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PRI Y PRD se “corren” hacia la socialdemocracia

 

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

La semana pasada tanto el PRI como en el PRD efectuaron dos importantes reuniones políticas nacionales en las cuales acordaron definirse como partidos de tendencia socialdemócrata, es decir, impulsores de una serie de cambios políticos que no tienen una repercusión estructural en el seno de la sociedad, pero que permitan apoyar la continuidad del sistema capitalista en términos generales, como lo ha hecho históricamente la socialdemocracia europea, desde la época de Lenin, pero sobre todo desde la etapa de la guerra fría en que aplicaron la política de reformas sociales para mantener, en cambio, el sistema de la propiedad privada de los instrumentos de la reducción económico y asociarse de una manera íntima y permanente con el poder de los grandes monopolios.

En estricto sentido, estas definiciones políticas no son nuevas sino que son han sido consustanciales en la trayectoria políticas de estas organizaciones las cuales atraviesan por un grave deterioro interno y que luchan por mantenerse el tablero político nacional, pero a costa no de radicalizar sus posiciones políticas, sino de “moderarlas” con el objeto de hacerse simpáticos y atractivos a los ciudadanos, a los grupos de poder y a la dirección política de Morena, es decir, del presidente López Obrador.

Esos partidos llegaron a la conclusión de que inclinarse por la definición de ser partidos de izquierda, no les eran redituable políticamente, no era congruente con su actuación electoral pasada y que esto impedía la realización de una serie de negociaciones y diálogos con Morena, incluso imposibilitaba entablar una relación con esta fuerza hegemónica, de tal manera que las organizaciones políticas señaladas tomaron la decisión de “correrse”, hacia el centro, hacia la nada, hacia la derecha, hacia la socialdemocracia porque esto les permite tener una gran flexibilidad política, acomodarse a las circunstancias políticas nacionales e internacionales, estar con todos y con ningún a la vez, es decir, no asumir compromisos concretos y específicos con nadie, enarbolar las banderas políticas que mejor convenga a sus intereses, no impulsar la lucha por ningún cambio económico y político profundo, es decir, desde el punto de vista táctico se trata de estar “con todos” y con “ninguno”, a la vez, sino ir realizando una política de alianzas absolutamente pragmática, cínica y oportunista.

Esta actitud huidiza se expresa en la conocida frase, “estamos con las demandas de la sociedad” como si esta fuera una categoría abstracta y hueca, ignorando que la “sociedad” está formada por clases sociales diferentes y antagónicas, por individuos y grupos de carne y hueso, por obreros, campesinos y capitalistas, y no por representaciones formales, que integrarían la llamada “sociedad civil” a la cual conciben como una entelequia.

Esta conducta oscilante se manifestó ya la semana pasada en el Congreso de la ciudad de México en donde tanto el PRI como PRD apoyaron el presupuesto de egresos 2022 no obstante que adolecía de las mismas limitaciones que tenía el gasto federal, apoyado también para el mismo periodo, pero rechazado por el bloque de oposición. Los argumentos y las motivaciones que se manifestaron en San Lázaro ya no se reiteraron en Donceles, lo que entraña una contradicción profunda y el aviso de que se prepara un acercamiento político mayor con MORENA.

Las concepciones y las prácticas socialdemócratas en Europa están desde hace tiempo seriamente desprestigiadas pues los partidos que las sustentan y las llevan a cabo, respaldaron y respaldan las medidas de “shock”, las políticas de corte neoliberal, que se aplicaron contra los trabajadores que desplomaron el poder de compra de los salarios, el incremento de las utilidades de los monopolios industriales y comerciales, la aguda contaminación del medio ambiente por el empleo general de energías sucias y que llevaron a la quiebra financiera a varias naciones, entre ellas, Grecia. Ello originó un debilitamiento general de las organizaciones políticas de esta tendencia pues en los últimos años han avanzado los partidos socialcristianos, o neofascistas y en general las agrupaciones de la ultraderecha.

Las direcciones nacionales del PRI y del PRD, desesperadas por su situación interna catastrófica, no están conscientes de la crisis por la que transita la socialdemocracia europea y mundial y tratando de asirse a una definición y una práctica política que ha sido rechazada en forma categórica y permanente en los últimos años, sobre todo, porque está comprobado por la experiencia concreta y específica que dejar la economía al libre juego del mercado, es decir, de los grandes monopolios, sin una determinada intervención del estado en la economía, solo han producido hambre, miseria, quiebras financieras, desempleo, y un agravamiento del cambio climático. ¿Ellos quieren eso para México?

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