Por: Célula Martha Galindo

Como en todo el este de la ciudad de Tijuana, los obreros, asalariados y trabajadores a cuenta propia ven peligrar su patrimonio. En 1993, bajo la primera administración panista en Baja California, Inmobiliaria del Estado gestionaba la venta de terrenos de 8 x 20 mts2, sin servicios públicos, a un costo aproximado de 4 mil pesos por lote. Inmobiliaria fue la única dependencia responsable de la venta de terrenos en Morita y otras colonias aledañas.

Inmobiliaria –Indivi bajo los gobiernos de Morena y aliados– ha sido plenamente descubierta en una gran fraude inmobiliario, pues vendió terrenos sin ser propietaria, mismos que se encontraban en litigio. La estafa salpica no sólo a las administraciones panistas sino a las actuales. Ni gobierno del estado, ni Indivi, ni el Ejido Rojo Gómez –“legítimo propietario” por decisión legal– reconocen los títulos de quienes ya pagaron sus lotes hace años.

El Ejido Rojo Gómez, en un proceder similar al que sufren otros poblados populares, exige constante y aleatoriamente un alto pago por la tierra, a un costo incrementado por la especulación inmobiliaria, la urbanización y el acaparamiento capitalista del suelo en toda la ciudad y en particular en esta zona de la misma. Con cinismo, los propietarios privados alegan que “las casas son de los vecinos, pero los terrenos son del Rojo Gómez”.

Esta problemática se ha recrudecido en los últimos cinco años, cuatro bajo un gobierno morenista. La postura del gobierno del estado es: palabras y más palabras mientras dejan hacer y deshacer al Ejido. Los vecinos, organizados en un frente de posesionarios, exigen respeto para las personas de la tercera edad que ahí residen, quienes no deberían pagar por segunda vez lo que ha sido su propio patrimonio por décadas.

Es decir, exigen que en todo caso el gobierno de Baja California pague lo correspondiente al Ejido Rojo Gómez por haber usurpado el papel de legítimo propietario. Los colonos aseveran que cuentan con fuerzas para luchar, que están hartos de tantos abusos y quieren que propietarios y gobierno dejen de una buena vez en paz a los barrios que habitan. Sin embargo, este no es único problema que los asola.

La austeridad republicana ha evidenciado aún más las condiciones deplorables en que se encuentran barrios populares como La Morita, agravadas por fugas subterráneas de agua que nunca son reparadas. Además, el fraude continúa; ahora con las llamadas consejerías. Antes un colono podía ser formalmente consejero de colonia, y decidir el uso de ramos como el 33; con Morena, los funcionarios de alto nivel se han reservado para sí estas facultades.

Morena es el nuevo partido de Estado de la burguesía, como lo fue el PRI por décadas. En este partido los monopolios han logrado reunir, temporalmente, a explotadores y explotados, a los asaltantes y asaltados, a rufianes y víctimas. Esto no durará mucho tiempo, en todo el país el ánimo cada vez es más favorable para retomar la lucha popular. El camino es la organización autónoma de las capas populares en unidad con la clase obrera.