LA PRECARIEDAD EN TIEMPOS DE CAMPAÑA
Por: Cristóbal León Campos
En medio de las campañas políticas para las elecciones federales y estatales, es necesario preguntarse ¿Cuáles son las propuestas que los candidatos tienen para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores populares?, pero ojo, hablamos de propuestas y no de los eufemismos acostumbrados en estos tiempos de circo mediático, no buscamos promesas, urgen soluciones que pongan fin al padecimiento incrementado, siendo Mérida una de las ciudades más caras y con el salario mínimo más bajo del país.
En este contexto, se ha dado un pacto entre la federación y un sector de la burguesía sobre la regulación del outsourcing, comprobándose las alianzas que arriba se tejen olvidando las necesidades de la clase obrera, más ahora con la situación tan difícil que vivimos, ya que en el mundo se han rebasado los tres millones de fallecidos y las naciones “desarrolladas” sufren una tercera ola de Covid-19 que las golpea, ocupando México el tercer lugar de países con más muertes en el orbe. Instituciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), han señalado desde finales del 2020, que al menos otra veintena de millones de desempleados rondan el planeta. Estas cifras junto a las reducciones de salarios que provocan una aguda disminución de ingresos y el acrecentamiento de la pobreza, trazan un panorama poco alentador con desempleo, precariedad de la vida, explotación y aguda pobreza.
Los efectos de la crisis sobre la clase obrera han sido devastadores, la precariedad se incrementa mientras aumenta el costo de la canasta básica. Un sinfín de violaciones al derecho laboral se han cometido agudizando el contexto general de las condiciones de existencia ya presentes antes de la crisis sanitaria, los despidos injustificados previos y durante la propagación del SARS-CoV-2, así como la reducción de salarios y las amenazas patronales, han puesto al proletariado en una situación de vulnerabilidad extrema durante más de un año. La reforma de la 4T al outsourcing no soluciona las necesidades proletarias, en realidad, es una media regulatoria de control administrativo para el cuidado de la ganancia patronal, ya que no elimina la explotación de la fuerza de trabajo quedando intacta la extracción de la riqueza mediante el acaparamiento de la plusvalía.
Los discursos propagandísticos ocultan las condiciones de vida-trabajo, la marginación que, en las colonias, barrios y poblaciones proletarias-populares permanece y ahora en pleno periodo de campañas, únicamente se refieren a ellas como estrategia para conseguir votos. Los trabajadores y las trabajadoras se han arriesgado, manteniendo con su fuerza de trabajo activa, la producción y la sociedad, luchando por sobrevivir y conservar sus empleos en condiciones de injusticia laboral agravada. La contradicción irreconciliable entre el mundo de arriba en el que partidos y políticos prometen y el mundo de abajo donde los proletarios sufren cotidianamente, no plantea un horizonte a mediano plazo favorable para los oprimidos sin organización ni lucha.