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¿Presupuesto para los pobres?

 

Por: Federico Piña Arce

 

Cómo cada año desde hace décadas, los gobiernos de la burguesía y los monopolios reeditan la farsa de la “discusión” del presupuesto de egresos del gobierno federal. Es decir, cómo van a gastar lo recabado vía impuestos, venta de servicios y otros ingresos, como la venta de petróleo e, incluso el tipo de cambio de la moneda mexicana contra el dólar norteamericano.

Y es claramente una farsa, porque la propuesta de gasto se elabora, como siempre desde las oficinas de los gobiernos. Antes un grupo de “expertos” en política y economía decidían en qué y cómo se gastaría el dinero público. Ahora lo hace un grupo político que responde a un solo hombre. Ni antes, mucho menos ahora, se consulta a nadie.

A pesar de que durante un período se utilizó un eufemismo llamado “presupuesto participativo”, en el que supuestamente se consultaba a los gobiernos estatales, a las organizaciones, a los grupos organizados, etc., la verdad era una gran mentira, a fin de cuentas, se elaboraba el presupuesto de egresos con objetivos claramente definidos en favor de la burguesía y los monopolios.

A pesar del gran aparato de propaganda que monto el actual gobierno federal, tratando de vender la idea de que este presupuesto “favorecía a los pobres”, en realidad, responde, como todos los anteriores a la necesidad de mantener la renta, la tasa de plusvalía, las utilidades de las grandes, medianas y pequeñas empresas.

Sólo que ahora el engaño es mayor. El presupuesto de egresos que se acaba de aprobar en el Congreso de la Unión tiene un componente completamente recesivo, es decir, alienta el mercado interno para crear mayor demanda, generando asimismo mayores presiones inflacionarias y contribuyendo con esto a alentar la renta del capital sobre el trabajo, con el argumento de la ampliación del gasto en “programas sociales”.

Los programas sociales que el actual gobierno utiliza propagandísticamente para fincar la mentira de que “gobierna para los pobres”, tienen en su mayoría sólo un componente, el reparto liso y llano de dinero constante y sonante, generando además una dependencia de estos sectores hacía el gobierno que dispensa este recurso, sectores sociales que por otra parte no tienen acceso a ningún tipo de ayuda, eso es cierto.

En el corto y mediano plazo esta dependencia que se establece entre los sectores más desprotegidos y el gobierno en turno, so convierte también en un instrumento político, porque el reparto de recursos queda en manos y a la discreción de un auténtico partido paralelo a Morena que tiene el pomposo título de “servidores de la nación” y qué sólo responde al Presidente.

Estos “servidores de la nación” son empleados públicos que trabajan sobre el diseño de mapas electorales bien definidos y “bajan” los recursos ahí donde le conviene al gobierno y a su partido. Detrás de esta estrategia esta la de desaparecer a las organizaciones “por corruptas” y dejar en manos del gobierno directamente el reparto de estás dadivas, para que los beneficiarios deban el favor al gobierno.

Sin embargo, en el presupuesto aprobado se restringen una serie de componentes como salud, educación, vivienda y el gasto en servicios adicionales pero fundamentales para la clase trabajadora como el tema de las guarderías, la adquisición de medicamentos y en general el abasto popular.

A pesar de que la propaganda del gobierno y su partido afirman que en algunos de ellos hubo incremento, había que analizar en detalle el presupuesto para demostrar que esto es falso.

Es un presupuesto que beneficia al gran capital y sobre todo a los monopolios. Y además castiga a todos los órganos del Estado que pueden ser contrapeso al poder unipersonal, casi autocrático.

¿Por qué afirmamos esto? Porque un gasto con la orientación con que se aprobó, fomenta que las empresas de los monopolios, la burguesía y el capital financiero ahorren, aumenten plusvalía e incrementen sus tasas de retorno de capital al eximirlas de inversiones en la generación de empleos remunerados y utilizar recursos para el pago de salud, seguridad social, etc.

Al destinar recursos a programas que sólo tienen como finalidad repartir dinero sin generar empleos remunerados libera a los capitalistas y sus empresas de la obligación de hacer esto precisamente, generar empleos remunerados. Además, sin la generación de empleos los capitalistas no están obligados a otorgar derechos y seguridad a nadie, eximiéndolos así de las erogaciones en salud, seguridad social y demás prestaciones, como aguinaldos, etc.

Los expertos en economía se devanan los sesos en explicar cada uno de los componentes del presupuesto y sus supuestas ventajas y desventajas.

Mediáticamente es muy rentable este “ejercicio”, permite a los intelectuales orgánicos tanto del poder político como del económico regodearse en “sesudos” análisis, estar en los medios y colocarse, pomposamente a la “derecha o la izquierda” del espectro político.

Todos simulan y evaden la discusión política, social y económica verdadera, es decir la razón de los presupuestos y el destino y la orientación del gasto público de un gobierno que trabaja en favor de la burguesía.

Los comunistas tenemos que situarnos por encima de este supuesto debate, demostrar como este y los gobiernos del neoliberalismo a fin de cuentas trabajan en favor de la burguesía, los monopolios y el gran capital.

El presupuesto de egresos aprobado no beneficia a la mayoría trabajadora, por el contrario, la deja inerme ante el poder del capital y la supedita a sus intereses. La colaboración de clases en su máxima expresión, engañando y traicionando a los trabajadores de este país, que recordémoslo, somos la inmensa mayoría.

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