que puedan denominarse comunistas (…)”. [30]
Este balance es ampliado en un nuevo informe en Septiembre:
“No había aquí un verdadero Partido Comunista, a pesar de la existencia de dos “Partidos Comunistas”. Estos dos partidos, encabezados por extranjeros, carecían de una membresía real y en realidad eran vehículos de luchas personales. En Abril el camarada K. había intentado unificar a los dos “Partidos Comunistas”, cuando con la deportación de sus líderes, los dos partidos desaparecieron por completo.
Hasta los arrestos y deportaciones, el trabajo de la agencia aquí, en relación con la construcción del partido tenía una base equivocada ya que la agencia había trabajado a través de los dos “partidos comunistas”, que en realidad no existían.
Pero ahora conociendo la situación real y que era necesario comenzar desde el principio el trabajo continúa sobre una base real.
El hecho de que los dos “partidos comunistas” fueran simplemente aventuras personales ha prejuiciado a muchos contra el Partido Comunista. Nuestro problema consistía en subsanar ese factor personal y tratar de desarrollar un partido a partir de las masas y no a partir de unos cuantos líderes.
Examinando el terreno encontramos que el único grupo comunista con membresía y organización definida es la Federación de la Juventud Comunista (…) La Federación, sin embargo, no tiene aún claridad táctica, como lo revelan las Tesis adoptadas en el Congreso de principios de Agosto, donde se pronunciaron contra la participación en las elecciones (…) Sin embargo eso es muy característico en México, y lo superaremos.
Lo más importante es que la Federación de la Juventud Comunista está definitivamente organizada, disciplinada, es de tendencia comunista en lo fundamental y tiene buenos militantes, no es el pasatiempo de uno o dos líderes. Así pues, después de consultarlo con sus cuadros de dirección, decidimos hacer de la Federación de la Juventud Comunista el punto de partida para la organización del Partido Comunista.
(…) No pretendemos convocar al Congreso sino hasta diciembre, posiblemente. Actuamos de esta forma porqué no queremos empezar ninguna empresa que desaparezca uno o dos meses después de su organización –si eso sucediera, retardaría nuestro trabajo por años. Queremos tiempo para establecer una organización comunista definida y sistemática (misma que nunca ha existido aquí), para organizar grupos comunistas que estén representados en el Congreso, para tener verdaderamente organizaciones representadas en el Congreso y no simplemente un congreso de individuos (el método favorito para organizar partidos en México).
(…) estamos tratando de producir una literatura comunista mexicana. Se están preparando los siguientes folletos: 1) El problema agrario en México; 2) Historia del desarrollo de la propiedad privada en México; 3) De Madero a Carranza (discutiendo el carácter y logros de la reciente revolución); 4) El movimiento obrero en México…
En México existen muchos factores adversos que debemos superar. Hemos hablado de la mala influencia de los ex –“partidos comunistas”–, formados por un puñado de líderes. Estos, sin embargo, no deben ser juzgados muy severamente, en virtud de que su entusiasmo fue mayor que su reflexión.
En México no hay un solo partido burgués o socialista con organización y membresía… los sindicatos también están muy débilmente organizados… Solamente a partir de la Revolución los mexicanos obtuvieron el derecho a organizarse y están aprendiendo a hacerlo de manera muy dolorosa.
El socialismo en México es algo prácticamente nuevo, y el comunismo casi desconocido. Antes de las publicaciones editadas por la Agencia, aquí jamás se había impreso libros socialistas o comunistas.
Estas son las condiciones que determinan el trabajo organizativo del Partido Comunista de México.” [31]
[30] Katayama, Sen; Carta al Comité Ejecutivo de la IC de 24 de Agosto de 1921; RGASPI
[31] Katayama, Sen; Informe a la Pequeña Oficina del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, fechado el 5 de Septiembre de 1921.
La Agencia Panamericana de la Internacional Comunista, y de manera específica el camarada Sen Katayama, en su corta estancia en nuestro país realizó muchas contribuciones al movimiento comunista y obrero-sindical, con los periódicos El Trabajador, destinado a los sindicalistas, y El Obrero Comunista, dedicado a la construcción partidaria.
Con tenacidad, bajo la conducción de Katayama, se editan El Estado y la Revolución, La enfermedad infantil de izquierdismo en el comunismo, obras de Lenin, y de Bujarin, El ABC del Comunismo; también los materiales del II Congreso de la Comintern, y una edición de El Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels. Se organiza una escuela para que los cuadros de la FJC adquieran experiencia en la agitación y la propaganda.
La Federación de la Juventud Comunista, aún y cuando no estuviera plenamente escampada de algunas influencias anarquistas, fue la plataforma para la fundación del Partido Comunista, la Sección Mexicana de la Internacional Comunista, después de dos años de confusión en el naciente movimiento comunista de nuestro país.
Al dirigirse al Congreso de la Federación de la Juventud Comunista de México, el 18 de Julio de 1921, la Agencia Panamericana de la Internacional Comunista expresa:
“Es estimulante ver a los jóvenes comunistas de México organizados sólida y efectivamente en una época en que los comunistas adultos están divididos y dispersos. La juventud revolucionaria ha sido un importante factor en la construcción de la Internacional Comunista. Durante la guerra, mientras los viejos partidos socialistas, casi sin excepción, apoyaron al imperialismo, las organizaciones juveniles socialistas casi unánimemente se opusieron a la guerra.
La primera tarea de la FJC, camaradas, consiste desde luego en organizar a la juventud revolucionaria de México. En eso deben concentrarse. Pero también es su deber colaborar en la formación del Partido Comunista de México. No existe actualmente un partido comunista en México. Es necesario construir dicho partido comunista.
México ha tenido ya varios así llamados partidos comunistas. Pero nunca fueron verdaderos partidos, sino simples grupos de intelectuales individuales y egoístas, más interesados en las disputas y ambiciones personales que en la construcción del movimiento. Semejantes partidos no son útiles, sino son un peligro. Es necesario construir en México un partido comunista que sea verdadero, una organización definida, con miembros disciplinados que controlen a la dirección. Este partido debe surgir de las masas, debe representar verdaderamente a los trabajadores. El partido comunista es la organización de las masas, no de un grupo de intelectuales.
La Federación de la Juventud Comunista como organización rigurosa puede colaborar extraordinariamente con la construcción de semejante partido comunista. Por lo tanto, les proponemos: Que su Congreso elija un comité de tres miembros para iniciar el trabajo de organización del partido comunista. Este comité puede entrar en contacto con los grupos comunistas de todo el país y sumar sus propias fuerzas a los representantes de otras organizaciones que deseen organizar el partido comunista. Este comité ampliado puede elaborar los planes y propaganda, y en el momento oportuno, convocar a un congreso en el que se organice el Partido Comunista de México.
No queremos decir que la Juventud Comunista debe transformarse en el partido comunista. La juventud debe permanecer para organizar a la juventud revolucionaria de México, aunque los miembros mayores de la Federación deben desde luego afiliarse al Partido. De este modo, camaradas, debemos comenzar la que hoy constituye la tarea revolucionaria más importante de México: la organización del Partido Comunista. En nombre del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, nuevamente saludamos su Congreso, y le deseamos el mayor éxito en su trabajo. [32]”
[32] Agencia Panamericana de la Internacional Comunista; Saludo al Congreso de la Federación de la Juventud Comunista; Nueva York, 18 de Julio de 1921.
A partir de ese Congreso de la FJC se desenvuelve con estabilidad la organización en favor de la existencia del Partido Comunista, de su funcionamiento e intervención política entre la clase obrera, sus labores de agitación propaganda, formación de cuadros, que será confirmado con la realización del Primer Congreso del PCM, realizado del 21 al 31 de Diciembre de 1921, ya con la participación en nombre de la III Internacional del camarada Fraina, puesto que el camarada Katayama partió de México el 28 de Octubre, para cumplir otras tareas.
Citamos in extenso párrafos de documentos de la Internacional Comunista, que no fueron tomados en cuenta anteriormente, en la historia del movimiento comunista de nuestro país; cabe la posibilidad que por desconocimiento, pero probablemente obviados, en interés de una versión histórica dirigida a resaltar la existencia del PCM como fruto maduro del movimiento obrero en 1919, y sobre todo orientada a negar la contribución de la Internacional Comunista en la forja de un partido revolucionario en México. La verdad genera conmociones, y es una desazón poner fin a esa versión idílica sostenida anteriormente de que en 1919 el proletariado mexicano tenía el suficiente grado de consciencia para forjar su vanguardia, crear su Estado Mayor, su partido de clase, pero no podemos seguir alimentando lo falso, que de la noche a la mañana, espontáneamente, se crea un partido comunista, y debemos entender que fue un proceso lleno de complejidades y escollos.
Es un hecho que el surgimiento de los partidos comunistas que pertenecieron a la III Internacional tuvo caminos distintos, pero rasgos generales; el caso del Partido bolchevique es paradigmático que como partido comunista, como partido de nuevo tipo existe ya desde el II Congreso del POSDR y que meses antes de la Revolución de Octubre está ya discutiendo asumir la denominación comunista, porque es “científicamente exacta”, como plantea Lenin en las Tesis de Abril; en la confrontación al revisionismo, reformismo y socialpatriotismo de la II Internacional quienes se agruparon en Zimmerwald y Kiental; y quienes suscriben la convocatoria a la Conferencia Comunista Internacional, eran grupos, corrientes, partidos, que existían ya con experiencia organizativa y definiciones programáticas muy avanzadas resultado de la contribución positiva de la II Internacional; como escisiones de los partidos socialdemócratas al reorganizarse en partidos comunistas cuentan ya con una cultura militante y con trabajo en el movimiento obrero, con profundo conocimiento del marxismo, el cual además enriquecen. Algunos partidos por decisión mayoritaria se transforman en comunistas y como tal su historia es previa inclusive a la fundación de la III Internacional, pero sin duda las características de partido de nuevo tipo y los principios organizativos leninistas, sólo son conquistadas a partir de la existencia de ésta, y sobre todo de su II Congreso en 1920. La característica general de los partidos comunistas es su adhesión a la ideología de vanguardia, es decir al marxismo enriquecido por el leninismo en la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, el rescate de la dictadura del proletariado pero también a normas organizativas basadas en el centralismo democrático y al partido fundado sobre unidad ideológica, programática y organizativa.
Siguiendo la teoría leninista del partido de nuevo tipo sobre el agente exterior al movimiento para conquistar la consciencia de clase, la consciencia socialista, es un contrasentido pensar que un partido comunista puede fundarse si previamente la teoría marxista no ha sido asimilada por los elementos más avanzados de la clase obrera y de la intelectualidad revolucionaria. La verdad, eso no existía en nuestro país antes de 1919, y como queda demostrado sólo empieza a darse a partir de ahí, con gran ímpetu en 1921, debido al esfuerzo de traducción y publicación del equipo de la Comintern en México. La versión idílica de que sin teoría marxista previa se crea un partido comunista entre septiembre y noviembre de 1919 es un absoluto culto a la espontaneidad, y carece de toda seriedad. En 1919 en nuestro país ni siquiera existía un partido burgués o pequeñoburgués de carácter nacional, lo que se da hasta 1929 con la fundación del Partido Nacional revolucionario, como un partido pluriclasista. El proceso de gestación del Partido Comunista es para México la experiencia pionera de un partido político como expresión de una clase social, con un programa y una vida interior resultado de determinadas concepciones organizativas.
Es entre Mayo y Diciembre del año 1921, donde el movimiento comunista que inició sus pasos en nuestro país en 1919, sentó las bases reales para el surgimiento del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista, lo que se confirmó con la realización de su Primer Congreso. Cualquier otra afirmación es inexacta. Hasta hoy, las discusiones sobre la historia del surgimiento del PCM se centraban en si la fecha exacta era Septiembre de 1919 al concluir el Congreso Nacional Socialista, o el 24 de Noviembre con la realización de la “Conferencia”. A la luz de los documentos históricos hoy accesibles –sobre todo los valiosos informes del camarada Sen Katayama– debemos ser objetivos, lo que lleva a asumir que si bien es el inicio del movimiento comunista en México, la construcción del Partido atravesó muchas dificultades, pero que cada paso proporcionó experiencia, nutrió de enseñanzas al proletariado mexicano. A pesar de todos los errores esos titubeantes pasos iniciados por los dos grupos que se reivindicaban partidos comunistas, dieron un fruto: gestaron la Federación de Jóvenes Comunistas sobre la que se apoyó la Comintern para crear su sección mexicana, pues como decía Lucrecio Caro: nada surge de la nada. Es indudable que el Partido Comunista de México fue un partido fundado por la Internacional Comunista y que la contribución de Sen Katayama fue vital. Es a la Sección Mexicana de la Internacional Comunista a la que rendimos honores.
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